Cierre industrial, alerta roja en la construcción y Soros se pasa al bitcoin

A estas alturas del año, cuando parece que la economía mundial comienza a mirar a la pandemia por el retrovisor, el virus de la inflación está laminando las esperanzas de recuperación, sobre todo en su vertiente energética. Las grandes industrias comienzan a reducir la producción, con cierres de fábricas provocadas por los altos precios de la electricidad, que amenazan con alimentar la espiral inflacionaria. Los analistas de Funcas esperan que el IPC rondará el 5% a finales de año, situando la media anual en el 2,9%, muy lejos de la estimación empleada por el Gobierno para la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado (PGE).

Uno de los sectores que peores perspectivas tiene para los próximos meses es el de la construcción, ya que cuatro de cada diez empresas en España se han visto obligadas a paralizar obras debido a la escasez de materiales. Los problemas derivados de los cuellos de botella, el contexto alcista de los precios y la rigidez para adaptarse a este entorno impuesta por la regulación han hecho saltar las alarmas en la patronal del sector.

La Confederación Nacional de la Construcción asegura que tres de cada cuatro compañías del sector han sufrido desabastecimientos o retrasos inusuales en los últimos tres meses en la entrega de materiales esenciales como la madera, el acero, o el aluminio. Y en otros casos, como el de las constructoras que trabajan para Sareb, la parálisis se debe a problemas presupuestarios.

A esto se añade la próxima reforma estrella del Ministerio de Trabajo, que trae de cabeza a los departamentos de Recursos Humanos de las constructoras. Aunque el departamento que dirige Yolanda Díaz ha dado marcha atrás en su peligrosa idea de acabar con los contratos de obra, ahora pretende obligar a las empresas a recolocar a su personal cuando finalicen los trabajos. Por una vez debemos agradecer a UGT que no haya llegado la sangre al río, ya que ha sido el sindicato el que ha conseguido convencer a Díaz de que el contrato de obra tiene una función y que su eliminación destruiría la capacidad financiera de muchas compañías del sector.

EL PETRÓLEO CAMINO DE LOS 100 DÓLARES

Volviendo a la cuestión energética, a la subida del gas –y por lo tanto de la electricidad– se suma la escalada del precio del crudo, que va camino de tocar de nuevo la cota psicológica de los 100 dólares el barril. Los carburantes registran encarecimientos superiores al 20% en lo que va de año, presionando aún más a los departamentos de contabilidad del sector logístico.

Y a la espera de lo que determinen los productores de petróleo en su reunión de principios de noviembre, la Agencia Internacional del Energía (AIE) ya ha puesto negro sobre blanco, al estimar que a finales de 2022 la demanda mundial del «oro negro» volverá a los niveles anteriores a la pandemia, con casi 100 millones de barriles diarios.

Todo ello está provocando una revisión a la baja del crecimiento económico en todo el planeta. El informe de otoño que publicó el Fondo Monetario Internacional (FMI) la pasada semana es sólo un aperitivo de lo que nos espera en las próximas semanas. Si antes del verano las excusas hacían referencia al impacto de la variante Delta del COVID, ahora todos los analistas sitúan en el primer puesto argumental a la inflación.

Es curioso cómo los mismos economistas mainstream que a principios de año se reían de aquellos que advertían de la llegada de una crisis inflacionaria ahora son más papistas que el Papa a la hora de alertar sobre los riesgos de la misma. Si leyeran más a Mises y menos a Keynes seguramente habrían acertado antes.

Es tan burdo el intento de negar lo evidente que los denominados “expertos” se han inventado un término para definir la situación económica actual que recuerda al nombre de un famoso futbolista argentino que cambió la Sagrada Familia por la Torre Eiffel. Se trata del MESSI (Moderating expansión with Stickly Supply-driven Inflation), acrónimo acuñado por los economistas de Oxfords Economics para calificar la situación actual de Estados Unidos (EEUU). No me dirán ustedes que no son maravillosos estos académicos.

EL 18% DE LOS FONDOS UE, PARA LAS EMPRESAS

Y las grandes empresas españolas pretenden capear esta crisis como siempre lo han hecho, emitiendo deuda con el respaldo indirecto del Banco Central Europeo (BCE) y con la novedad de buscar cómo acceder al maná de Bruselas, que en 2022 superará los 27.000 millones de euros en transferencias a España. Siempre, claro está, que nuestro país cumpla las condiciones impuestas en el acuerdo (Operational Arrengement) que de momento permanece en secreto. Ni siquiera se le ha facilitado el documento a la oposición, a pesar de que se trata de una cuestión de Estado.

Las multinacionales aspiran a recibir el 18% de los fondos europeos del Next Generation EU, mientras que los ayuntamientos y comunidades autónomas obtendrán el 67% y el Gobierno gestionará el resto con nocturnidad y alevosía. Según recoge el anteproyecto de Ley de los PGE de 2022 las empresas privadas recibirán 135 millones en concepto de transferencias corrientes (para sus gastos recurrentes) y 4.743 millones de euros en transferencias de capital (para proyectos e inversiones). Una cantidad que aunque parezca pequeña se verá completada por la asignación posterior que hagan las Administraciones Públicas de su parte del león.

En cuanto a los mercados, la semana pasad aconcluyó con ganancias generalizadas en los principales índices bursátiles, lo que ha permitido recuperar buena parte de las pérdidas contabilizadas en septiembre. En EEUU los buenos resultados bancarios del tercer trimestre y el incremento de las ventas minoristas han dado alas al S&P, a pesar de registrar un tímido avance mensual del 0,7%.

CHINA DESACTIVA LA BOMBA EVERGRANDE

Aunque el factor más importante para explicar esta alegría en la renta variable es el comunicado del Banco Central de China afirmando que los problemas financieros de Evergrande son manejables y que la caída del coloso inmobiliario no se llevará por delante al sector financiero chino. Además, la autoridad monetaria financiará a la empresa para que termine los proyectos en curso. Parece que el PCCh ha salvado el match ball, pero todavía no ha terminado el partido.

Y a la chita callando el Bitcoin mantiene su rally alcista poniendo de manifiesto, una vez más, el fracaso de los bancos centrales para mantener el poder adquisitivo de las divisas fiat, esas que se crean de la nada y que no tienen ningún respaldo real, más allá de las vagas promesas de los Tesoros públicos. La subida del 30% sólo en el mes de oc­tubre viene acom­pañada por un aumento del volumen de con­tra­ta­ción que está haciendo cambiar de parecer a muchos que pensaban que lo de las criptodivisas sería flor de un día.

Hasta el magnate George Soros, el especulador filósofo famoso por haber doblado el brazo del antaño todopoderoso Banco de Inglaterra se ha cambiado de bando. Si hace unos meses consideraba al Bitcoin una “estafa” y descartaba que sirviera como activo refugio para protegerse de la inflación, ahora resulta que ha dado orden a los directores de Soros Fund Management para que adquieran este activo que algunos consideran el nuevo oro digital. De esta forma el millonario húngaro se suma a otras grandes personalidades del mundo financiero que especulan con esta criptodivisa. Cuidado porque cuando las ballenas hacen acto de presencia sucede siempre lo mismo: que el pez grande se termina comiendo al chico.