Pablo Motos es mundialmente conocido por su programa El Hormiguero de Antena 3. Pero muchos no recuerdan que el programa empezó en Cuatro. Y tampoco se acuerdan del pasado de este presentador. Porque, como cualquier persona, también él tiene uno y a veces gira de tal manera que, cuando el futuro se ve de una forma, se transforma.
Algo así le ocurrió a Pablo Motos, que con sus 53 años (en agosto, 54), ha pasado por varios trabajos, y por varias etapas de su vida, que lo han ido forjando. Pero, si quieres saber más de cómo llegó a la televisión y qué hizo antes de El Hormiguero, entonces lee nuestro recopilatorio porque vas a conocer datos que antes no sabías.
Los primeros años de Pablo Motos
Pablo Motos nació en Requena, Valencia. Sus padres eran
muy humildes. De hecho, su padre trabajaban en varios trabajos: por
la mañana, como cocinero; por la tarde, en la fundición. Y los
fines de semana se encargaba de vender revistas de ganchillo donde,
según se dice, se llevaba a su hijo para que su carita enterneciera
a los posibles compradores y que finalmente le compraran algo.
Sin embargo, salvo en esos momentos que tenía que ser el «hijo bueno», lo cierto es que de bueno no tenía nada. Pablo Motos era un gamberro desde pequeño y por eso solía estar más en casa castigado que fuera jugando con sus amigos.
Hasta el punto de que él mismo fue el artífice de algunas gamberradas, como por ejemplo robar en casas para después venderlas en el mercado. De hecho, estuvo a punto de ser detenido. Afortunadamente cambió.
Los primeros trabajos de Pablo Motos
Si bien Pablo Motos fue un torbellino de pequeño y adolescente,
llegando a incendiar su casa dos veces, tirando el televisor para que
compraran otro más moderno, o yendo a robar, lo cierto es que
también hacía otras cosas.
En su época adolescente le encantaba tocar la guitarra. Había aprendido de un gitano del pueblo que le había enseñado y los fines de semana se pasaba horas y horas tocando la guitarra en las juergas flamencas que había cerca de donde vivía. Hasta daba clases a otros chicos de su edad.
Cuando uno de sus amigos de pillerías falleció, su vida dio un vuelco de 180 grados y decidió encauzarse y no ser más ese gamberro que había sido. Y la música fue una forma de salvación para él ya que no solo se convirtió en su trabajo, sino que fue más allá.
Pablo Motos como Dj
Ya sabemos que uno de los primeros trabajos de Pablo Motos fue
como profesor de guitarra para algunos niños. Pero tras la muerte de
su amigo el Tani, se centró en la música y consiguió trabajo como
profesor en la Escuela Americana.
Este trabajo lo compaginaba con el de disc jockey en la discoteca de Requena, donde el trabajo se le daba tan bien, que el propio equipo del local contrataron una hora de radio en la emisora del pueblo, Radio Requena, para que Pablo Motos la llevara en marcha.
Y es que, era tal la forma en que se comunicaba con un micrófono delante que vieron potencial para promocionar la discoteca, y, de paso, para que la vida de ese Dj subiera como la espuma.
De electricista a locutor de radio
Los estudios de Pablo Motos no son, ni mucho menos, relacionados con los medios de comunicación. Su vocación, y a lo que iba a dedicarse, era a ser electricista. Estudio la formación profesional de electricidad.
Pero todo eso quedó a un segundo plano en el momento en que vio
que podía ganarse la vida con la radio. Y aunque era poco tiempo lo
que tenía para comunicarse con los oyentes, supo aprovechar bastante
bien los 60 minutos que tenía en la radio.
Por supuesto, poco a poco la cosa comenzó a cambiar y lo que era una radio de pueblo, fue convirtiéndose en más. De hecho, su persistencia hizo que le dejaran una hora de radio a la semana. Y, como no tenía formación, ni léxico, para parecerse a periodistas de alto nombre, como Luis del Olmo, Iñaki Gabilondo, etc., siempre tenía a mano un diccionario para tratar de ser más culto.
