viernes, 13 diciembre 2024

El cannabis medicinal llega a Andalucía

El tema del cannabis medicinal, tanto por su potencial para el sector sanitario como por lo que puede significar como negocio. Seguramente pensando en ambas cosas es que la junta de Andalucía ha permitido a Trichome Pharma abrir su primer invernadero para la siembra de cáñamo con este objetivo. El proyecto es realizado en conjunto con Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (Irnas).

Se trata de un espacio de unos 100 metros cuadrados donde se sembraran unas 20.000 plántulas mensuales. De momento las plantas, en ninguna parte del proceso, serán accesibles para el público, sino que estarán dedicadas exclusivamente para proyectos de Investigación y Desarrollo (I+D). Es una inversión inicial de la empresa española que apunta más a que se empiece a desarrollar el tema en el territorio ibérico, y apuntar porque se normalice en la conversación. 

Lo cierto es que en otros países como Estados Unidos y Países Bajos ya se ha demostrado que el cannabis es un negocio bastante lucrativo, tanto a nivel del sector sanitario como en su uso recreativo. Al mismo tiempo, dado que a pesar de lo normalizado que este se trata de un opiáceo psicotrópico se requieren una serie de normativas bastante delicadas. Si bien en España, y en la Comunidad Autónoma de Andalucía, hay leyes emplazadas no están pensadas necesariamente para un mercado real de la sustancia. 

La empresa por su lado no ha ocultado su emoción con respecto a este primer paso en la región, «estamos construyendo un ecosistema de innovación abierto en el que organismos públicos y empresas privadas puedan colaborar para contribuir al avance de la industria del cannabis en España», aseguró el fundador de Trichome Pharma, Nicholas Balk. 

LA LEGISLACIÓN ESPAÑOLA

En España el Cannabis se encuentra en un punto legal un tanto complejo. Por un lado, su siembra, en cantidades controladas, es legal, pero su venta para cualquier tipo de negocio es considerada un delito contra la salud pública. Así mismo el consumo en vía pública está penalizado con multas que van desde los 601 hasta 30.000

Esto deja la semilla en un lugar extraño. En teoría esta puede ser comprada y vendida sin demasiados problemas, sin embargo, si posteriormente la flor es vendida para consumo esto sería un acto ilegal. Es un punto intermedio que ha sido criticado no solo por algunos interesados en venderla, o consumirla, o los esperados partidos de izquierda sino incluso por ciudadanos.  

LA EXPERIENCIA DE OTROS PAÍSES CON EL CANNABIS LEGAL

Probablemente, los dos países con experiencias más conocidas en cuanto a la legalización es esta sustancia sean Estados Unidos, aunque en el país norteamericano depende de la región, y los Países Bajos. Sin embargo, en ambos casos se trata de una liberación bastante más limitada de lo que se asume. 

En Estados de E.E.U.U. como California y Nueva York se trata de tiendas que deben estar autorizadas con licencias especiales, parecidas aunque más exigentes que las de bebidas alcohólicas, en Florida, en cambio, es solo para uso medicinal y solo a pacientes que puedan mostrar una receta. 

En el caso de Países Bajos es aún más radical la restricción, reduciendo las ventas a las míticas ‘coffee shops’, habilitadas tanto para dispensar el producto como para que sea consumido en sus instalaciones, hay además una serie importante de restricciones en cuanto a su producción. Es decir, no es probable que ni en España ni en ningún lado se vea a los estancos vendiendo el cannabis. 

Es un buen ejemplo de lo que puede verse en el país en caso de que esto se extienda, aunque por supuesto ya hay sitios que venden el CBD, otro derivado del Cannabis distinto al THC que usualmente se vincula con el opiáceo. Pero directamente la posibilidad de ‘fumar’ o consumir el producto psicotrópico sigue siendo ilegal. 

UNA MEDIDA QUE SIGUE SIENDO CONTROVERSIAL

Si bien hay quienes argumentan algunos puntos a favor de esta medida, tanto por la reducción de crímenes violentos relacionados con su compra y venta como por la posibilidad de llevar esta droga a los impuestos. Sin embargo, tanto por la posibilidad de adicción como por temas morales, sigue habiendo duras críticas en algunos sectores por este tipo de medidas. Es en definitiva un tema profundamente controversial entre una parte importante de la población, por lo que no parece probable que se aborde y menos en año electoral.

Esto quiere decir que el cambio, si ocurre, no será demasiado rápido. Al mismo tiempo parece una opción demasiado lucrativa como para que el sector privado no se sienta atraído, en Estados Unidos generó 17.900 millones de dólares en 2020 y en 2025 el país norteamericano calcula que recaudará unos 100.000 en impuestos. Son números importantes aún con las restricciones actuales, por lo que tiene sentido que en España haya quien empiece a ver con suspicacia las restricciones actuales.


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