domingo, 15 diciembre 2024

Las telecomunicaciones dan pasos hacia la economía compartida en Europa

La economía compartida se extiende entre los proveedores europeos de telecomunicaciones, que están cooperando para acelerar la entrega de banda ancha de alta velocidad a través de cables de fibra óptica.

Empresas como Orange o Vodafone tienen una asociación de larga data en equipos de telefonía móvil para ahorrar dinero. Estas dos compañías han comenzado a tomar enfoques similares respecto a la fibra óptica mientras se preparan para la demanda de aplicaciones de datos de una próxima generación, como la realidad virtual o los coches de autoconducción.

Conversaciones preliminares entre Vodafone y BT Group, en el Reino Unido, donde la cobertura de fibra óptica se sitúa en 2%, podrían ampliar una tendencia también registrada en España y en Portugal, donde la fibra está directamente disponible para más del 70% de los edificios.

La fibra óptica será necesaria para impulsar el tráfico en Europa con la llegada de una quinta generación alrededor del año 2020

“El costo de la fibra es un problema”, dijo Bengt Nordstrom, consultor de telecomunicaciones en Northstream, en Estocolmo. “Las inversiones son muy altas y a veces puede ser difícil justificar el gasto”.

Los costos de instalación de la fibra óptica ascienden a unas 500 libras (539 euros) por hogar en el Reino Unido y los operadores suelen tener una absorción del 30% para obtener un rendimiento decente, según Bloomberg Intelligence. La unidad de apertura de red de BT planea cubrir 10 millones de edificios con fibra, una meta propuesta para mediados de 2020.

Las distribuidoras no pueden evitar la inversión, con la necesidad de que las redes fijas e inalámbricas estén más integradas a futuro. El uso de datos ha aumentado en el Reino Unido y la fibra será necesaria para impulsar el tráfico en Europa con la llegada de una quinta generación alrededor del año 2020.

Los reguladores han alentado a la cooperación entre las compañías. La Comisión Europea, tratando de estimular la competencia y acelerar la velocidad de los consumidores, ha propuesto reducir la carga reguladora de los proyectos de inversión cooperativa.

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La asociación en fibra puede también generar mayores ganancias que la capacidad de alquilar operadores tradicionales como Telefónica España u Orange en Francia. Los nuevos proyectos generan ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización de alrededor del 50%, frente al 20% por acuerdos mayoristas, según Erhan Gurses, analista de Bloomberg Intelligence. Los incentivos financieros, junto al empujón regulatorio, generarían más acuerdos.

“Bélgica, el Reino Unido, y si cambian su visión, Austria y Alemania, pueden surgir como el próximo grupo de países donde la inversión cooperativa gane una importante tracción”, sostuvo Gurses.

Más cooperación

Vodafone ha sido uno de los mayores defensores de la economía compartida. En Irlanda, la distribuidora se asoció con Electricity Supply Board, una empresa energética, para crear una empresa de fibra mayorista. En Portugal, Vodafone preparó acuerdos separados con Portugal Telecom y Optimus.

En España, la compañía con sede en Reino Unido, se asoció al principio con Orange, pero ahora complementa su propia red pagando a Telefónica por el acceso a una red nacional de fibra mucho más grande que construyó el antes monopolio español. Orange, por su parte, tiene inversiones conjuntas con Masmovil Ibercom.

Lo cierto es que el intercambio de redes no está exento de barreras, incluida la complejidad de conseguir que sus rivales hagan negocios. Algunos operadores pueden permitirse invertir solos, mientras que hay titulares como Deutsche Telekom en Alemania que tratan de prolongar la vida de sus líneas de cobro antes de pasar a fibra. En el Reino Unido, pudieran necesitarse algunos incentivos regulatorios para alentar asociaciones como la que consideran BT y Vodafone.

“Las negociaciones entre Vodafone y BT se traducen en un desarrollo potencialmente significativo para el sector”, dijo Mark Williams, director gerente de Berkeley Research Group. “A medida que operadores y reguladores se sientan más cómodos, verán que se producen más acuerdos”.


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