“Estamos construyendo una compañía tecnológica no para el próximo trimestre ni para los dos siguientes. Estamos conformando la Telefónica para los próximos 20 o 30 años”. Así de rotundo se ha mostrado su presidente, José María Álvarez-Pallete, durante la junta de accionistas en la que ha recalcado que “cuando se trabaja con esa perspectiva de generación de valor duradera, resulta esencial ciertos requisitos”.
Unos deberes sustentados en tres pilares: la confianza, el crecimiento y la eficiencia. “Debemos crear una sólida relación de confianza con todos nuestros grupos de interés, comenzando desde luego por los clientes, y fundamentada en su satisfacción”, ha subrayado Álvarez-Pallete. Y más importante que ser denominada como la empresa de telecomunicaciones más admirada de Europa, y uno de las más relevantes del mundo, “lo realmente importante es que son nuestros propios clientes quienes han expresado un grado de satisfacción récord en 2018”. Además, el presidente de Telefónica no se olvidó de los inversores y el conjunto de la sociedad. Y siempre bajo la tutela del respeto de los valores como la protección de la privacidad y la seguridad, o el uso controlado y ético de la inteligencia artificial.
«El futuro pasa por las redes de Teléfonica», ha recalcado el presidente de la compañía en la junta de accionistas
Respecto al crecimiento, este debe ser inclusivo y sostenible. “Para nosotros es una prioridad el desarrollo de servicios con impacto positivo en el medio ambiente”, ha recalcado Álvarez-Pallete. Y, por último, la eficiencia, un campo en el que la digitalización es clave: “Esperamos ahorros por valor de 1.000 millones de euros gracias a la digitalización de nuestros procesos”, ha pronosticado.
TELEFÓNICA Y EL HORIZONTE DE CAMBIO
Telefónica acaba de cumplir 95 años. De aquella compañía, de la que se ‘aprovecharon’ sólo 80.000 privilegiados, se ha pasado a una firma que ofrece servicio a más de 350 millones de clientes en 16 países, que lleva a los hogares más de 800 kilómetros de fibra (la distancia entre Madrid y Marsella), o que transporta una cantidad de datos equivalente a 70 millones de capítulos de la serie favorita de cualquier ciudadano.
Una Telefónica que alcanzó en 2018 los 49.000 millones de euros de ingresos, con un beneficio neto que supera los 3.300 millones de euros, y que ha reducido su deuda en casi 14.000 millones de euros desde junio de 2016. «Permítanme recordarles», ha dicho a los accionistas, «que la venta de 02 en Reino Unido que los reguladores bloquearon, suponía una transacción de un importante equivalente. Tres años después, hemos reducido la deuda tanto como si hubiésemos vendido nuestra filial, pero aún contamos con ella y además la hemos situado en niveles récord de ingresos».
Álvarez-Pallete también ha subrayado que se mantiene la atractiva remuneración a los accionistas, con un dividendo de 0,4 euros por acción con amplia cobertura, tanto en términos de beneficio por acción, como de flujo de caja libre por acción. Todo ello en un escenario poco propicio, con los mercados mirando con recelo al sector, con turbulencias en mercados y divisas en Latinoamérica y Reino Unido, y con un Ibex 35 en modo negativo.
Telefónica mantiene la atractiva remuneración a accionistas
“Queremos crecer en ingresos, y estamos creciendo. Queremos incrementar los márgenes, y los estamos incrementando. Y seguiremos invirtiendo para contar con las mejores plataformas, algo que ya estamos haciendo”, ha dicho Álvarez-Pallete durante su participación en la junta de accionistas. Y añadió: «Los resultados del primer trimestre de 2019 consolidan esa tendencia de crecimiento, tanto en ingresos, como en beneficio neto, que crece más de un 10% y en generación de caja libre, que se multiplica por 2,6 veces frente a 2018. Son datos que, en su conjunto, permiten confirmar los objetivos financieros que anunciamos para 2019».
Telefónica lleva los últimos tres años inmersa en un nuevo y completo proceso de transformación que le ha convertido en una empresa tecnológica. “Un viaje en el que ya hemos cruzado el ecuador. Un proceso que debe proseguir y acelerarse a la velocidad que se aceleran los cambios tecnológicos a los que damos respuesta”, ha enfatizado.
Cambios como los coches autónomos, la inteligencia artificial que ya supera a radiólogos humanos en el diagnóstico de tumores, el 5G, sensores y robots en las fábricas que se gestionarán con ultra-baja latencia en tiempo real… y 100.000 millones de personas y cosas estarán conectadas en unos años. “El tráfico de datos seguirá creciendo exponencialmente, multiplicándose por cuatro en el fijo y por cinco en el móvil. Muchas de estas asombrosas novedades están sucediendo ya y otras sucederán pronto. Pero todas, absolutamente todas, discurrirán por nuestras redes. El futuro pasa por las redes de Telefónica”, ha remarcado.
Telefónica ha ganado nueve millones de clientes en los tres últimos años, y tiene más clientes de banda ancha con fibra o cable que con cobre. Además, los clientes de contrato ya suponen la mitad de los clientes móviles, y casi el 50% de los mismos ya disfrutan de la tecnología 4G. «Cambiamos al tiempo que mejoramos todas nuestras partidas financieras, y nos convertimos en un negocio de datos. Nuestros servicio tradicional, la voz, ha dejado de ser la principal fuente de nuestros ingresos y los datos ya suponen el 56% de las ventas. Además, alcanzamos unos márgenes que son referencia en el sector», ha significado.
Una transformación que ha ido acompañada de un alto ritmo de inversión: 83 millones de euros, desde 2012, que han servido para reforzar sus plataformas tecnológicas. «Es una cifra que equivale a una economía del tamaño de Puerto Rico», ha comparado. «Invertir así nos ha permitido ser líderes en fibra en Europa y Latinoamérica, con casi 52 millones de unidades inmobiliarias pasadas con red propia. No basta con declarar que se apuesta por el futuro de las redes. Hay que hacerlo y mantenerlo. Y eso tiene una traducción en esfuerzo inversor», ha concluido.