Los primeros trabajos en la radio
Sin ningún tipo de contacto con los medios de comunicación, y
sin saber nada de ese mundillo, la radio le enamoró al punto de
ponerse a aprender todo lo que necesitaba para ser tan bueno como
algunos periodistas.
Y lo hizo tan bien, que con 19 años ya era el director de Radio Requena. El problema, como en muchos trabajos, es que no le pagaban la Seguridad Social, y trabajar lo hacía, pero en B y sin ningún seguro. Por eso, su padre decidió buscarle un trabajo que de verdad fuera serio. Y lo hizo como limpiacristales.
Así, por las mañanas se ocupaba de la radio; y por la tarde, enfrascado en un mono azul, sacaba brillo a los cristales. No es que hiciera mal su segundo trabajo, sino que su forma de llevar la radio comenzó a llamar la atención y pronto recibió la llamada de la radio de Utiel, donde, por más dinero, podía seguir dedicándose a lo que le gustaba: la radio.
No se lo pensó mucho para aceptar. El problema es que no era todo tan bonito como se lo habían pintado y, después de ver que lo querían por los clientes que él había conseguido, dejó el trabajo en busca de uno mejor.
Pablo Motos en Onda Cero
Con su perseverancia, y la experiencia que tenía en la radio, comenzó a tocar en las puertas de las distintas emisoras. Su primera entrevista fue en Onda Cero. Y no hubo ni segunda ni tercera, fue llegar y besar el santo.
Después de una breve entrevista, Pablo Motos obtuvo un puesto de
trabajo. No es que le pagaran bien, porque le ofrecían la mitad de
lo que ganaba en las primeras radios, pero no dudó y aceptó ese
puesto.
Su objetivo era convertirse en uno de los mejores profesionales de la radio. Por eso, además de trabajar, por las noches estudiaba hasta las cinco de la mañana para después conducir el programa donde trabajaba a primera hora. Como además se quedaba a dormir en la emisora, con un colchón y una manta, lo apodaban «el de la manta», porque solo se veía de él eso.
Eso sí, el trabajo duro dio sus fritos cuando Julia Otero, que trabajaba con su programa Las tardes de Julia, se fijó en ese muchacho. Tanto es así que, de su mano, hizo que pudiera llegar aún más lejos.
No somos nadie
Poco a poco, Pablo Motos salió de la radio para dedicarse a otros
trabajos como guionista (en El club de la comedia), obras de teatro,
programas como La noche de Fuentes, etc.
A pesar de ellos, quería volver a la radio, y su oportunidad se le presentó cuando Gomaespuma dejaba un hueco en M-80 Radio y la Ser. A Pablo le ofrecieron rellenar ese espacio de las mañanas y lo hizo con un programa: No somos nadie.
No somos nadie era un programa de humor, la base para El Hormiguero. De hecho, ahí trabajaban muchos de los que ahora ves en el programa de Antena 3: Juan y Damián (Trancas y Barrancas), Marron, Flipy, Jandros,…
Y entonces llegó El Hormiguero
Al principio, Pablo Motos tenía miedo de que el programa no funcionara. Pero tras las audiencias que se empezaron a dar, que superaron cualquier expectativa, el miedo dio paso al éxito y a asegurarse de que iba a tener una posición en parrilla año tras año. Al menos, hasta que Cuatro llamó a su puerta.
Fue en septiembre de 2006 cuando Pablo Motos se enfrentó por primera vez a la televisión. Para él era algo completamente desconocido, pero creía en sus habilidades y capacidades, y pensó que su forma de ver los programas era lo que necesitaba: entretener a los espectadores.
Pero, además, hizo una cosa novedosa: enseñar. Los trucos de magia, las entrevistas, los experimentos… Todo estaba enfocado en que los espectadores pudieran aprender cosas nuevas. Y a pesar de que había reticencias a ello, lo cierto es que no pudieron con los datos que daba el programa.
Por eso, hoy día, es uno de los más vistos en la franja horaria en donde está alojado.