Neolengua en EE. UU., Alemania arrastra a la UE y el teatro de Sánchez contra el Ibex

Tradicionalmente cuando llegaba el mes de agosto las redacciones periodísticas se afanaban por determinar cuales serán los culebrones informativos –las denominadas serpientes de verano– que ayudaran a paliar la escasez de noticias en el ámbito político y económico. Como burócratas, directivos e inversores estaban de vacaciones era difícil encontrar exclusivas con las que llenar las páginas de los diarios y las escaletas de los programas informativos. Pero todo eso ya pasó. Ahora los aparatos de propaganda trabajan a destajo para generar contenidos y los poderes internacionales logran provocar conflictos geopolíticos con sólo chasquear los dedos.

EL AVISPERO DE TAIWAN

Por eso comenzamos la semana con tambores de guerra en Taiwan, mientras los disparos no cesan en el Este de Europa y la tensión crece en la frontera de Kosovo. Con una Administración de EE. UU. que parece dispuesta a agitar el avispero del Indo–Pacífico para seguir alimentando el negocio del complejo militar-industrial. Todo con tal de ocultar la existencia de la recesión y evitar una derrota electoral en las elecciones de midterm que dejen a Joe Biden con el síndrome del pato cojo

Las consultoras de comunicación y asesores de imagen modifican definiciones para que mantener bien lavados los cerebros de los súbditos, a los que se les arrojan migajas que estos consumen gustosos solicitando algunas más a sus amos. Si los datos macroeconómicos no son del agrado del gobernante pues se cambian. En España se ha asaltado el INE y en EE. UU. se cambia la definición de recesión. Dos trimestres consecutivos de caída del PIB ya no son indicadores de un cambio de ciclo. 

EE. UU. ENTRA EN RECESIÓN

El Departamento del Tesoro que dirige Janet Yellen se ha convertido en una caricatura de sí mismo, al indicar que el país no está en recesión, sino en «periodo de transición». Da igual que el PIB se haya contraído un 0,9% anualizado en el segundo trimestre (tras caer un 1,6% en el primero). Porque ahora resulta que lo importante es el nivel de empleo. Y en lugar de suscitar las críticas de los grandes medios de comunicación financieros, resulta que muchos de ellos compran la mercancía a Yellen y abren un debate sobre la necesidad de cambiar el criterio para redefinir la recesión.  

Aunque en realidad todo esto no se ha cocinado en el Departamento del Tesoro, sino en el despacho de Brian Deese, un sacerdote destacado de la iglesia de la calentología que después de trabajar para Barack Obama se marchó a BlackRock y ahora es el jefe del equipo de asesores económicos de Biden. Esos que han elaborado un documento (al estilo de los papers académicos) en los que se pone en tela de juicio la definición de recesión y que fue publicado por la Casa Blanca días antes de conocer el dato de PIB del segundo trimestre. 

LA FED LEVANTA EL PIE

Esto sucedió mientras el presidente de la Reserva Federal comunicaba en rueda de prensa la nueva subida de tipos de interés, del 0,75%, en una intervención que fue interpretada por el mercado como una muestra de que el banco central de EEUU no va a ir mucho más lejos en el incremento de las tasas de referencia. El nivel actual del 2,25% es «neutral», según los técnicos de la FED, lo que quiere decir que a su juicio ni estimula ni enfría la economía. 

La idea de Powell es realizar incrementos menores a los realizados hasta la fecha (entre 75 y 125 puntos básicos más en lo que queda de año). Y por eso Wall Street celebró la decisión de política monetaria con aumentos de los principales índices. Se cumple el guión establecido: subir tipos de forma agresiva antes de que llegue el otoño para rebajar el tono en las semanas previas a las elecciones. Y ya en la última reunión del comité federal de comité abierto (el consejo de gobierno de la Reserva Federal) podrá volver a subir las tasas si la inflación no afloja.

Una vez más los bancos centrales actuando como alquimistas –como dice el ex gobernador del Banco de Inglaterra Mervyn King en su magnífico libro– o más bien como aprendices de brujo que con sus varitas y pociones mágicas intentar modelar la realidad a su antojo. Nunca no la han conseguido en varios miles de años de historia pero nos dirán que esta vez es diferente.

