El azúcar provoca cierta adicción, y cuando más comemos, más queremos. Todos sabemos que es un producto nefasto para la salud en muchos aspectos, así que desterrarlo de nuestra vida es lo mejor que podemos hacer por nuestro cuerpo. Aunque puede parecer difícil, podemos reeducar el paladar y terminar esta dulce dependencia, que si bien nos aporta un placer inmediato, a medio y largo plazo puede hacernos mucho mal.
DESENGANCHARSE DEL AZÚCAR ES POSIBLE

Dejar de comer azúcar conlleva una serie de reacciones positivas en el organismo que se notan a los pocos días, ya que ganamos en salud en muchos niveles: mejora el metabolismo la salud cardiovascular, la intestinal y la mental, además nos permite eliminar esos kilos de más. Con un plan de 5 días y un poco de determinación podemos reconducir nuestros hábitos y dejar de consumir azúcar o al menos reducir los dulces a una cantidad mínima.
BENEFICIOS DE DEJAR EL AZÚCAR

Lo primero es conocer cuales son los beneficios que vamos a obtener por dejar o reducir el azúcar en nuestra dieta diaria. Los cambios metabólicos en el organismo son notables:
- Mejora la salud vascular y cardiológica. Se reduce el riesgo de que aumente el colesterol malo y los triglicéridos, que dan lugar al desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
- Se reduce el riesgo de problemas bucales como caries e infecciones, sobre todo las originadas por hongos, que se alimentan de azúcares.
- Mejora la microbiota intestinal porque impide que las bacterias malas proliferen fácilmente. En el aparato digestivo hay hongos y bacterias que, si aumentan demasiado, pueden causar problemas como gases, hinchazón, diarrea o estreñimiento.
- Mejor salud ginecológica. Al eliminar el azúcar se reduce el riesgo de infección vaginal por cándida, muy recurrente en mujeres. Este hongo se nutre de azúcar, así que al quitarlo de la dieta, se puede mantener a raya más fácilmente.
- Pérdida de peso eficaz. Los refrescos y los azúcares añadidos son las principales causas de sobrepeso y obesidad.
REEDUCAR EL PALADAR

El paladar se puede reeducar en cualquier momento. Eso quiere decir que si tiene preferencia por ciertos sabores, podemos habituarlo para que disfrute con alimentos saludables. Para hacerlo podemos seguir un plan gradual, comenzando con algunos cambios sencillos, para ir desenganchándonos de este producto, que a veces está presente en productos de los que ni somos conscientes, y en unas cantidades realmente exageradas. A continuación te dejamos el paso a paso para que comiences a ponerlo en práctica desde hoy mismo.
AZÚCAR VISIBLE

El azúcar más fácil de controlar en primer lugar es el que identificamos a simple vista, es decir, el que añadimos al café, las infusiones o los yogures. Si el paladar no está preparado para aceptar el sabor original de estos alimentos, podemos hacer las bebidas más diluidas para que el sabor sea menos intenso o añadir un poco de canela. También se puede mezclar con algún tipo de bebida vegetal. La de arroz o de venta tienen un punto naturalmente dulzón que puede ayudarnos a ir acostumbrándonos poco a poco.
UN CAMBIO EN EL DESAYUNO

En el segundo día vamos a revisar nuestro desayuno. Si nuestras tostadas habituales llevan mermelada, la vamos a sustituir por alguna fruta dulce como rodajas de pllátano, fresas aplastadas con un veedor, compota de manzana o de pera, trozos de mango o uvas. El azúcar de la fruta es natural y se ingiere junto con la fibra, por lo que sí aporta beneficios para el organismo. Otra opción es intentar aconsumbrarnos a desayunar algo salado, como unas tostadas con tomate y aceite de oliva, aguacate, crema de cacahuete o hummus. ¡Hay muchas opciones!
ELEGIR LAS BEBIDAS

Es importante beber agua y solo agua en las comidas. Con los zumos, refrescos, cerveza o vino estamos introduciendo grandes cantidades de azúcar en el cuerpo apenas sin darnos cuenta. Un solo refresco contiene 35 gr de azúcar (la cantidad máxima recomendada es de 25 gr). Un zumo de melocotón tiene más de 10g, lo mismo que un chocolate a la taza. Así que el agua es la opción más saludable y se le pueden añadir sabores como una rodaja de pepino, limón o naranja, o unas hojitas de menta o hierbabuena.
CHOCOLATE NEGRO DE POSTRE

Para calmar la ansiedad de dulce el chocolate negro es un gran aliado. Ojo, tiene que ser negro, al menos con un 85% de cacao. Además de ser más saciante, tiene muchos beneficios para la salud porque aporta un montón de antioxidantes. Para acostumbrarse a su amargor se puede empezar por uno de 70% e ir adaptando el paladar. El chocolate genera la misma satisfacción en el cerebro que el azúcar, pero con mucha menos cantidad que otros postres como unas natillas o un flan.
SUSTITUIR EL AZÚCAR POR FRUTA

El azúcar más saludable es el que nos aporta la naturaleza a través de la fruta. Siempre es mejor comerla a bocados, pero en caso de antojos podemos aprovechar y usarla en lugar de azúcar. Los plátanos y los dátiles son perfectos para masas de repostería, y si necesitamos endulzar moderadamente un poco más el preparado, podemos agregar ágave, estevia, miel o canela, que le da un toque muy especial. En poco tiempo nos habremos acostumbrado a alimentos menos dulces.