El Hospital Quirónsalud Málaga cuenta con un Programa de Detección Precoz de la Sordera, dirigido a todos los recién nacidos para no demorar en el diagnóstico y así evitar los trastornos derivados de una posible incapacidad auditiva.
Se considera cofosis o sordera profunda a la pérdida total de audición en uno o en los dos oídos, un problema que, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a 360 millones de personas, de los que alrededor de 34 millones son niños.
Los especialistas del equipo de Otorrinolaringología de Quirónsalud Málaga instan a la acción para la detección temprana de la sordera en los más pequeños. Así, el Hospital Quirónsalud Málaga cuenta con un Programa de Detección Precoz de la Sordera, dirigido a todos los recién nacidos para no demorar en el diagnóstico y así evitar los trastornos derivados de una posible incapacidad auditiva. «Se trata de detectar cualquier tipo de sordera en recién nacidos mediante una prueba auditiva sencilla e indolora en el momento del alta hospitalaria o durante la primera semana de vida; es primordial que se practique a todos los recién nacidos y que se haga lo antes posible para no demorar en el diagnóstico», explica el doctor Ruiz-Rico.
Programa de Detección Precoz de la Sordera
Este Programa de Detección en recién nacidos, proporciona un diagnóstico a edades tempranas, lo que favorece el inicio de un tratamiento y rehabilitación precoces y adecuados.
Para ello, se emite un sonido a través de un auricular que se coloca en el oído del niño. La prueba registra la presencia de una señal en caso de audición normal. El niño suele estar en su carrito o en brazos de su madre, padre o tutor. Esta exploración no ocasiona ningún tipo de molestia al niño. La presencia de otoemisiones es un dato esencial para el diagnóstico de las alteraciones del oído. Si los resultados de la prueba están alterados se requerirá un seguimiento y estudios posteriores
Gracias a los avances de los últimos años en el campo de la otorrinolaringología, junto con los programas de cribado neonatal para la detección de la sordera temprana, se ha reducido drásticamente el número de personas sin tratamiento para la sordera profunda. Más concretamente, la introducción de los implantes cocleares y su colocación, tanto en niños como en adultos, permite a los afectados oír y, en el caso de los niños, propicia un desarrollo y aprendizaje correctos del lenguaje; así, los pacientes logran una óptima integración social, escolar y laboral, afianzar la autoconfianza y la autoestima y comunicarse e interactuar de manera más efectiva.
Implantes cocleares en los más pequeños
Se estima que en Málaga nacen cinco o seis niños de cada mil con algún problema auditivo, de los cuales entre uno y dos sufre sordera profunda bilateral. Esto quiere decir que, cada año, nacen en la provincia 90 niños con sordera y 30 de ellos van a necesitar una prótesis auditiva o un implante coclear.
«Corregir la sordera profunda es especialmente importante en los niños que nacen sordos o que se quedan sordos durante los primeros años de vida, ya que sin una adecuada audición será difícil el desarrollo de un efectivo grado de lenguaje», explica el experto. Las áreas cerebrales del lenguaje se ponen en marcha y se estimulan gracias a que llegan los sonidos de las palabras; así aprendemos a identificar objetos, personas por su nombre, repetimos sílabas, luego palabras, formamos frases y se pone en marcha el complejo mecanismo del lenguaje. «Este proceso tiene lugar durante los primeros años de vida de forma que, pasados los primeros dos, el cerebro del niño comienza a perder plasticidad y, transcurridos los cinco, ya será muy difícil que consiga alcanzar un lenguaje normal», especifica el doctor Ruiz-Rico.
Según datos de la Federación de Asociaciones de Implantados Cocleares de España, en el país hay 14.500 personas con un implante coclear, el 60% de ellos adultos y más de la mitad mujeres; una intervención cada vez más extendida que permite a los afectados poder comunicarse de forma definitiva.
Este dispositivo es capaz de sustituir la estimulación de las células ciliadas de la cóclea que ocurre en la audición normal, por señales eléctricas que estimulan las fibras nerviosas del nervio auditivo, para permitir el reconocimiento del habla. «El implante consta de dos partes: un dispositivo que se implanta quirúrgicamente dentro del hueso temporal donde se aloja el oído, del que sale una guía de electrodos que se introducen en la cóclea (oído interno). La segunda parte es el dispositivo externo o procesador de sonido donde se recibe la información auditiva y se transforma en una señal eléctrica», explica el responsable del del servicio de Otorrinolaringología de Quirónsalud Málaga.
Este equipo médico ya ha colocado más de una decena de implantes cocleares, una labor que sería imposible sin el trabajo conjunto de especialistas en otorrinolaringología entrenados en el diagnóstico y en la colocación de implantes. También gracias a la intervención neurólogos especializados que descartan otro tipo de patologías asociadas, audiólogos que realizan las evaluaciones audiológicas y el seguimiento auditivo del paciente, técnicos especialistas en la programación de implantes, así como logopedas y rehabilitadores que ayudan al paciente a desarrollar el lenguaje oral a través de la audición con el fin de lograr una óptima integración. Por otro lado, la familia es el motor principal de la rehabilitación del paciente, además de la coordinación con el entorno escolar u otros terapeutas.
¿Cómo funcionan estos dispositivos?
Los implantes cocleares permiten a las personas sordas recibir y procesar sonidos y lenguaje. Estos dispositivos restablecen una audición «casi» normal, son herramientas que ayudan a procesar los sonidos y el lenguaje y transmitirlos al cerebro. Son aptos para un número muy reducido de pacientes, puesto que son necesarios varios requisitos para poder implantarlos. «Cualquier persona de cualquier edad puede operarse, siempre y cuando su sordera sea definitiva o casi definitiva y los audífonos no le aporten ayuda», explica el otorrino.
Es un dispositivo electrónico que sustituye la función dañada del oído interno. Según el doctor Ruiz-Rico, «la implantación se efectúa en menos de dos horas y consiste en la introducción de un electrodo en el oído interno (cóclea o caracol) que estimula directamente las fibras del nervio auditivo. Las señales sonoras externas (palabra, música, etc.) las recoge un micrófono externo (similar a un audífono convencional), que las enviará a este electrodo implantado, consiguiéndose que personas con sordera profunda consigan oír», termina diciendo el especialista.