En los últimos años, la industria del automóvil ha conseguido impulsar las ventas, año tras año, progresivamente, gracias en buena parte al endeudamiento de los consumidores que como ocurrió con las hipotecas subprime, donde algunos hipotecados no podían hacer frente a sus compromisos. De hecho, en Estados Unidos, más de un millón de individuos están atrasados en el pago de sus préstamos, aumentando la tasa de morosidad al nivel más alto que hemos visto desde la última crisis financiera.
La política monetaria de bajos tipos de interés tan extendida por los distintos bancos centrales significó para la industria automotriz, un impulso que le ha permitido superar cada año sus ingresos. El dinero tan barato, estimula la demanda a corto plazo, pero se retrae al medio y largo plazo. Por otro lado, este crédito barato y con disponibilidad inmediata crea un exceso de oferta al tener el fabricante unos costes más reducidos y mayor disponibilidad de recursos. El precio de un coche estándar, al igual que ocurre con la inflación, se ha multiplicado, simplemente añadiendo nuevas características que no justifican ese valor añadido para los altos precios actuales.
El Banco de España ve demasiada euforia en las bolsas
En el año 2016, las ventas de automóviles y camiones nuevos en Estados Unidos alcanzaron el récord de 17,55 millones de unidades, con intención incluso de mejorar esos datos a finales de este mismo año. Sin embargo las últimas previsiones han ido rebajando esas expectativas, reduciéndose aún más de cara al medio plazo. Los inventarios de los distribuidores de automóviles han aumentado a su nivel más alto de los últimos 13 años, y el promedio desde que un distribuidor puede vender un vehículo nuevo ha subido a 74 días, siendo ésta el nivel más alto desde la última crisis financiera. De hecho, firmas como Morgan Stanley están proyectando que los precios de los autos usados «podrían caer hasta en un 50%» durante los próximos cuatro o cinco años. Como ya ocurrió en el comienzo de otras crisis económicas mundiales, si a estos menores resultados le sumásemos una reducción en tasas de desempleo, y en media de ingresos en los salarios, se empezaría a abrir la puerta al inicio de una recesión en su economía.
Mientras tanto, los fabricantes de automóviles y distribuidores empiezan a preocuparse tras los resultados conocidos en las ventas publicadas la semana pasada que bajan a 16,62 millones, lo que supone una reducción de más del 5%, respecto al mes anterior. Dentro del sector, las compañías con mayor capitalización bursátil, llevan tres meses en una espiral bajista continúa como ha ocurrido con la rentabilidad de las alemanas Daimler (-7%), Volkswagen (-5%) y BMW (-8%). Mientras que las americanas General Motors (6%) y Ford(-11%), han salido estos días a la palestra por los malos resultados esperados, al igual que les ocurre a las japonesas Toyota (-11%) y Honda (-8%).
El dinero tan barato, estimula la demanda a corto plazo, pero se retrae al medio y largo plazo
A día de hoy, la mejor opción para invertir en este mercado la encontramos en Tesla, que cuenta con una revalorización de más del 30% en los últimos tres meses, con unos resultados anuales mejor de lo esperado, a pesar de haber tenido pérdidas de 770 millones durante el ejercicio anterior. Ha ingresado 7.000 millones con la venta únicamente de 76.200 unidades. De cumplir con la producción y plazos propuestos en el utilitario Model 3, la cotización debería seguir en su impulso alcista actual, diferenciándose cada vez más dentro del sector y convirtiéndose en una marca única.
Manuel Pinto, analista de XTB