El Banco de España ve demasiada euforia en las bolsas

Los mercados bursátiles a nivel global viven un buen momento en términos generales. En los primeros meses del año hemos visto cómo los principales índices están en positivo. Así, por ejemplo, el Ibex35 cerraba el mes de marzo con una subida del 9%, lo que permite que el año conlleve una revalorización del 11%. eso es que esas alzas se extienden también a buena parte de los mercados europeos: así, por ejemplo, el Eurostox50 ha hecho lo propio hasta el 4% en los tres primeros meses; mientras que en Estados Unidos, el S&P500 se apunta algo más del 5% en el mismo período. Todo ello acompañado de un panorama de tranquilidad y poca volatilidad, que ha ayudado a que los inversores se hayan ido confiando en la evolución de los mercados.

 

Unas subidas que vienen motivadas por distintos acontecimientos a nivel global: la buena evolución de la economía en Estados Unidos; la mejora de los indicadores macroeconómicos (con un aumento del crecimiento a nivel global); así como el repunte del crudo y una ‘cierta’ tranquilidad en Europa. Sin embargo, el Banco de España dice estar preocupado porque estemos ante «una fuente de riesgo, en la medida en que pudiera estar reflejando una confianza excesiva en el inicio de una etapa de crecimiento más elevado y de desaparición de los riesgos de deflación», según señala en el Informe Trimestral de la Economía Española.

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A juicio del regulador los inversores podrían estar subestimando distintos aspectos que se han producido en estos tres primeros meses del año. El primero de ellos, las políticas que se pueden aplicar en Estados Unidos (que favorezcan el crecimiento y la inflación a corto plazo), que pueden tener «aspectos perniciosos» como «una movilidad internacional de mercancías y personas». Pero no sólo eso, es que también la normalización de la política monetaria de la Reserva Federal (FED) se puede ver afectada. No sólo eso, es que una hipotética aceleración del ritmo de las políticas de la FED podría generar una «normalización del flujo de entrada de capitales» en la primera potencia del mundo, un dinero que se detraería de otras potencias globales. ¿Consecuencia? Pues que países emergentes (con China incluida) podrían empezar a pasarlo mal.

De hecho, el Banco de España recuerda que, desde el pasado verano, ya se ha visto cómo las rentabilidades de los mercados de deuda soberana han ido subiendo en los países desarrollados. Sin embargo, aunque «es prematuro» hablar de cuál puede ser su alcance, el regulador sí considera que «un hipotético tensionamiento  en la curva de tipos, especialmente si tiene lugar de manera abrupta, podría ser una fuente de perturbaciones en los mercados financieros». Algo que llevaría a frenar la demanda de los países emergentes , por tanto, la demanda de exportaciones españolas.

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No solo eso. Es que esa subida de tipos podría conllevar también una espiral de alzas continuadas, lo que «dañaría» las rentas y la fortaleza patrimonial de algunos agentes. Algo que se dejaría notar con fuerza en España dado «su elevado nivel de endeudamiento», y cuya recuperación viene en buena medida del comercio exterior.

Pese a todo, el Banco de España estima que el crecimiento del PIB para este año puede rondar el 2,8%; y el IPC el 2,2%.