viernes, 13 diciembre 2024

Pagar por leer: la última locura de los grandes periódicos

Si todo anda como dicen algunos que va a andar la prensa a final de año, puede que nos encontremos con la versión digital de El País bajo un muro de pago. Es decir, que los usuarios que quieran acceder a esta cabecera tendrán que sacar la tarjeta de crédito. No obstante, ni se sabe la fecha concreta, el modelo, la tecnología que se usará… nada.

De hecho, hace unos días el consejero delegado de Prisa, Manuel Mirat, se encargó de meter más dudas al asunto. ¿Será a final de año? ¿A principios del año que viene? Nadie sabe. Tampoco ayuda que el diario de referencia de Unidad Editorial, El Mundo, vaya atrasando su versión de pago. Iba a ser en primavera, luego después del verano… ahora no se sabe.

Tampoco aclara nadie, ni siquiera Vocento, que ya practica el muro de pago en sus medios regionales, cómo será el formato definitivo. ¿Se pagará una suscripción al mes por todo el contenido? ¿Será por noticia? ¿Por secciones? ¿Autores? Sobre este asunto, tampoco nadie sabe nada.

El resumen es que todos quieren cobrar, pero nadie sabe cuánto ni cómo. Y, más allá de esto, el problema es que nadie en el sector sabe por qué se debe cobrar. Esa es la clave. El miedo a dar este paso es grande. Los motivos están más que justificados, y lo peor es que nadie los puede negar. Además, quien se atreva a hacerlo; o bien está muy alejado de la realidad mediática, o solo quiere contentar a sus jefes (dueños) sin saber cómo.

¿PAGAR POR PERIÓDICOS?

Para aterrizar los problemas de los muros de pago, la mejor idea es hablar de las cuestiones concretas y así determinar por qué habría que pagar, cuánto y cómo. Luego, cada uno, que vaya respondiendo las preguntas según le dicte su conciencia.

Asunto José Antonio Reyes, el exfutbolista del Sevilla muerto recientemente. Todo el mundo publicó en las horas posteriores la misma fake news: que había tenido un accidente a 237 km/h. Lógicamente se sabía que iba muy rápido, demasiado; ¿pero cuál es el sentido de publicar algo que no está contrastado como se ha conocido días más tarde? Es una anécdota, ¿pero realmente va a querer pagar un usuario por algo que solo es medio verdad? ¿Alguien va a querer pagar por un contenido informativo sin mayor carga de valor que saber que alguien ha muerto?

En cuanto a este tipo de informaciones, tenemos los datos del paro, del IPC, resultados deportivos, festivales de cine… ¿en realidad merece la pena pagar por eso? Habrá quien llegado a este punto diga: “Por esos datos no, pero análisis al respecto, puede”.

Y aquí llegamos al asunto de la masa crítica. ¿Genera un importante volumen de negocio los que paguen por leer análisis bien hechos, trabajados y elaborados sobre por qué el paro sube o baja en X sitio? Pensemos la respuesta antes de que explote el “demagómetro”.

LA LUCHA CONTRA “LO ABIERTO”

Por si fuera poco el problema de enfrentarse al significado de cobrar por noticias que se pueden resumir en un tuit, el ecosistema informativo tiene ahora mismo muchos medios que ni remotamente se plantean cerrar sus contenidos.

Esa lucha desigual sería compleja. Aquí, las grandes cabeceras pensarán que pueden dar en “abierto” ese contenido poco complejo y cobrar por los análisis, las entrevistas, las grandes exclusivas… ¿pero en serio alguien va a utilizar tantos medios para leer? Y volvemos a lo mismo, ¿de forma masiva?

En este punto, las grandes editoras querrán tirar de fama, trayectorias de sus cabeceras… pero hay una realidad. En el último año uno de los temas candentes en la actualidad ha girado en torno el excomisario más famoso de España, Villarejo. Medios como El Independiente o Vozpópuli han aportado muchas cosas nuevas, y por encima de todos ha destacado MONCLOA.com; es decir, medios de nuevo cuño que descubren temas trascendentes.

¿De verdad van a poder competir El País o El Mundo con la gran cantidad de “medios jóvenes” y con gente muy capacitada? Si ahora tienen un liderazgo, sobre todo numérico, se basa en el volumen. Con grandísimas redacciones que son capaces de vaciar decenas de contenidos al día para sumar cantidad. ¿Pero cobrarán por ese volumen? Ya hemos concluido que no tiene ningún sentido.

Por lo tanto, si el volumen no se cobra, y lo que se cobra tiene históricamente pocas lecturas porque son temas más áridos, largos y complejos… ¿quién va a ganar dinero con eso?

En este punto, retomando la entrevista del consejero delegado de Prisa, habla de “algún sistema de pago”. Y esa parece la idea. Es decir, todo lo que sume será bienvenido, pero parece poco probable que ninguna de estas grandes cabeceras pretenda vivir de un muro de pago.

LOS EJEMPLOS

Llegados a este punto habrá gente que piense que, al menos en España, existen modelos de pago solventes como eldiario.es de Ignacio Escolar. De acuerdo, aceptemos pulpo como medio de pago. Pero extrapolar la situación de este medio con periódicos generalistas sería un grosso error.

Eldiario.es es un medio de militancia. Hay gente que paga suscripción por apoyo a la cabecera. Esa es la clave. ¿Puede haber vida de pago para periódicos especializados o con sesgos ideológicos determinados? Más o menos. De hecho, el medio de Escolar también necesita apoyo publicitario (más de la mitad de sus ingresos proceden de eso). A pesar de todo.

Por lo tanto, los muros de pago, hablando siempre de España, que es lo que nos preocupa y ocupa, tienen un futuro incierto. Y de eso se están encargando los propios grupos editoriales al trasladar tanta incertidumbre. Es la sensación de que se saldrá, se cambiarán cosas, otras se mantendrán… y tras muchas pruebas algo se rascará. El problema es que de rascar no se puede mantener una redacción de 100 personas.


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