Es cierto, pero no es culpa nuestra -al menos no cargamos con toda la carga de la misma- ni se encuentra en nuestro ADN. Y es que, somos los europeos que más tarde salimos de la oficina, pero a la vez los que menos aprovechamos las horas, a causa de las descabelladas jornadas partidas y el retraso respecto al huso horario natural por nuestra posición geográfica.
Solo hace falta darse cuenta que todos los partidos de la Champions empiezan a las 20:45, para que los aficionados de todos los países puedan disfrutar de sus equipos favoritos sin agobios. ¿Todos? No, aquí en España solemos ir corriendo para poder llegar a casa.
Por otro lado, se han sumado causas nuevas, junto a la crisis económica que lastran la efectividad de los empleados y que lleva a los más preparados a abandonar su tierra natal en busca de reconocimiento y eficiencia en el extranjero. Y como no, de una buena retribución acorde a las circunstancias.
No somos más vagos
La creencia popular, ante esta realidad, es errónea. Suele a confundirse que en España, los trabajadores son más vagos que en otros países del norte de Europa, como Alemania o las naciones escandinavas.
Nada más lejos de la realidad, los problemas más bien vienen de las tendencias con las que actúan las empresas y los propios trabajadores a la hora de acudir a su puesto.
En cualquier caso, falta en España cultura de la eficiencia, y a las empresas advertir que tal vez las jornadas no sean las más propicias para sacar todo el potencial de sus empleados.
Menos dinero, menos compromiso
En los últimos años, las empresas se han visto azotadas por la horrible crisis económica que parece que no termina nunca de irse. Los más afortunados no han perdido su empleo, pero sí han visto como las condiciones se han endurecido por menos remuneración.
Y es que, es una realidad: el empleo se ha vuelto mucho más precario. Lo que ha afectado también al compromiso de muchos trabajadores en sus puestos, cada vez más malhumorados y decepcionados con la realidad.
Es una de las razones más cíclicas, que con la llegada de una mejor situación tendría que terminar. Pero, sería ponerse una venda en la cara no reconocer que esta nueva situación esté afectando a los ciudadanos a la hora de acudir a su puesto. La relación entre salario y compromiso es clara, pero parece que a muchos se les ha olvidado.
¿Se valora el talento y la formación?
Otra de las causas que puede llevar a los trabajadores a ser menos productivos en sus puestos es por razones ligadas al reconocimiento de las cualidades, aptitudes y formación. En nuestro país, el ejemplo es claro, donde los jóvenes están más preparados que nunca, pero sin embargo ven a su vez como otros con menos esfuerzo están mejor reconocidos a nivel salarial.
Es, por lo tanto, una razón que se entremezcla con la anterior, pero que del mismo modo termina por minar la moral de todos -hasta aquellos con más autoestima-. Y es que es una realidad a gritos: a día de hoy se menosprecia a gente con mucho talento -y una formación exquisita-.
Por esta razón, muchos de nuestros jóvenes han salido fuera a hacer fortuna, en países donde la situación económica es más boyante que en nuestro país.
Jornada partida
La jornada partida viene de nuestro pasado. En los años 50 y 60, gran parte de los empleados españoles contaban con dos trabajos, uno de mañana y otro de tarde para hacer frente a sus gastos cotidianos y mantener un nivel de vida estable.
Esta tendencia llevaba a un periodo de descanso durante la hora de la comida, más o menos lo que ocurre hoy en día con la jornada partida en nuestras empresas, pero con una clara diferencia: en vez de dos trabajos, solo tenemos uno. En cualquier caso, la tradición se mantuvo en el tiempo hasta nuestros días.
Otras causas históricas, como el retraso respecto al horario solar, a causa del cambio de hora que se mantiene desde la Segunda Guerra Mundial, cuando se equiparó el huso horario con el de Berlín también lastra la productividad de nuestros trabajadores.
La cultura de cuantas más horas, mejor
En España se mantiene una la visión en una máxima errónea: la de cuantas más horas se trabaje, el empleado va a ser más productivo. Sin embargo, la realidad se sitúa en una tendencia bastante distante de este pensamiento. Como en el resto de problemas, hay que fijarse en los horarios laborales del resto de Europa, que son totalmente distintos.
En el Viejo Continente, sobre todo en los países nórdicos, la realidad es bien distinta: sí, se pasa menos tiempo en el puesto de trabajo y además se es mucho más efectivo en cuanto a los resultados. Más no es lo mismo que mejor.
