¿Es posible un consenso en Defensa?

Contemplamos, de cara al 28-A, un panorama radicalizado desde los principales partidos, favoreciendo la fisura entre izquierda y derecha. Los socialistas podrían, quizás, gobernar con el apoyo de Podemos y del PNV, sin necesitar a los independentistas catalanes, aunque ERC se ha entregado ella misma a Pedro Sánchez en bandeja de plata, intentando un pago aplazado que Sánchez ya descarta. Otros consideran que PP, Ciudadanos y Vox podrían unir sus fuerzas, a la andaluza.

Parte del electorado favorecería una combinación entre PSOE y C´s, pero Albert Rivera ha cerrado esa puerta. Otra cosa es que la llave del cerrojo esté en el fondo del mar o en su bolsillo. En todo caso, el denostado centrismo haría bien en instalarse en la próxima gobernatura de España pues son los radicalismos los que han protagonizado, para mal, estos últimos años.

Con un panorama internacional en el que el mundo se “tripartiza” y una nueva recesión puede estar en el horizonte, es necesario, entre otras cosas, fortalecer una Unión Europea sin británicos (en principio), cuidar una clase media peligrosamente menguante y reducir en España las tensiones territoriales para poder enfocar reformas necesarias en ese ámbito, en el productivo y en el social, situándonos, asimismo, donde debemos internacionalmente, con iniciativas propias.

Con estos telones de fondo, conviene bajar a temas que no están en primera fila del debate electoral como, en este caso, el relativo a nuestra defensa. Organizado por el grupo “A-30” tuvo lugar la semana pasada en el Casino de Madrid un debate en el que participaron los portavoces en la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados del PP (Ricardo Tarno), del PSOE (Zaida Cantera) y de Ciudadanos (Javier Cano). Podemos declinó la invitación. También acudió VOX.

Los tres partidos considerados constitucionalistas coincidieron en bastantes cosas, como que los temas de Defensa sean objeto de una política de Estado; en ser más activos tanto en la OTAN como en materia de Defensa Europea para posicionar a España en el sitio que le corresponde; en ir tendiendo hacia el 2% en los gastos de defensa, sin perjuicio de subrayar nuestra presencia en numerosas operaciones internacionales como una contribución por valorar en materia de gastos; en potenciar la industria española y europea de defensa; en reforzar el flanco sur; en mantener una estrecha coordinación en estos temas entre Exteriores y Defensa. El entendimiento es, pues, posible en cuestiones estratégicas, entre PSOE, PP y Ciudadanos. Una buena noticia.

Vox renegó de la OTAN (un cadáver…) y rechazó una Defensa Europea. Su exclusiva prioridad estratégica es un supuesto “autónomo” (Ceuta, Melilla). Pide, pues, revisar el incidente de Perejil. No es una mala reflexión, pero no hay porque contraponerla a la OTAN y a la Defensa Europea. En un mundo global hay que sumar y no aislarse.

Faltó, sin embargo, una visión estratégica más profunda. ¿Cómo dotar unas FAS en las que las capacidades disuasorias son ahora esencialmente, justificadamente, las de la Armada y las del Ejército del Aire? ¿Qué Armada necesitamos, de proyección mundial de fuerza o centrada en el eje Baleares-Estrecho-Canarias? ¿Cómo fusionar las desperdigadas industrias de defensa europeas? ¿Qué OTAN necesitamos en ese mundo “tripartizado”? ¿Cómo ensamblar eficazmente la Defensa Europea? ¿Le hará falta una disuasión nuclear y cómo enfocarla si la respuesta es positiva? ¿Cómo abordar el nuevo paradigma estratégico mundial? Y, esto, solo para abrir boca ….

El representante del PP no glosó una propuesta estrella de Pablo Casado, que el Cuartel General de la VI Flota americana se traslade de Nápoles a Rota. Está por ver que Washington quiera hacerle ese feo a Roma, que protestaría airadamente, siendo, además, más central Italia que España, geográficamente, en el Mediterráneo.

Su maestro, José María Aznar, pretendió en su día, sin éxito, una “relación especial” con los EEUU, como la de Washington con Londres, basada, esta última, en un imperialismo común, en guerras libradas juntos y en su identidad cultural compartiendo, asimismo, un mismo idioma. No es nuestro caso, lo que no obvia una estrecha relación entre Madrid y Washington en temas de seguridad, bilateral y multilateralmente.

 Carlos Miranda es Embajador de España