La llegada del buen tiempo tiene muchas cosas buenas, pero también nos trae algún que otro problemilla, sobre todo para nuestros pies. Después de muchos meses utilizando calzado cerrado como las botas o las zapatillas, nuestros pies se han acostumbrado a la comodidad de los calcetines, que nos protegen de las rozaduras y las ampollas que suele provocarnos el contacto directo entre el calzado y nuestra piel. Las ampollas suelen aparecer por la fricción de la piel contra el calzado, que provoca un aumento de la temperatura en la zona y la aparición de las molestas ampollas. Aunque esto puede pasar en cualquier época del año y con cualquier tipo de calzado, lo más común es que aparezcan en verano ya que no solemos llevar calcetines cuando usamos sandalias y porque con el calor es más probable que salgan.
La razón por la que te roza más el calzado en verano
El motivo principal de que el calzado de roce más en verano que en invierno es el calor. Por un lado, cuando hace mucho calor solemos recurrir al uso de sandalias para que nuestros pies respiren. La falta de calcetines hace que la piel del calzado roce directamente con nuestra piel y acabe causándonos ampollas. Pero es que además, cuanto más calor más nos va a rozar el calzado en general debido al sudor. Por otro lado, el hecho en sí de llevar sandalias hace que nuestro pie esté desprotegido y expuesto a factores externos que debilitan nuestra piel, haciendo que esté más sensible y, por lo tanto, más susceptible de sufrir daños.

Qué son las ampollas
Las ampollas son bultos llenos de líquido en la capa externa de la piel. Se forman debido al roce, calor o enfermedades de la piel. Son más comunes en las manos y los pies. Aunque lo más común es que se produzcan por la fricción entre el pie y el calzado, también pueden darse a causa de quemaduras, exceso de frío, eccemas, reacciones alérgicas e infecciones en la piel. Aunque generalmente se curan por sí solas, a veces pueden derivar en un problema grave si, por ejemplo, se infectan. Esto, además de causar mucho dolor puede causar también fiebre y otros problemas de salud. En este caso, necesitarás atención médica. También deberás pedir ayuda a un especialista si no identificas la causa y tienes muchas en una misma zona, o si tienes problemas de salud que puedan causar un problema.

Lo que no debes hacer con las ampollas
Aunque cuando piensas en una ampolla una de las primeras cosas que se te va a venir a la mente sea reventarla con la ayuda de algún objeto punzante, como una aguja o un alfiler, lo cierto es que no deberías hacer esto ya que la piel que recubre las ampollas está ahí para evitar posibles infecciones. El único caso en que puedes hacerlo es si observas que esta ha crecido mucho y parece que está a punto de reventar por sí sola. En ese caso, podrás drenarla con mucho cuidado de no causarte una infección. Para ello puedes desinfectar y esterilizar bien una aguja y pinchar sobre la película que recubre la ampolla, permitiendo que el líquido vaya saliendo. Una vez hayas drenado bien toda la vesícula aplica un antiséptico con una gasa sobre la superficie de la ampolla y mantenla bien limpia. Pero antes de que esto ocurra, hay una serie de trucos que puedes seguir para evitar que te salgan. Sigue leyendo para saber cuáles son.

Escoge el zapato correcto
Aunque parezca algo obvio, lo cierto es que no siempre llevamos nuestra talla de calzado de adecuada. Por ejemplo, a veces cuando no encontramos unos zapatos que nos han encantado en nuestra talla, optamos por comprar una mayor o menor si más o menos se nos ajusta. Por otro lado, a veces aunque nos compremos nuestro número correcto no tenemos en cuenta algunas cuestiones como el ancho del zapato. Tenemos que fijarnos en la horma porque si es demasiado estrecha nos hará daño seguro. La regla básica es que el calzado se ajuste correctamente al pie y que los dedos nunca lleguen al borde. Además, hay que tener en cuenta el material y el tipo de costura que llevan. Las pieles naturales y los materiales suaves tienen muchas menos probabilidades de hacernos daños que los materiales sintéticos, especialmente los plásticos, que casi con total seguridad nos van a provocar ampollas en los pies hagamos lo que hagamos

Mantén los pies bien hidratados
Una buena hidratación es imprescindible para garantizar la buena salud de nuestros pies, y una de las soluciones más efectivas que existe para evitar rozaduras. Esto se debe a que si tenemos la piel seca y castigada, esta se romperá con mayor facilidad que una piel en condiciones óptimas, por lo que es mucho más probable que aparezcan heridas, rozaduras y ampollas. Por eso, no es solo importante mantener bien hidratados los pies solo en verano, cuando suelen estar más a la vista, sino hacerlo de forma continuada y diaria durante todo el año para evitar, además, la aparición de durezas, callos y grietas que pueden llegar a ser muy dolorosas. Una de las mejores soluciones para los pies secos es poner cada noche crema en nuestros pies y cubrirlos con un calcetín para que absorban bien la crema, que siempre debe ser específica para esta zona del cuerpo.

Usa calcetines siempre que puedas
Aunque a veces debido a las altas temperaturas se nos hace casi imposible pensar en ponernos calcetines ya que solo queremos ir lo más frescos posibles, lo cierto es que son la única solución anti ampollas que siempre te va a funcionar al 100%, ya que la tela protege a nuestro pie e impide que la fricción directa de nuestra piel con el zapato nos cause algún tipo de herida. Aunque no siempre es posible llevarlos, si hay alguna sandalia que esté empezando a rozarte o ya lo haya hecho es mejor que pases un par de días con otro tipo de calzado y calcetines, para que nada te vuelva a rozar sobre la herida ya abierta y ésta pueda ir curando hasta que puedas volver a calzarte con normalidad.

Vaselina
Otra de las mejores maneras de prevenir las ampollas provocadas por el roce del calzado sobre la piel es aplicar una generosa cantidad de vaselina antes de ponerte los zapatos o sandalias que te suelan hacer daño e incidir sobre las zonas en las que más te rozan. De esta forma, además de mantener tu piel hidratada y menos sensible a heridas, creará una especie de capa o película que protegerá a tu piel del roce. Además, hay una serie de productos antirrozaduras que actúan como la vaselina y que están especialmente fabricados para proteger a tus pies del roce del calzado.

Fíjate en el material del calzado
Por último, uno de los puntos más importantes para evitar las ampollas es comprar un buen calzado y fijarte tanto en el material con el que está fabricado como el tipo de costura que lleva. Por ejemplo, unas sandalias de piel tendrán muchas menos probabilidades de hacerte daño y causarte heridas que un calzado hecho de plástico, que acabará destrozándote los pies. Por otro lado, unas costuras bien hechas estarán cosidas de tal forma que note rozarán tanto como unas de mala calidad y que estén mal hechas.