Los datos arrojan luz sobre esta cuestión: un español trabaja de media 1690 horas al año, lo que se traduce en un 19,6% de tiempo invertido que un empleado alemán. Un claro ejemplo de la situación.
Empleos no adecuados para las cualificaciones de cada uno
Como ya hemos visto, la falta de motivación y de valoración pueden llevar a los empleados a un estado de desidia, depresión y malestar, que finalmente reportará directamente en la productividad del empleado.
Eso mismo ocurre cuando un trabajador está realizando labores menos decisivas de lo que sus cualificaciones, experiencia o formación le permiten. Con ello, llega la frustración personal y un trabajo menos cuidado.
En ocasiones, no sabemos decir no
Aunque parezca mentira, aprender a decir que no en el trabajo puede llevar a una mayor satisfacción y a un estado más relajado, lo que se traduce en un mayor compromiso y una eficiencia mayor en el puesto.
Y es que, es un problema adherido a la personalidad de los españoles. De hecho, la ARHOE, lo mantiene como uno de los diez consejos que tiene que tener en cuenta cada ciudadano a la hora de lograr una mayor efectividad y productividad laboral; entre otros consejos.
Falta de puntualidad y planificación
Pero, no todo -o casi todo- va a ser culpa de las compañías. Dentro de la parte que atañe a los propios trabajadores, nos encontramos con que a veces, por nuestra cultura, tendemos a no ser puntuales o a planificar mal las labores que nos son encomendadas.
Unos hábitos que -sobre todo para aquellos que suelen fallar por este lado- pueden cambiarse y que llevarían al empleado a un estado de mayor satisfacción y a mejorar la productividad y la eficiencia laboral.
Tiempo muerto en el puesto de trabajo
Ante una falta de cultura productiva, muchos de nosotros pasamos parte del tiempo en el puesto de trabajo chateando, informándonos, o simplemente pasando el rato. Y es que, la tendencia popular nos lleva a pensar que estar en nuestro sitio significa que estamos siendo efectivos y eficientes, pero no es real.
Realmente, no nos pagan por hacer horas en la oficina, sino por resolver problemas o sacar el trabajo adelante. Pero, no todo es culpa de los empleados, sino que la propia cultura empresarial nos lleva a tener que resolver parte de nuestros problemas personales durante el horario laboral.
Si, en lugar de pasar tanto tiempo en nuestro puesto, pudiéramos salir antes del puesto. Por lo tanto, la solución en este caso es asimilar la cultura de la eficiencia a unos horarios más justos para la conciliación entre la vida laboral y la personal.
Algunos jefes te miran mal si te vas a tu hora
Un claro ejemplo de la deficiente cultura empresarial de nuestro país se puede observar si comparamos nuestra situación con la del resto de Europa. En el Viejo Continente, a un empleado que se queda más tiempo de las cinco de la tarde se le mira mal, y se aduce esta situación a la siguiente causa: no ha sabido organizarse.
En España, como hemos visto, la costumbre es distinta. Llama la atención el último trabajador en salir por la puerta, se le considera el empleado del a semana o del mes por ello. Algunos jefes, de hecho, miran mal a los empleados que salen de su puesto a su hora. Por ello, muchos tienen que esperar a que se vaya su jefe para huir.






































El país eslavo ya habría pedido llevar la acción bélica ante este ente que vela por la paz y la seguridad mundial. No hay que olvidar que esta nación es la principal valedora del régimen de Al Assad en el mundo, y eso que parecía que la relación entre ambos países iba a ser tranquila con la llegada del neoyorquino. 






























El propio Gobierno reconoce que los principales causante de este elevado aumento del endeudamiento público han sido «los mecanismos extraordinarios de liquidez» destinados a las Comunidades Autónomas. Un dinero que estaba orientado a dos objetivos: abonar las deudas pendientes de las administraciones regionales y, al mismo tiempo, acabar con la morosidad pública. Sin embargo, aunque se ha avanzado mucho en la materia, no se ha terminado de poner coto al asunto. Los datos de la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad (PMCM) hablan de que el período medio de pago de las Administraciones es de 71 días, frente a los 30 que tienen establecido legalmente.









