A nadie le hace gracia tener problemas con Hacienda, pero lo que debemos tener muy claro es que no todas las infracciones son iguales. No es lo mismo una infracción administrativa que haber cometido un delito tributario. La diferencia de sanciones entre una acción y otra es muy importante, por eso hay que saber diferenciarlas.
Para cualquier contribuyente es esencial estar al día sobre las obligaciones que tiene que cumplir con respecto a la Agencia Tributaria, pero esto se vuelve todavía más importante en el caso de los autónomos, puesto que la relación entre estos y Hacienda es mucho más estrecha, al tener que liquidar impuestos como el IVA y el IRPF de forma trimestral. Por eso, vamos a ver qué conductas son las que no se deben realizar bajo ningún concepto.
1¿Qué es una infracción tributaria?
Una infracción es una acción llevada a cabo de forma voluntaria e intencionada con el ánimo de incumplir lo dispuesto en una norma tributaria. Las infracciones se clasifican en leves, graves o muy graves y se gradúan atendiendo a la existencia de ocultación o el uso de medios fraudulentos.
Hay ocultación si no se presentan las declaraciones correspondientes, si se presentan pero se incluyen en ellas operaciones que no han existido nunca o con un importe falso y también cuando se presentan declaración en las que se omiten de forma parcial o total operaciones, ingresos, rentas, productos o cualquier otro dato que pueda afectar a la deuda tributaria.
Se entenderá que hay uso de medios fraudulentos si hay anomalías en la contabilidad, si se emplean facturas u otros documentos falsos o falseados y si se utilizan entidades o personas interpuestas a fin de ocultar la identidad del verdadero infractor.
