Fernando Díaz Villanueva: «Pablo Iglesias era mejor tertuliano que político»

Fernando Díaz Villanueva tiene una de las miradas más valientes del periodismo español. Liberal, devoto de la escuela austriaca, exjefe de opinión de Libertad Digital, exdirector adjunto de La Gaceta de Intereconomía, fundador del Instituto Juan de Mariana, amante de Guatemala y creador de ‘La ContraCrónica’, ‘La ContraPortada’, ‘La ContraHistoria’ y ‘El ContraSello’, ramillete de programas radiofónicos que «empiezan donde otros acaban».

Reivindica su nuevo proyecto en el tuit que tiene fijado: ‘La ContraCrónica. Cinco millones de descargas en 2018. Líder absoluto en iVoox en la sección de Política-Economía. Un tercio de la audiencia en Hispanoamérica».

Y sigue: «Desde cero. Con lo puesto. Sin padrinos. Sin cabildeos. Sin publicidad. Sin pedir dinero. Sin pedir permiso». Decía Jodorowsky que «los pájaros nacidos en una jaula creen que volar es una enfermedad».

¿Siente que sus antiguos compañeros le miran como a un bicho raro?

Mis antiguos compañeros ni siquiera me miran. Simplemente me ignoran. Ni para ellos ni para los medios existo. Hay excepciones, claro. Gonzalo Altozano, que fue compañero de innumerables fatigas en el pasado, me anima mucho. Pero Gonzalo además de compañero es amigo así que tiene coartada.

Entiendo que usted tiene la libertad total que proporciona no sufrir las injerencias clásicas: las políticas, las económicas y los intereses particulares de los editores. Ahora ya no sufre estas zancadillas, pero graba sus programas alrededor de las dos de la madrugada. ¿El mayor peligro de un autónomo creativo es llevar una vida caótica y desordenada?

Grabo a las dos de la mañana (a veces incluso más tarde) para que el perro del vecino no me estropee el programa con sus ladridos. Le tengo pilladas las horas de sueño. Mi vida no es desordenada ni caótica.

Duermo bien, salgo de paseo un rato por la tarde, no bebo, no fumo y no alterno en saraos y pérdidas de tiempo similares. Procuro dedicar tres o cuatro horas diarias a la lectura porque si quieres que la máquina funcione hay que llenar antes el depósito. Lo que no tengo es horario de oficina, a Dios gracias.

Díaz Villanueva
El portal de Fernando Díaz Villanueva.

Escribía usted en Twitter que «el podcast solo es un sistema de distribución, en lo demás es radio y solo radio. Yo evito hasta pronunciar la palabra». ¿Por qué que la palabra podcast tiene un componente peyorativo? ¿Se sigue entendiendo como propio de ‘outsiders’?

El llamado podcasting no es más que un modo de distribuir archivos multimedia mediante RSS. Es la vía por la que llega a los oyentes. La radio convencional lo hace a través de las ondas hercianas. En todo lo demás es radio.

Creo que tiene un componente peyorativo porque el amateur se ha refugiado ahí. Algo similar a lo que sucedió con los blogs. Un programa de radio por internet bien producido es indistinguible de uno de la Cadena SER. Ídem con un buen blog.

El estigma tiene también algo de interesado. Es una de las maneras con las que los grandes editores han señalizado su producto: «nosotros somos los profesionales, ellos los aficionados». Y no, yo no soy un aficionado, soy, en todo caso, un artesano de la radio. Y a mucha honra.

Decía Fernán Gómez que le gustaba más escribir que actuar porque redactando disfrutaba del mayor placer posible: trabajar sin que te miren. Usted lo hace sin ojos contaminantes. ¿Se puede vivir hoy en día de los ingresos que proporcionan un proyecto radiofónico online?

Se puede vivir pero con lo puesto. El que esté interesado en ganar dinero que se olvide. Este no es oficio para hacerse rico, tampoco para perezosos. Trabajo todos los días de la semana, festivos incluidos. Sólo cierro el taller en contadas ocasiones y rara vez más de dos días.

Veo que dispone de numerosos fans y patronos de La Contra, que a cambio de una aportación económica disfrutan de unos audios exclusivos. ¿Cree que le apoyan por la oferta de contenidos adicionales o por contribuir a su independencia?

Supongo que será porque les gusta, porque les aporta algo. Trato una serie de temas en torno a la política, la economía y la historia que tienen su público. Los trato en profundidad y con absoluta honradez. Me debo a mi conciencia y a mis oyentes. A nadie más. Entiendo que los patronos valoran eso.

¿Echa de menos trabajar en grupos como Intereconomía o Libertad Digital?

