Ni las bonificaciones ni los controles evitarán la inflación

La semana pasada el INE publicó el dato de inflación anual, un 10,2%, la cifra más alta desde 1985, siendo la inflación subyacente (la que no incluye los precios de alimentos no elaborados ni la energía) de un 5,5%, la más alta desde 1993.

Si observamos a nuestros vecinos europeos las cifras, aunque también elevadas, distan mucho de las registradas en nuestro país. Así, la inflación anual en junio ascendió a un 8% en Italia, un 7,6% en Alemania y un 5,8% en Francia sin necesidad de organizar excepciones “germanas” o similares.

LOS PRECIOS

Por cierto, a pesar de la excepción ibérica comenzamos el mes de julio con la luz un 15% más cara. Las bonificaciones a los precios de los carburantes, 20 céntimos por litro, tampoco han dado resultado. Si el pasado 1 de abril el litro de gasolina 95 y gasóleo costaban 1,8 euros ayer superaba, en ambos casos, los 2 euros.

Queda claro que una política monetaria expansiva, que “inundar” de dinero la economía, que regar de ayudas indiscriminadas a la población, no soluciona la inflación, aunque algunos piensen lo contrario tras años y años en que los precios de la mayoría de economías occidentales se mantuvieron relativamente estables a pesar ser “regadas” con dinero barato y abundante por sus respectivos bancos centrales.

Esto es así porque como ya estableció Milton Friedman en 1970, “la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario en el sentido de que solo es y puede ser producida por un incremento más rápido de la cantidad de dinero que de la producción”.

Una teoría que los estudios más modernos (Haug y Dewald-2004- y Assenmacher-Wesche y Gerlach- 2007-) no han refutado, sino que han ajustado indicando que, a corto plazo la actividad económica real influye en la inflación, pero a largo plazo esta depende de la evolución de la oferta de dinero

Y en estos momentos, la economía mundial está experimentando los efectos de una larga, larguísima, etapa en la que se inundó la economía con dinero barato sumados a una restricción de la producción derivada de la guerra en Ucrania, la escasez de materias primas, la dificultad para transportar esas materias primas, etc. La tormenta perfecta.

EL IPC

Por eso, ligar los salarios y las pensiones de manera automática al IPC y dar ayudas generalizadas son medidas que conseguirán el efecto contrario al deseado, como ya hemos comprobado con la bonificación al precio de los combustibles.

Y que conste que con ello no estoy diciendo que se bajen los salarios o las pensiones, que ya están bajando en términos reales porque desde que la inflación comenzó a disparase el año pasado. En concreto, los salarios en términos reales en España han caído un 5% en los últimos 12 meses siendo solo superados por Grecia en cuanto a países de la OCDE con una mayor pérdida de poder adquisitivo.

No, simplemente constato una realidad. Aumentar la oferta de dinero no soluciona la espiral inflacionaria.

Deben tomarse medidas que rebajen o anulen la pérdida de poder adquisitivo sufrida por los españoles como bajadas de impuestos (a la energía- IVA y otros, deflactación de la tarifa del IPC, etc.), implantar ayudas puntuales y especificas a aquellos sectores de la sociedad con menores salarios y recortar el déficit y la deuda públicos eliminando el gasto público superfluo.

La receta correcta se conoce, pero algunos no quieren ponerla en marcha porque prefieren que los españoles vivan subsidiados y dependientes del maná cesarista de quién gobierna a que los españoles puedan crear riqueza, empleo y prosperidad por sí mismos. Prefieren dependencia a libertad.

Antonio González Terol, diiputado del Partido Popular (PP)

Antonio González Terol
Antonio González Terol
Político español del Partido Popular; exalcalde de Boadilla del Monte, diputado regional en la Asamblea de Madrid en la VIII, IX y X legislaturas; y ex vicesecretario general de Política Territorial