¿La Fábrica del mal? La productora de ‘Sálvame’ recibe acusaciones de acoso y precariedad

«La Pelopony» explicó ayer en las redes sociales que deja voluntariamente de colaborar en ‘Cazamariposas’ por la supuesta precariedad laboral a la que el programa somete a sus tertulianos: «Me pidieron que hiciera dos programas por el mismo precio y si no lo hacía, no hacía falta que volviera. Nos bajaron el sueldo sin previo aviso. Para volver pedí unos días fijos a la semana y el sueldo de antes. Me dijeron que sí y cuando ya estaba en el programa, me dijeron que no. Es un maldito cachondeo».

Sobre sus guerras con Rebeca Tous matiza: «A pesar de todas las mierdas que he tenido que hacer en Cazamariposas, yo le deseo lo mejor a Rebeca, que triunfe mucho porque antes de trabajar en el programa, ella y yo nos llevábamos bien». No es el primer dardo que recibe La Fábrica de la tele, ya que esta misma semana Jordi Martí explicaba que Toño Sanchís se había puesto en contacto con María José Campanario para anunciarle que ‘Sálvame’ preparaba una campaña difamatoria contra ella: «Ahora te ha tocado a ti, por todo lo que has hecho por la productora… Que sepas que esta gente primero fueron a por mí y ahora van a por ti, tienes todo mi apoyo con todo lo que te están haciendo».

Karmele Marchante fue más dura contra La Fábrica de la tele y el programa ‘Sálvame’: «Sufrí acoso, mobbing, violencia de género y psicológica y vejaciones continuadas. Nada ha prescrito». Aunque el testimonio más heavy contra la factoría lo expuso Lucía Etxebarría, ex concursante de ‘Campamento de verano’.

La productora fue condenada a abonar 50.000 euros a la escritora por los comentarios vertidos en ‘Sálvame’ sobre ella, pero la propia Lucía acabó condenada a abonar 18.000 euros a la directora del reality-show de La Fábrica de la tele, tal y como rezaba una dura sentencia: «No era legítimo revelar datos íntimos y mucho menos frivolizar con algo tan grave como el consumo de drogas o la enfermedad mental de su esposo, de la que además se culpabiliza a la demandante, pues entonces lo que hay no es tanto crítica cuanto venganza o revancha puramente personales».

Recuerden que Lucía, que ahora ha vuelto a trabajar con la empresa en ‘Mad in Spain’, denunció al citado concurso por supuesto montaje y por permitir drogas en el mismo: «Hace unos dos años fui a un concurso de televisión. Estuve allí ocho días, y me tuve que ir debido a un problema de salud, que más tarde fue diagnosticado como ”síndrome de estrés postraumático reactivo”. Es decir, los dos peritos certificaron que había sufrido una experiencia traumática a la que había reaccionado con un cuadro de ansiedad».

Y añadía: «Si la niñatas deseaban pegarme, avisaba a los de las cámaras, decía que me iba a pegar o a insultar, venía y me pegaba una patada. seguida de cerca por las cámaras (este episodio en particular está grabado y cualquiera que sepa de realización nota que ella llega gritando como loca seguida por un señor que lleva y una cámara y otro que lleva un micrófono). Si los concursantes decidían acorralarme en una cabaña, llamaban a las cámaras y todo se grababa. Pero el 90-99% del tiempo no había cámara ninguna y la gente hacía lo que quería, fumar, consumir sus pastillas, tomar el sol o hablar de sus representantes y sus contratos (…) Si quieren un conflicto, se dirigen al que toque y le dicen ” insulta a esta” Sin más. Como comprenderéis si, como ya ha dicho Endemol, Belén Esteban y Kiko Rivera se llevan 30.000 euros por semana, se los llevan por algo. No solo por salir en pijama. Así que si quieres cobrar, te atienes a lo que te dice dirección. Y si dirección te pide conflicto, pues se lo das, por supuesto».

Por último remataba el guiso: «Yo no pude decir que la cocaína corría porque me exponía a una demanda. Y no lo digo. Así que dije que uno de los concursantes tomaba Omifin. El Omifin es un medicamento que se receta a las mujeres con problemas hormonales y en caso de síndrome de ovario poliquistíco. Nunca ha de tomarse sin receta, porque losa efectos secundarios son muchos y variados. Está prohibido consumirlo sin receta, y nunca, de ninguna manera, está indicado para el consumo en hombres. Pese a todo, existe un mercado negro de Omifin entre culturistas y también entre aficionados a la fiesta como euforizante. El concursante, que era tan ignorante como para no saber que lo que tomaba era ilegal, admitió que sí, que tomaba Omifin a diario».