Iryo, Ouigo y Renfe reducirán las plazas en sus nuevas rutas 

El negocio ferroviario español está en pleno proceso de transformación. Lo que por mucho tiempo fue una industria monopolizada por una empresa estatal, se ha vuelto una competencia entre tres marcas, Ouigo, Iryo y la propia Renfe. Pero este proceso ocurre en medio de dos crisis: Los últimos latigazos de la pandemia y la inflación en toda Europa.

Eso ha llevado a las tres empresas a negociar con Adif, la encargada de manejar las vías de tren en el país, para poder disminuir la frecuencia de sus viajes. Iryo, la empresa fundada en España, pero manejada desde Italia, fue la primera que llegó a un acuerdo y ahora Ouigo y Renfe se suman a la misma petición. La negociación, que disminuiría las plazas en trenes del año que viene en un máximo de 36%, es un contraste interesante con las decisiones de abrir nuevas rutas y recuperar espacios abandonados.

Esta combinación de factores bien podría dejar algunas rutas peor atendidas que otras. Es un problema al que ya se enfrentan buena parte de los pueblos de España, pero que parece ineludible considerando los altos costes de funcionamiento que las ferroviarias tienen en el día a día. Sin embargo, no parece que esto detenga los planes de expansión de Ouigo e Iryo, aunque definitivamente reducirá las opciones en tren de los usuarios.

NO TODOS LOS DESTINOS SON IGUALES

Probablemente, el efecto más evidente de la nueva negociación es la disminución de los trenes que deben cubrir las rutas en dirección al sur. En especial, las rutas a Málaga, una de las grandes promesas de Ouigo e Iryo para el 2023, probablemente se vea bastante afectada, con algunos trayectos recibiendo reducciones de plazas de hasta un 40% en las rutas con dirección a la ciudad. 

Esto se hace mientras que destinos como Barcelona no reciben ninguna reducción. Si bien las ferroviarias asumen la necesidad de cortar sus rutas en tren, no todos los destinos son iguales, con los más turísticos viendo menores reducciones en los planes Iryo. Valencia, de hecho, crecería un 0.3% mientras que Alicante reducirá las opciones hasta un 89%. En total, la empresa ítalo-española reduciría su ocupación de las vías hasta un 18%.

Son decisiones que dejarían algunos destinos, que esperaban con atención la llegada de competidores importantes al Renfe. Lo cierto es que algunas de las rutas de la estatal han sido criticadas fuertemente por sus usuarios, y la estatal no tenía demasiados incentivos para mejorar el servicio al no existir más opciones.

UNA FACTURA COSTOSA

Lo cierto es que para Adif no es tan mala noticia el recorte de viajes, puesto que el costo del mantenimiento de las vías no ha parado de subir desde el inicio del año. En particular, el gasto eléctrico se ha disparado a causa de la interminable crisis en Ucrania y el desgaste normal de las vías es naturalmente mayor mientras más trenes las atraviesan. Aliviar los gastos de las operadoras es, por tanto, también una forma de disminuir sus costes.

Es probablemente el motivo por el cual, aunque se han visto dispuestos a negociar la disminución de la frecuencia de los viajes, no se han mostrado dispuestos a presentar otros incentivos. La empresa encargada de administrar las vías españolas se ha negado a revisar las bonificaciones que le ofrecen a las ferroviarias por aumentar el tráfico de trenes. Es una señal bastante clara de la situación tan complicada que atraviesa la industria, justo en un año que tenía todo para ser su gran explosión.

RECUPERAR EL ESPACIO PERDIDO EN 3 AÑOS

A cambio de este nuevo arreglo que permite a las empresas subir o bajar su oferta de plazas y viajes durante los próximos años, las empresas deben haber recuperado los niveles prometidos para el próximo año en 2026. Es una apuesta de Adif a largo plazo, que, sin embargo, debería alcanzar para que las empresas puedan recuperarse de una crisis de esta magnitud iniciada en un momento clave de la transformación ferroviaria en el país.

Lo más probable es que a pesar de este contratiempo sigamos viendo un crecimiento importante de la industria de los trenes en España, y Europa, durante los próximos años. Después de todo, los números han señalado que al haber más opciones los precios han bajado y más personas usan los servicios de este tipo. 

De allí que no sea tan difícil asumir que los trenes recuperarán sus metas una vez pasada esta crisis de costos. De hecho, aún en la crisis es bastante fácil asumir que el transporte ferroviario gane terreno a las aerolíneas y los autobuses. Después de todo es más barato que las primeras y considerablemente más rápido que los segundos. Aun así, para que la nueva versión de la industria ferroviaria española sobreviva, tendrá que pasar por una tormenta que aún no tiene un final evidente.

Ernesto Rodriguez
Ernesto Rodriguez
Periodista, entrevistador e investigador de oficio. Amante del cine, la música y Political Junkie. Escribo de empresas de transporte, cultura y sanidad