Blablacar: cuando compartir coche se convierte en un negocio

Blablacar ya no es lo que era. El modelo de economía colaborativa ha quedado atrás y se ha convertido en el negocio particular de muchos. En numerosas ocasiones, los conductores ponen precio a un viaje de forma que ellos salen ganando. Es decir, que el viaje les sale gratis o incluso obtienen beneficio.

La plataforma se presenta como un modelo de negocio en el que conductor y pasajeros comparten los gastos del viaje. Ahora las cosas han cambiado e incluso los precios son más elevados que los de otros medios de transporte, como el autobús o el tren.

Los conductores se están aprovechando en muchos de los viajes, se están lucrando. Pongamos un ejemplo. Un viaje Vigo-Madrid con dos pasajeros y conductor cuesta entre 50 y 70 euros de gasolina, dependiendo del coche. Bien, actualmente hay usuarios que publican viajes para este mismo trayecto por más de 40 euros. No es algo que nos hayamos sacado de la manga. Hemos entrado en la página para trastear algunos de los precios que ofrecen. Hay viajes por 28,9 euros (que incluyen los 4,90 euros de gestión que se lleva la plataforma), de forma que el conductor cobraría 24 euros.

Este precio es razonable. La sorpresa llega cuando se encuentran viajes en coches no muy viejos y que no consumen mucho por más de 40 euros. He aquí un ejemplo. Un usuario de 22 años publica un viaje que sale este viernes 9 de Majadahonda (Madrid) con destino Vigo en un Alfa Romeo 147 por 40 euros. Ofrece tres plazas, de forma que si consigue llenarlas finalizaría el viaje con 60 euros de más en su bolsillo. Y eso tirando por lo alto el consumo de gasolina que hará.

Pero no es el único. Para el viernes 9 también hay otros similares. Concretamente, una conductora que publica dos plazas por 42 euros cada una para viajar en un Toyota Yaris u otro, que publica un viaje por 44,5 euros. Atrás quedaron esos viajes Madrid-Vigo en los que todos pagaban 20 euros (incluido el conductor).

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Este incremento en los precios ha provocado una guerra con opiniones de todo tipo. Defensores y detractores discuten – metafóricamente hablando – sobre si es correcto o no cobrar de más y que el conductor no pague ni un duro. Es decir, que el viaje le salga gratis. Algunos defienden que el conductor te lleva a un sitio y que con dicho viaje el coche sufre, por lo que ven normal que cobren un poco de más e incluso se lucren de ello.

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Otros, en cambio, catalogan el acto de timo.

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Empresarios y trabajadores

Blablacar tiene usuarios de todo tipo. Desde trabajadores a empresarios, incluso profesionales de la música hacen uso de él. El problema viene cuando empresarios y trabajadores de otras empresas, como distribución, hacen negocio en ambas direcciones para sacarse unas ‘pelillas’.

No hay mejor forma de explicar este asunto que ser usuaria de Blablacar y haber vivido en primera persona todo tipo de anécdotas. Vayamos por partes. Siempre realizo el viaje Madrid-Vigo y en varias ocasiones me he encontrado con aprovechados, económicamente hablando.

Cuando una persona reserva el viaje no conoce al conductor. Es cuando se llega al punto de encuentro y en medio del viaje cuando se conocen este tipo de detalles. Hace más de un año viajé con un hombre que tenía un taller y venía a Madrid a buscar un coche con el que pretendía llevar a cabo un negocio. En el viaje hacia Madrid viajaron él y un compañero para poder llevarse los dos coches de vuelta. Publicaban el viaje para que les costase menos pero luego, posiblemente, cargaban el coste total como ‘viaje de trabajo’ para desgravarse. Pero el asunto no termina ahí.

