El reconocimiento que han adquirido chefs como Dabiz Muñoz o Jordi Cruz han propiciado que España de un salto a nivel gastronómico. Cada vez es más frecuente encontrarse con restaurantes vanguardistas, aunque existen platos que no pasan de moda. Son los más tradicionales, como la tortilla de patatas o la paella. Es el caso de los torreznos, que no son tan habituales en casa, pero sí en los restaurantes. Sin embargo, no es tan difícil prepararlos. Te lo enseñamos.
Los mejores, los de Soria
No es ningún secreto. El templo de los torreznos es Soria. Pasar por esta provincia sin probar este producto es un error imperdonable. Por el buen producto que tienen y por cómo lo cocinan. No, no es solo panceta frita como se sirve en el resto de España. Los torreznos requieren de un proceso lento y poco conocido que por eso casi nadie se atreve a replicar en su casa. Hasta ahora. Te vamos a enseñar la manera más sencilla de hacerlos. Sigue estos pasos.

Ingredientes
- Torreznos de Soria (Panceta curada)
- Aceite de girasol
Lo mejor de esta receta es que en cuanto a ingredientes no requiere más que el producto principal y el aceite de girasol. Sin embargo, asegúrate de escoger una buena panceta curada. Merece la pena, y mucho, ojear bien en el supermercado. Existen envases que especifican directamente que se tratan de torreznos de Soria. Ahí sabrás seguro que has acertado. Te mostramos cómo hacer la receta.

No guardar los torreznos en la nevera
Si en lugar de coger la panceta envasada optas por ir a la carnicería, pide un grosor de unos tres centímetros. Así los torreznos serán más sujetos y se sujetarán mejor en la sartén. Antes de empezar el cocinado, un consejo: no los metas en la nevera. Y si lo haces, sácalos un rato antes de cocinarlos. De no ser así, la humedad jugará en tu contra y hacer la receta te llevará mucho más tiempo. Y no quedará en condiciones. Te mostramos el cocinado.

Cocinarlos los torreznos a fuego lento
Coloca los torreznos en una sartén con la piel boca abajo, de pie. Después agrega abundante aceite, como para cubrir por completo la corteza. Después es el momento de encender el fuego, aunque lo dejaremos a baja potencia. Será el momento de esperar a que salgan burbujas y la corteza consiga estar bien crujiente. ¿El tiempo? Entre 25 minutos o una hora, dependiendo del fabricante y del estado de la panceta. La corteza no se quemará porque está a fuego lento. Te contamos como terminar la receta.

Los torreznos, de lado y a fuego fuerte
Cuando observemos que la corteza se ha levantado del todo, será el momento de volcar los torreznos. Subiremos el fuego al máximo y los dejaremos un minuto por cada lado, para que coja esa textura crujiente. Cuando estén dorados, lo único que tendrás que hacer es retirarlos sobre un papel absorbente para evitar el exceso de grasa. Después puedes trocearlos y servirlos en un plato. La ración estará exquisita y tus invitados lo fliparán. Están de moda y le gustan a todo el mundo. Ahora te contamos si es un plato saludable y otros misterios.

Un manjar ‘peligroso’
Los torreznos es una de esas raciones de las que hay que privarse. Este tipo de panceta tiene un alto contenido de grasa, a lo que hay que sumarle que está frita en abundante aceite. Si abusamos, además de destrozar nuestra dieta podemos disparar el colesterol. Pero tranquilo, es como todo: un capricho ocasional nunca sienta mal. Semanalmente picar algún torrezno no te provocará ningún tipo de problema de salud. Ahora te contamos con qué los puedes acompañar.

Con qué acompañar los torreznos
Los torreznos no son un plato al uso. Es más bien una especie de entrante o ración para picotear junto a otras cosas. Si vas a sustituir los torreznos por un plato de cualquier tipo de carne, procura tomar un primero ligero (algún tipo de puré suave). Como guarnición, lo mejor es optar por una ensalada para refrescar y bajar la sensación de hinchazón que puede provocar un alimento como este. Desde luego, con qué acompañarlo es lo de menos. Lo único que tienes que hacer es lanzarte a preparar estos suculentos torreznos que te van a encantar.