No, no echo de menos trabajar en una redacción, que es el único lugar del mundo donde nunca pasa nada. Pero sigo escribiendo para algunos periódicos como Voz Pópuli, que es un gran diario, El Debate de Hoy, una publicación recién nacida hecha con gran profesionalidad, y la revista Milenio, una pequeña joya en internet que lleva contenidos culturales.

Díaz Villanueva
Fernando Díaz Villanueva en Hispan TV.

Le contaba Jiménez Losantos a Quintero que el peligro de la ideología es que hay dos orillas ‘permitidas’: si te quedas en medio de la carretera o te vas a los extremos el Sistema te lleva por delante. ¿Cómo lo ve?

El eso consiste el consenso socialdemócrata de posguerra, la gran moderación en la que los extremos son vistos con recelo. Es explicable por los excesos que se cometieron en nombre de la ideología durante buena parte del siglo XX.

Ese consenso está hoy en entredicho y cada vez hay más gente en medio de la carretera, también en los extremos. Personalmente creo que la polarización política es buena, no hay cosa peor que contemplar como los programas electorales de todos los partidos políticos son calcos los unos de los otros.

Las ideas deben competir y debatirse. Hay, evidentemente, ideas despreciables, pero nunca deben prohibirse ni colocarse fuera del debate público.

Estuvo usted en la primera acampada del 15M. ¿Qué hacía un chico como usted en un sitio como ese?

Siempre me gustó mirar de cerca a los utópicos, el 15-M estaba lleno de ellos. Si le dediqué tanto tiempo a la acampada fue porque era un modo de estar lejos del jefe, con el que en aquel entonces me llevaba mal.

Hacía mi reportaje del día con sus fotos y su vídeo y lo enviaba al periódico. Nadie los tomaba muy en serio pero ya ves, ocho años después muchos de esos utópicos están en las Cortes, en los ayuntamientos y en los parlamentos autonómicos.

Explicaba usted en ‘La Tuerka’ que el problema del citado movimiento es que «pasa de ser contestatario a ser un movimiento conservador», porque en vez de pedir libertad pedían protección…

En origen aquello fue el grito de angustia de una generación que, en plena crisis económica, veía todas las puertas cerradas. No tenían programa alguno más allá de exponer sus cuitas.

Pronto aparecieron por la Puerta del Sol predicadores que sí tenían programa. A la vuelta de dos semanas el movimiento ya había sido capturado por la extrema izquierda, que en la calle siempre se manejó con mucha soltura, son unos profesionales de la protesta callejera. Todo programa de extrema izquierda es conservador por definición.

Erigen al Estado como proveedor absoluto de todo. Luego al final lo único que provee es miseria, pero mucha gente más que saber lo que quiere es creer.

En abril de 2013 usted se acerca a la mesa de trabajo de Noelia Atance en Intereconomía y le dice que tenía una «tertulia perfecta»: dos liberales contra dos marxistas, «que al menos vienen leídos». Aquellos adversarios de tertulia eran Pablo Iglesias y Tania Sánchez. ¿Se arrepiente de haberle abierto las puertas de la televisión al fundador de Podemos?

No, en absoluto. Como tertuliano Iglesias era bastante mejor que como político, se preparaba los temas, no interrumpía y era muy correoso. Tania también debatía estupendamente. Es una pena que ambos se dediquen a la política.

Fernando Díaz Villanueva.
Díaz Villanueva en ‘Fort Apache’, de Pablo Iglesias.

Hace unos días escribía en Voz Pópuli sobre el chalet de Galapagar que «a Iglesias no le quedaba otra que dimitir y renunciar también al acta de diputado. Pero ya vive de esto, no se puede permitir el lujo de salir». ¿Mantiene el respeto intelectual hacia Pablo Iglesias?

Naturalmente, el intelectual y el personal. Sólo pierdo el respeto al que me putea personalmente, en ese caso procuro que se acuerde de todos mis antepasados con nombres y apellidos. Pablo Iglesias me trató de una manera respetuosa y además lo pasé muy bien en sus programas de televisión.

¿Cree que Podemos sobrevivirá con nuevas marcas, tal y como pretende Errejón?

Pues no lo sé, ni tengo una bola de cristal ni leo los posos del café. Puede pasar cualquier cosa. Han tirado una moneda al aire y está aún por ver de qué lado va a caer.

¿Ve con buenos ojos a Vox, que se desmarca del intervencionismo por el que apuesta la extrema derecha europea?

Vox tiene un buen programa económico y ha abierto debates como el del omnipresente discurso de género. Ya sólo por eso es bueno que esté ahí, que consigan representación parlamentaria y que en el Congreso se discutan temas sobre los que reina un silencio espeso e inquietante.

¿Se fía de Ciudadanos después de ver los numerosos volantazos ideológicos de Rivera?