Trabajadores de empresas publican plazas en sus viajes laborales para sacar partido

Uno de los principales miedos de los usuarios de Blablacar – conductores y pasajeros – es que les dejen tirados. También hay una anécdota de ello. En un viaje, a pocas horas de salir, me escribió el conductor diciendo que había tenido un problema y no podía viajar. Aun así, el viaje seguía en hora porque nos llevaba un ‘colega’ suyo. ¿Cual fue mi sorpresa al llegar al punto de encuentro? Su amigo, el que nos iba a llevar a Vigo, era repartidor de una conocida empresa de distribución y llevaba a usuarios en el coche de la compañía. Mi enfado, así como el del resto de pasajeros, aumentó porque el conductor que iba a realizar el viaje no lo canceló y se llevó el dinero igualmente.

Cuando pensaba que ya no me podían pasar más cosas llegó la siguiente. Fue la navidad de 2015, concretamente el 23 de diciembre. Por motivos laborales no sabía cuando podría viajar a Vigo, por lo que me cogí un Blablacar a última hora. La primera sorpresa fue, como es de esperar, cuando llegué al punto de encuentro, en Moncloa (Madrid). Había dos furgonetas de siete plazas y el supuesto conductor me dijo que embarcase en la que quisiese. Vaya, pero si las dos eran suyas. La pregunta ahora es, ¿cómo pensaba llevar las dos? Podría ocurrir como en el primer ejemplo, que uno había publicado el viaje y el otro viajaba con él, pero no fue así. Mi mayor sorpresa fue cuando llegó la hora de partir y ese supuesto conductor se quedó en Madrid. Había acordado con conocidos que llevasen los dos coches a Vigo y se los dejasen luego en un sitio. Obviamente, estos conductores viajaban gratis.

Coche lleno

Hay muchas formas de sacar partido económico de Blablacar. Además de incrementar los precios se puede ofrecer las cuatro plazas restantes del coche. Por suerte, los que hacen esto son pocos. Normalmente, los usuarios de Blablacar publican tres plazas (si van solos) para que los pasajeros viajen lo más cómodos posibles. Pero los hay quienes aprovechan hasta el mínimo espacio. Y porque el coche no puede transportar más de cinco pasajeros porque si pudiesen ir seis, seguramente, lo harían.

Cuando estos conductores quieren ocupar las cinco plazas del coche los únicos que van cómodos son el piloto y el copiloto. Los que ocupan los asientos de atrás no, se pasan seis horas apretujados. A ello hay que sumar el calor que hace en algunos meses del año, viviendo una auténtica odisea

Amenaza a la seguridad vial

Los problemas de Blablacar también incluyen la seguridad. El conductor debe viajar completamente limpio, no puede consumir alcohol y menos drogas. Como hay de todo en este mundo, también los hay quienes hacen oídos sordos a las advertencias. He aquí otro caso. Durante un viaje de Blablacar es habitual que el conductor haga una parada para descansar, estirar las piernas y tomar algo. En la parada de un viaje, el conductor, ni corto ni perezoso, comenzó a liarse un porro y se lo fumó.

Blablacar: «Mientras otros países nos impulsan, en España no entienden nuestro servicio»

Al conducir bajo los efectos de las drogas el conductor pone en peligro su vida, la de sus acompañantes y la del resto de personas que circulan por la carretera. Al conducir después de haberse fumado un porro de canabis, por poner un ejemplo, el conductor no está en condiciones de viajar. Concretamente, tiene una menor atención, lo que le lleva a reaccionar más lentamente ante posibles problemas que se puedan presentar en carretera. Es decir, que estaba poniendo el riesgo la vida de las tres personas que viajamos con él.

Fumar un porro no es lo único que hacen algunos conductores de Blablacar. Recientemente, un familiar viajó en el trayecto Vigo-Madrid. Todo iba bien hasta que el conductor comenzó a cabecear y, entre risas, reconoció que había dormido poco porque la noche anterior había salido de fiesta y se le fue de las manos.

Y es que algunos conductores de Blablacar no piensan que de ellos depende la vida de otras personas. Otros intentan sacarse un dinero de forma gradual ya que son muchos los que suelen hacer el mismo viaje dos o más veces al mes. Son estos los que provocan que usuarios y organizaciones duden de el modelo de economía colaborativa. Afortunadamente Blablacar tiene 3 millones de usuarios y no son muchos los que se lucran de estos viajes directamente, aunque más llamativo es el caso de aquellos que lo hacen de forma indirecta.