En los últimos años, la estrategia de Bimbo no ha tenido un rumbo fijo. Motivo por el cual no ha conseguido frenar sus continuados números rojos ni evitar el último Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afecta a 290 empleados. Detrás de estos números se esconde una serie de decisiones contradictorias en cuanto a compras en el mercado del pan que le han pasado factura.
En 2015, Bimbo compró Panrico por 190 millones de euros, aunque la operación no se hizo efectiva hasta el año siguiente al necesitar el visto bueno de Competencia. Bimbo se vio obligada a vender la división de pan molde de Panrico ya que el grupo mexicano contaba con sus propias marcas de este producto. Así, se vendió a Adam Foods (propietaria de Cuétara) las marcas de la división de pan.
Con la compra de Panrico, Bimbo añadió a su portafolio marcas tan reconocidas como Bollycao, Donettes, Donuts, Eidetesa y La Bella Easo. La empresa se centró en ellas, dejando a un lado el mercado del pan. Llegó a innovar abriendo tiendas de Donuts como la ubicada en el centro comercial Príncipe Pío (Madrid).
Sin embargo, la decisión de compra de Panrico no salió del todo bien. El grupo mexicano, a través de Bimbo Donuts Iberia, cerró la semana pasada un ERE que afecta a 290 trabajadores para reorganizar su red comercial en España y adaptarla a la demanda actual del mercado. La caída del mercado de pan y pastelería lastrado por el auge de la marca blanca es uno de los motivos. Cabe recordar que Panrico, cuando fue comprada por esta, ya vivía una crisis por motivos parecidos.
Tras anunciar el ERE en octubre la compañía acordó la compra de la factoría y el negocio de pan de molde de Paterna (Valencia) a Cerealto Siro Foods, pasando Bimbo de esta forma a ser interproveedor de Mercadona. De nuevo, la compañía se mete de lleno en la estrategia por liderar el sector del pan, aunque la operación está sujeta de nuevo al visto bueno de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Esta vez, la decisión tiene más sentido gracias a la posición de privilegio de ser proveedor de la marca Hacendado de Mercadona. Compra que encaja con su misión para 2020, consistente en “transformar la industria de la panificación y expandir nuestro liderazgo global para servir mejor a los consumidores”, según se desprende de la auditoria de sus cuentas depositadas en el Registro Mercantil.
Es más, Bimbo ha actualizado su Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE) pasando de la Fabricación de galletas y productos de panadería y pastelería de larga duración (1072) a Fabricación de pan y de productos frescos de panadería y pastelería (1071).
La CNAE es un sistema de numeración que tiene por finalidad agrupar y clasificar todas las unidades productoras según la actividad económica que desarrollan. No implica cambios fiscales, pero si en el modelo de negocio y en la forma de trabajar de la empresa. En el caso de Bimbo, “se debe a un cambio en su producto mayoritario al que se le da mayor amplitud”, explican expertos consultados por este medio.
FUSIÓN DE LA FACTURACIÓN
En medio de las idas y venidas en el plan estratégico, en 2018 Bimbo traspasó su facturación a Bimbo Donuts Iberia por “la notable disminución de las partidas de balance y cuentas de explotación”, según su auditoría. Asimismo, se produjo una unificación de las condiciones comerciales.
La facturación de Bimbo Donuts Iberia alcanzó los 365 millones de euros en 2018, un 96,6% más que en el ejercicio anterior, derivado de la fusión de ambas sociedades, según las cuentas del Registro Mercantil recogidas por Insight View. Por otro lado, la compañía registró 43,3 millones de euros de pérdidas debido principalmente a deterioros registrados en las participadas por importe de 16,9 millones de euros y costes de reestructuración habidos en el ejercicio.
Por su parte, los números rojos de Bimbo (por separado) ascendieron a 69,1 millones de euros de pérdidas en 2018. Se trata del peor resultado de la última década. Desde la compra de Panrico en 2016 acumula pérdidas superiores a 100 millones de euros.