No me fío de ningún político. De estar vivo hoy Dante Alighieri los habría incluido en el octavo círculo del infierno junto a los embaucadores, los simoníacos, los magos, los hipócritas, los ladrones y los sembradores de discordia. La política reúne todos los pecados de malicia.

TEST A LA CONTRA

Conociendo que lo que más le gusta es que le lleven la contraria hemos elaborado un test para usted. Sea breve, por favor:

¿Es el «guaidazo» un golpe de Estado?

No, no lo es. Se ha proclamado presidente con la Constitución en la mano. El golpe lo dio Maduro cepillándose la Asamblea Nacional.

Ahora se alquilan apartamentos, coches con conductor y hasta vientres. ¿Dónde quedan los dos siglos de conquistas sociales?

¿En el siglo XVIII no se alquilaban casas, carruajes y se apalabraban embarazos? No creo que ninguna de las tres cosas vayan contra el progreso.

¿No cree que la economía colaborativa es la estafa del siglo?

La economía siempre es colaborativa. Cualquier transacción implica cooperación ya sea voluntaria o forzosa. En un mercado libre las transacciones son voluntarias.

Usted se mofó de la izquierda en el libro ‘Enziklopedia Perroflauta’ porque muchos niños de papá se disfrazaban de marginales. Ahora Pantomima Full se ríe de los emprendedores liberales que dicen saber idiomas e informática y solo saben vender humo. ¿Le hacen gracia?

Mucha, me encantan. He visto todos sus vídeos, algunos varias veces. Son dos genios. Por cierto, el del pijo rebelde es magistral, esos tipos existen.

¿Sobra postureo y falta cultura, también en el liberalismo?

Eso que ahora llaman postureo existió siempre. Todos nos señalizamos para decir a los demás quiénes somos, cuánto dinero ganamos y qué pensamos. Lo que hay ahora es más medios para señalizarse.

Fernando Díaz Villanueva
El periodista ha lanzado ‘La Contra’.

¿Cree que afamados líderes mediáticos y políticos, Losantos y Aznar, utilizan el liberalismo como disfraz moderno con el que tapar un ultraconservadurismo cuyo único objetivo es mantener la unidad de España?

La unidad de España no sólo la defienden los conservadores. También buena parte de la izquierda y casi todos los liberales son partidarios de que España continúe unida políticamente. Respecto a Losantos no creo que sea ultraconsevador, tiene otros defectos pero no ese.

Dígame tres cosas buenas del Estado.

Ya me costaría encontrar una como para decir tres.

«Al ser humano no le gusta la libertad, le gusta el tirano benévolo que le diga lo que tiene que hacer», afirmó usted. ¿Cree que tenemos propensión por la obediencia?

La libertad implica responsabilidad. No todos están dispuestos a asumir la derivada.

¿No cree que ciertas doctrinas liberales hablan de libertad cuando quieren decir esclavitud?

La esclavitud, es decir, que una persona sea propiedad de otra es incompatible con el pensamiento liberal.

El feminismo, según usted, «ha cambiado la lucha de clases por la lucha contra ellas mismas, contra el sentido común y contra quien les lleve la contraria». ¿Admitirá que tenemos un problema con el machismo?

No sé otros, yo no tengo ningún problema con el machismo. Jamás he menospreciado a una mujer por el hecho de serlo. Las considero iguales y como tal las trato. Así me lo enseñaron en casa y he actuado en consecuencia toda mi vida.

¿Qué fue de su agria polémica con Nacho Escolar?

No hubo ninguna polémica. Hace muchos años le puse un mote y no le sentó demasiado bien. A Escolar le pierde la vanidad, que es el pecado capital de los periodistas.

¿Sigue creyendo que la izquierda tiene mejor sentido del humor que la derecha?

Lo sigo creyendo. Son más insensatos pero también más graciosos.

¿Le tocaba Jiménez Losantos los editoriales de Libertad Digital o los hacía mecanografiando lo que el locutor decía por la COPE?

Los hacía como en cualquier diario. El director me indicaba el tema y yo lo escribía. Si había que incidir en algo me lo recordaba. Losantos nunca se metió en eso, al menos durante los 9 años que hice editoriales en aquella casa.

Perdone maldad, ¿se ha reconciliado excompañeros del Juan de Mariana?

Con los que no hubo afrenta personal no ha hecho falta porque no me malquisté con ellos. Con el resto aún estoy esperando sus disculpas.

Entiendo que como liberal será usted un fervoroso defensor de que los catalanes decidan su destino…

Soy defensor de que los individuos decidan su destino. Pero sí, la Constitución debería contemplar que regiones o comarcas se pongan por su cuenta.

Emulando a Broncano: ¿cuánto dinero tiene usted en el banco?

El que necesito para atender las facturas a final de mes. Ni un euro más, ni uno menos.