Xavier Verdaguer, de engañar a sus inversores a triunfar en Silicon Valley

Xavier Verdaguer es uno de los emprendedores españoles y catalanes con más proyección nacional e internacional. La mayoría le conoce por haberse atrevido a ser de los primeros en trasladarse a Silicon Valley y fundar en la Meca de la tecnología Innovalley, una empresa de ropa inteligente. Fue en 2010, cuando todavía no se había creado la categoría de los ‘wearables’ como tal ni a nadie se le había ocurrido que lo ponible y lo techie podrían hacer un buen maridaje. Las cámaras del programa de TVE Españoles en el mundo dieron fe de ello.

A mediados de 2011 Verdaguer ponía en marcha Imagine Creativity Center, una iniciativa para “generar ideas que cambien el mundo… y cambien las vidas de la gente” que ha organizado varias convocatorias y hackatones en Japón, África, Latinoamérica, EE.UU, Europa y España. Además, Xavier es cofundador de la aceleradora Conector e inversor en la firma de capital riesgo Lanta Capital y una cara visible en muchas conferencias y congresos sobre emprendedores. Toda esa trayectoria le ha hecho ser reconocido por diferentes organismos que le han otorgado algunos premios, como el de mejor emprendedor que le dio Barcelona Activa en marzo de 2007.

Hace una década, cuando en España apenas se hablaba de emprendedores o startups -y por ‘rondas’ solo se entendía pagar unas cañas o unas copas- Xavier ya contaba sus peripecias en el ecosistema en su blog personal. En su bitácora, puesta en marcha a mediados de 2006, el fundador relataba sus viajes, insistía en la falta de relevancia que se le daba a la figura del emprendedor en nuestro país, contaba sus proezas deportivas y enumeraba sus avances con TMT Factory, una pionera en cartelería digital que había fundado a finales de los noventa. La empresa estaba teniendo una expansión increíble y obteniendo contratos allende los mares. Todo ello había seducido a una firma de capital riesgo llamada Sequoia PWM que en noviembre de 2008 entraría en su capital aportando más de 7 millones de euros. Sin duda, un buen pellizco para la época que quedaría pertinentemente documentado en el blog.

Según explicaba el propio empresario, la operación de inversión había sido “compleja” y había transcurrido un año y medio desde que se había iniciado el proceso. Por el camino habían quedado “larguísimas sesiones de due diligence” en las Xavier se había visto obligado a “demostrar el valor de TMT”, que en aquel momento quedó establecido en la cifra nada despreciable de 19,5 millones de euros.

Ha sido reconocido por diferentes organismos que le han otorgado algunos premios, como el de mejor emprendedor que le dio Barcelona Activa en marzo de 2007.

Mientras, a Verdaguer no paraban de darle reconocimientos. A finales de 2008 le incluían en el libro Personajes de Cataluña 2009 compartiendo protagonismo con Ferran Adriá, Carme Chacón, Joan Laporta o Luis de Olmo. “No creo para nada que sea un personaje relevante, pero quizá sirva mi figura de ejemplo del prototipo de emprendedor catalán que persigue sueños trabajando duro con humildad y honestidad”, comentaba Verdaguer entonces en un post. No era la primera vez que Verdaguer se etiquetaba con esa humildad que en este artículo destacaba con mayúsculas. “Vengo de una familia humilde, soy humilde y espero tener hijos algún día para poderles transmitir la misma humildad que yo he bebido. Mis padres me inculcaron el amor por el trabajo y quiero pensar que lo hago bien”, había escrito unos meses atrás.

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En el ocaso de 2008 la entrada de Sequoia había implicado algunos cambios para TMT Factory, sobre todo en la parte financiera. La startup que Verdaguer había estado dirigiendo durante una década tuvo que empezar a rendir cuentas. Entonces fue cuando muchas cosas empezaron a hacer aguas y se descubrió que algo olía a podrido dentro de la firma. Los números de aquel due dilligence tan sacrificado que se había presentado al fondo como condición para su apoyo económico no cuadraban para nada.

“Se fue descubriendo todo. Era una cosa increíble. Había contabilizadas operaciones con beneficios que en realidad eran pérdidas, falsos contratos y un montón de cosas falseadas, todo para conseguir que entrara un nuevo inversor”, explica una fuente cercana a la compañía en aquella época que prefiere mantener el anonimato. “Ahí conocí la verdadera personalidad de Xavier Verdaguer. Acababa creyéndose sus propias mentiras, mentía en todo”, añade.

Nuestro confidente asegura que “el engaño” se llevaba labrando bastante tiempo e indica que lo más grave fue que “este personaje con un ego enorme” supuestamente había incitado a los anteriores inversores a crear facturas falsas. “Los accionistas anteriores hicieron facturas de este tipo y no sabían nada, se pensaban que eran para los bancos. No sabían que en realidad su fin consistía en hinchar la contabilidad, para que tuviera mejor imagen. No conocían la verdad y simplemente se habían tragado que era para ayudar a una compañía que estaba creciendo”, afirma.

