Desde hace unos años, la tendencia de beber tés con el fin de beneficiar la salud, purificar o adelgazar el cuerpo, está creciendo a pasos agigantados. En la actualidad, hay una gran variedad de 20.000 tés por todo el mundo. Son tantos que resultaría difícil que una persona los consumiera todos (los más conocidos son té negro, té blanco o té rojo).
Los diferentes tipos provienen solo de una planta, siendo su nombre científico Camellia Sinendis. El té tiene un sabor diferente según la zona de donde viene. No todos los lugares son iguales, cada uno tiene un clima, un suelo y un agua diferente. Las estaciones del año también varían el sabor del té en el mismo lugar. Para que te puedas cuidar, te vamos a listar cuáles son los beneficios de cada uno de ellos. ¡Toma nota!
Propiedades del té blanco: menos cafeína que el té negro
Cuando se toma una taza de té blanco se espera que la bebida tenga este color. El tono de este té es el más claro de todos, por ello, se le llama de esta forma. Para poder recolectarlo se eligen las hojas y brotes más tiernos.
Cierto es que el té es muy sano para la salud, pero cada variedad posee variedades propias que le hacen único. Este té posee muchos antioxidantes. Aunque las hojas se machacan, pasan a cortar la oxidación con calor.
Sus antioxidantes neutralizan los radicales libres y ayudan al rejuvenecimiento. Es muy diurético y son capaces de subir las defensas del sistema inmunológico. Mejora la circulación y ayuda a relajar. Tiene muy poca cafeína.
El té más consumido en los último años: té verde
Tiene muchas propiedades curativas. Sus hojas son más desarrolladas que las del té blanco y tiene mayor oxidación por esta razón.
Su color es más intenso y su sabor es más fuerte, recordando ciertos aspectos florales.
Ayuda a bajar el colesterol y los triglicéridos. Inhibe el apetito y esto ayuda a bajar de peso. Es un gran energizante, pues posee más cafeína que el té negro. Relaja el sistema nervioso. Previene la caída del pelo y desinflama la próstata. Es rico en clorofila y conserva la mayoría de nutrientes. Calma las alergias y evita que salgan las temidas estrías. Como se puede apreciar, posee beneficios tanto para hombres como para mujeres.
Té azul
El té azul se llama así por el tono de sus hojas y después de haber pasado por la oxidación y secado. Es el té de Taiwan y China. Su sabor es bastante fuerte y posee una gama muy amplia.
Hay variedades de té oloong que tienen sabor frutal, a leche, a hierba, astringente y almendras.
Son mayores sus propiedades digestivas y es capaz de desintoxicar el hígado. Elimina los radicales libres y es un buen diurético. Cuando se toman un par de tazas al día se consigue orinar mucho. Ayuda contra el cáncer y posee propiedades antimutagénicas.
Beneficios del té negro para la salud
Tiene casi la misma cafeína que el propio café. Es un gran energizante y su oxidación trae consigo mucho flúor (ayuda con la dentadura).
Ataca a la diarrea y es capaz de regular el flujo del estómago por su alto contenido en taninos. Después de comer es esencial tomarse este tipo de té negro, sobre todo en invierno.
Ayuda con la sensación de saciedad. El color de la bebida no es negro, pero sí lo son sus hojas secas. El aroma es fuerte y su sabor es un poco amargo.
Té pu erh
Es un tipo de té rojo y es el único tipo que fermenta. Después de secarse, es comprimido y envuelto en empaques que permiten su ventilación.
Ayuda a bajar de peso y es beneficioso cuando se tiene el hígado graso. Muchas son las dietas elaboradas que tienen el té rojo en su menú.
Se le atribuyen propiedades anticancerígenas. Es un gran energizante, gracias a su cafeína, pero también es relajante. Limpia los riñones y contiene taninos (hace de la digestión algo fácil).
Té de menta
El té de menta no es un té como tal, pero sí una infusión que posee muchas propiedades para la salud del organismo.
Entre sus ingredientes destacan los flavonoides antioxidantes. El aceite de menta alivia los síntomas del intestino irritable.
Combate la infección y previene el cáncer. Se toman en infusión y todo el mundo lo conoce por ser un remedio digestivo que no posee cafeína. Su aroma es de lo más destacado. Cuando se quiere tomar un té con cafeína, lo mejor es apostar por el té negro.
Té de hibisco
Contiene muchos minerales y vitamina C (es antioxidante). Controla la presión en la sangre y baja el colesterol LDL.
Puede llegar a prevenir enfermedades cardíacas y cancerosas. Hace frente a infecciones bacterianas provocadas por E.Coli (salmonellas y demás infecciones). Para beberlo, hay que coger los pétalos de la flor y preparar una infusión con ellos. Para que derrame todos los beneficios al agua hay que preparar esta bien caliente.
No es difícil conseguir este tipo de infusión, pues en cualquier centro especializado hay una gran variedad digna de ser probada.
Té de manzanilla
Hay que destacar sus dos ingredientes principales: terpenoides y flavonoides.
Es capaz de controlar el azúcar en la sangre, calmar la ansiedad, bajar el colesterol, aliviar las inflamaciones… Combate de forma óptima la infección y previene de las cardiopatías.
Para tomarla hay que escoger unas flores de camomila y más tarde hacer una infusión caliente. No tiene cafeína, por lo tanto, tomar un vaso de té de manzanilla antes de dormir será beneficioso para conciliar el sueño. El antagonista para no tomar antes de ir a la cama sería el té negro o rojo, pues estos dos poseen mucha cafeína y activan al organismo.
Para sacar provecho de todas las propiedades del té, no hay que usar leche. La caseína es capaz de bajar el beneficio para el corazón. No se debe de usar la nata, aunque sea desnatada. Los ácidos grasos trans dotan de una textura cremosa y suben los niveles de colesterol malo LDL.
La Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE), considera que los embutidos han mejorado mucho en los últimos años a nivel de contenido graso. Gracias a la genética y a una alimentación más cuidada de los animales, el material de relleno tiene menos grasa dañina. Además, hoy en día se incluye en la mezcla grasa vegetal.
Unas lentejas sin morcilla, no son lentejas, o eso es lo que opinaría cualquier madre. Existe una gran variedad de morcillas, dependiendo de la receta y de la tradición del lugar donde se fabrique. Eso implica que cada morcilla tiene un valor energético y un porcentaje de grasa diferente, dependiendo de su elaboración.
¿Qué niño no ha salido al patio alguna vez con un bocadillo de salchichón en la mano? Se trata de uno de los embutidos más comunes. Muy popular entre las familias por su precio y su sabor. Es elaborado con picadillo de carne, tocino, sal y especias. Su valor calórico es de 454 calorías por cada 100 gramos.
Si no se puede hacer unas lentejas sin morcilla, sin chorizo aún menos. Este es uno de los embutidos más destacados de nuestro país. Forma parte de nuestra identidad cultural, como le sucede al jamón, a la tortilla de patatas o al salmorejo. Su receta consiste en un picadillo de carne, tocino y especias que se embuten para su secado al aire libre.
Importado desde Italia, este embutido se hizo un hueco en nuestra dieta hasta el punto de ser indispensable. Elaborado con pasta de carne, grasa y especias, se sirve habitualmente en lonchas. Con el tiempo se han dado a conocer gran cantidad de recetas que culminan su elaboración con algún añadido: Aceitunas, frutos secos, hierbas aromáticas… Hay todo un surtido a nuestra disposición en los supermercados.