Como sucede con los controles de precios y los impuestos, siempre tienen las mismas funestas consecuencias pero se siguen defendiendo en pleno siglo XXI a capa y espada aprovechando la ignorancia económica de las masas.

MONCLOA VS IBEX

Y en eso estamos en España, donde Pedro Sánchez se frota las manos consciente del éxito de su campaña para convencer a la población de que se está enfrentando con los grandes poderes empresariales para salvar al pueblo de sus garras.

Los nuevos impuestos a bancos y energéticas son propaganda (como explicamos la semana pasada) y en el Palacio de La Moncloa están deseando que finalmente sean recurridos en los tribunales. Así se podrá escenificar un enfrentamiento entre Gobierno y empresaurios que es ficticio. Poner en la picota a Botín y a Galán es una muestra de esta operación para recuperar crédito electoral.

Y para terminar de emponzoñar aún más la situación,Sánchez lanza el mensaje de que para derrotar a Putin hay que reducir la factura energética y que ello pasa por dejar de llevar corbata (después se subió en un helicóptero para realizar un trayecto de 25 kilómetros).

Lo peor de todo es que no es una idea nueva. Ya en la etapa de Miguel Sebastián como ministro de Industria surgió esta cuestión para justificar un aumento de la temperatura de los aires acondicionados de empresas y organismos oficiales. No sabemos si en las reuniones del consejo de administración de Indra, donde ahora se sienta Sebastián, se seguirá el ejemplo.

Bajo todo esto subyace una cuestión mollar de la que no se quiere hablar y que se ha convertido en el gran elefante en la habitación de la política europea: las sanciones económicas a Rusia llevan al Viejo Continente a la recesión.

guindos (bce): alemania va directa a la recesión y «arrastrará» a la eurozona

Hasta Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, ha admitido que con menos gas ruso Alemania va directa a la recesión y que «arrastrará» a la eurozona. Un diagnóstico con trampa pero que viniendo de la autoridad monetaria es muy reveladora. Los burócratas europeos saben dónde vamos y preparan el terreno para eludir su responsabilidad. 

RUSIA Y EL FLUJO DE GAS

De momento Rusia ha reducido el flujo de gas que llega a Europa a través de Nord Stream 1 por «problemas técnicos» mientras reclama a Alemania que autorice la apertura de Nord Stream 2, el gasoducto que EEUU no quiere que entre en funcionamiento y que es responsable, en buena medida, del conflicto entre el Kremlin y Washington. Varios alcaldes de la isla alemana de Ruegen han pedido al canciller que se abra esta infraestructura porque la situación del país es «crítica» y temen que se produzcan «levantamientos populares».

La inflación en Alemania volvió a subir en julio batiendo las previsiones de los analistas y ya surgen voces en el país germano que consideran emprender acciones legales contra el BCE si decide seguir rescatando a los países del sur con su nuevo «instrumento de protección de la transmisión» (TPI, por sus siglas en inglés). Mantener la compra de bonos de España e Italia castigará al euro y presionará al alza sobre los precios, cuestión que podría acabar (otra vez) en el Tribunal Constitucional alemán.

ESPAÑA: «ESFUERZO, PERO NO SACRIFICIO»

De momento, lo único claro es que el próximo otoño se aplicarán racionamientos en el uso del gas, que en España podrían ser inferiores. En palabras de la ministra Teresa Ribera, las restricciones «exigirán esfuerzo pero no sacrificio». Hoy mismo conoceremos los detalles tras la reunión del Consejo de Ministros.

En Francia, por ejemplo, se va a multar a aquellos comercios que tengan conectado el aire acondicionado o la calefacción con las puertas abiertas. Hemos pasado de tener a los niños pelados de frío en las clases con las ventanas abiertas en pleno invierno a exigir que se cierren los establecimientos a cal y canto. Ingeniería social en vena para luchar contra Putin. 

En cuanto a la agenda semanal, los inversores estarán atentos al nuevo informe de empleo de EEUU, los datos de PMI de cierre de julio (indicadores adelantados de la evolución económica), la decisión sobre tipos de interés que adopte el Banco de Inglaterra y la reunión del cartel petrolero que se celebrará el miércoles. Arabia Saudí y Rusia deberán determinar si abren más el grifo o mantienen la producción actual. La subida del precio registrada el pasado viernes hace pensar a muchos que no habrá aumento de oferta en el corto plazo.