Preguntamos a nuestra primera fuente por qué se ha puesto en contacto con nosotros  si tiene algo personal contra el fundador de Innovalley. Nos lo niega. Simplemente, cree que es una cuestión de justicia. “Me molesta que haya gente que hace el mal y se vaya de rositas. Nos estamos encontrando con una generación de listillos que son comerciales extraordinarios y que ellos mismos se creen sus propias películas. Se aprovechan de la gente confiada, la gente buena que se cree las cosas y lo ven como una oportunidad para ganar dinero. Utilizan la confianza y las expectativas, son gente inteligente que sabe engañar muy bien, muy buenos comerciales”.

Otra fuente del sector digital muy implicada en la operación corrobora la versión de la primera y habla de que Verdaguer iba asegurando que su previsión era de hacer 6 millones de euros de ingresos. “La facturación de TMT supuestamente era de 2 o 3 millones de euros anuales que acabaron siendo 4 millones de pérdidas potenciales. Todos los clientes que tenían en cartera se cayeron automáticamente. Se encontraron facturas falsas por todas partes que habían hinchado el valor de la compañía. Había unas infraestructuras increíblemente caras con oficinas en lugares como la Torre Mapfre de Barcelona cuyo alquiler costaba unos 20.000 euros”, subraya nuestro segundo confidente. Otra de las triquiñuelas que Xavier había llevado a cabo, según él, fue mostrar supuestos contratos con ayuntamientos y administraciones que en realidad solo eran papel mojado. No había nada de eso, no eran contratos serios, simplemente “se trataba de cartas de intenciones”.

En aquel momento desde Sequoia Partners no tuvieron más remedio que encargar una ‘auditoría’ y sus peores temores se confirmaron. Les dijeron que TMT “apenas valía nada, que Xavier Verdaguer había levantado muchos contactos pero que todo era un pufo”. La firma se había equivocado de lleno en la estimación, porque todo el producto de Verdaguer “estaba en la primera fase de desarrollo y muchos productos solo eran ideas”.

Sequoia Partners no tuvo más remedio que encargar una ‘auditoría’ y sus peores temores se confirmaron. Les dijeron que TMT “apenas valía nada

Nuestra segunda fuente define al emprendedor catalán como “un soñador” y alguien diametralmente opuesto a lo que puede considerarse como una persona humilde. “Cada día venía con un nuevo producto a diseñar. Era un gran vividor, que se gastaba todo, vivía con un buen coche y hacía gastos disparatados. Siempre tenía que alardear de tener las mejores oficinas. Es de ese tipo de emprendedores que mueven la rueda, que cogen una compañía, la hinchan, la hacen gorda, se gastan todo el dinero de los inversores pero luego van a buscar a otros para que pongan más dinero”. Aún así, la fuente entiende que los inversores caigan rendidos a sus pies una y otra vez por el carisma que derrocha. “Es un encantador de serpientes, es un tío único en el mundo. Es alguien que te dice cuatro palabras y ya te convence. Te hace babear rápidamente con cualquier cosa que te quiera vender”.

El incidente de Berlín

A principios de diciembre, un mes después de la entrada de Sequoia en la sociedad y una semana después de abrir una nueva oficina en Madrid, Xavier Verdaguer sufría un “pequeño contratiempo”, según lo calificaba él. Durante un viaje a Berlín, el emprendedor catalán se desvanecía tras comer en un restaurante y despertaba 4 horas después en un hospital de la capital alemana con parte del cuerpo paralizado y sin sentir las piernas. El fundador de TMT Factory explicaría más adelante que había tenido un derrame cerebral, algo que le llevaría a semanas de pruebas en Barcelona.

Lejos de permanecer estos meses en reposo, las ‘proezas’ físicas del fundador se incrementaron durante esta temporada. Justo un mes después del incidente, Verdaguer aprovechó para escalar el Kilimanjaro en un viaje por África. El 7 de enero de 2009 el consejero delegado de TMT Factory, Xavier Verdaguer coronaba la cima de la montaña más alta del continente, con 5.895 metros de altitud, tras cuatro días de expedición. Una altura que quizás no fuera la más recomendable y una presión probablemente poco adecuada para alguien que acababa de sufrir un problema de salud tan serio. El superhombre Verdaguer no se detuvo ahí y empezó a correr 20 kilómetros para prepararse para el Maratón de Nueva York.

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Xavier Verdaguer en el Kilimanjaro. Fuente: www.xavierverdaguer.com

“Hubo un momento que cayó por su propio peso. No pudo negar que le habían pillado y que su película no se aguantaba por ningún sitio. Entonces dijo que se había ido a Alemania y lo del derrame. Acudió a una enfermedad para escurrir el bulto, es lo típico”, señala nuestra primera fuente. Aunque le comentamos que Xavier Verdaguer sí estuvo hospitalizado no nos lo niega, pero piensa que se exageró algo que no era para tanto. “Estoy convencido de que se lo inventó cuando se vio acorralado”, sentencia. Nuestra segunda fuente también opina igual. Asevera que Verdaguer es ese tipo de persona capaz de “inventarse algo así para despistarnos y largarse. Convirtió un mareo en un derrame cerebral, porque es un gran inventor.”.

Merca2 ha podido tener acceso al documento que destapó las irregularidades en el Q1 de 2009. Elaborado por Deloitte, este nuevo due diligence financiero que incluso sugería la realización de un due diligence legal hablaba de «existencia de numerosas transacciones históricas entre TMT e Integra con limitada información soporte justificativa de las mismas», así como «falta de claridad en los objetivos y los roles» de cada una de las sociedades. El documento poco tiene ver con las estimaciones que había hecho Verdaguer a sus nuevos inversores. La compañía tenía «una falta de planificación y control económico-financiero», «falta de soporte y justificación en numerosas transacciones históricas y explicaciones razonables para argumentar las evoluciones de partidas» y «una irregularidad de la cifra de ingresos». A ello se sumaba «incertidumbre acerca de la propiedad y el derecho de uso de los productos que el grupo comercializa», un «desconocimiento que la localización exacta de los activos que generan valor al grupo» y una estructura de costes exagerada incrementada por encima de la cifra de negocios «llevando al grupo a registrar unas pérdidas cada vez mayores». 

Tras disponerse de este escrito, las cosas se habían puesto muy feas y el emprendedor se vio contra la espada y la pared. Cuando la firma de capital riesgo descubrió el pastel tenían dos opciones: demandarle o bien reducir su participación hasta el mínimo y llegar a un acuerdo con él. Le pidieron que devolviera el dinero, pero se negó. Argumentaba que había una parte para su madre (un millón de euros) que no se tenía que tocar y que él se reduciría lo que hacía falta. “Es cierto que se diluyó y entonces se quedó con un 5%, pero más adelante se descubrió que en realidad era todo una excusa y un pufo”, apostilla la fuente. “Xavier Verdaguer no representaba a su madre y en realidad usó ese millón para irse a EE.UU, crear una compañía en Silicon Valley y engañar a más gente. Lo único que sabe hacer es vender humo, humo y humo y hacer el paripé de que levanta dinero en todos los países y da speeches en todas partes”.

Verdaguer abandonó TMT en marzo de 2009, tras llegar a un acuerdo con la firma de capital riesgo. En su blog comunicaba la noticia, aunque lo hacía a su manera. En ningún momento se refería a que la causa era el fraude contable que Sequoia había destapado y a las prácticas deshonestas que habían salido a la luz. Señalaba que su adiós a la dirección general y al día de la empresa se debía fundamentalmente a motivos de salud. “No me queda más remedio que hacer caso a los médicos y me tomaré un tiempo para que me hagan todas las pruebas y apaños para que no vuelva a tener un susto como el de Berlín. Simplemente será un pase por el taller y espero que en poco tiempo me dejarán listo para poder pasar la ITV”, explicaba. Además, también aludía a “la salud de la empresa”. Verdaguer comentaba que el “ambicioso plan de crecimiento de TMT” requería de una dirección mucho más “orientada al negocio”.

Justo después de salir de dirección de la empresa que había fundado, el emprendedor catalán compartía una foto con la cabeza rapada por haberse sometido a una supuesta operación a causa de su derrame cerebral y desde entonces aparentemente no tuvo ninguna secuela más. “Feliz y libre. Libre cual pajarillo”, se definía, mostrando sus intenciones de coger un Boeing 747 en algún momento para hacer de Silicon Valley su patria chica.

Sin embargo, TMT no se curó tan rápido. Tardó mucho en recuperarse. Nada menos que ocho años. Después de los 7 millones invertidos Sequoia aportó otro millón más para reflotar la organización. Afortunadamente parece que hoy ha superado el break even y es una compañía rentable. Actualmente factura 3 millones de euros con un EBITDA positivo en torno a los 450.000 euros el año pasado. Para ello la empresa ha tenido que reconducir el core business y apretarse el cinturón. De 52 personas que fueron en su momento hubo una reestructuración de plantilla que la dejó en tan solo 11. Con el tiempo han vuelto a crecer hasta los 33 empleados.

El hoy gurú prometió antes de abandonar su puesto que una vez “solucionado mi problema” se pondría a disposición de la startup que había montado hacía 11 años para “cualquier cosa que se necesite de mí”. Pero parece que eso tampoco es cierto.  “Nunca ha ido a una ampliación, nunca ha ido a ningún consejo, ni ha hecho nada por TMT desde entonces. Lo único que sabe hacer es ir de foro en foro presumiendo de que es el fundador del TMT”, concluye.

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