Manrique (Sacyr) esquiva a Moreno Carretero, aunque habrá cambios en el consejo

«El consejo está unido y trabaja unánimemente». Siete palabras ha empleado Manuel Manrique tras la Junta de Accionistas para zanjar la polémica sobre las guerras internas que se viven en Sacyr, y que podrían poner en peligro su silla como presidente. Sin embargo, no parece que vayan a ser suficientes para reducir el ruido de sables abierto en el seno de la constructora tras los últimos movimientos corporativos que se han producido.

La llegada al accionariado del grupo Lopesán (a través de Isla Mágica) que se ha hecho con el 2,45%; y -sobre todo- el aumento del paquete accionarial de José Moreno Carretero, que se ha convertido en el primer accionista (12,8%) por delante de Demetrio Carceller (12,6%), obligan a hacer cambios en el consejo de administración. Buena prueba de ello es que el propio Manrique ha reconocido que se abre «un período de reflexión» para acometer los cambios que sean necesarios en él. A saber: incorporar mujeres, adaptarlo a las normas de Buen Gobierno Corporativo y, sobre todo, reflejar el nuevo reparto accionarial.

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Así que todas las opciones están abiertas, toca «hablar de todo con normalidad». Desde aumentar el número de consejeros, hasta cambio de nombres. Y por qué no, no sería descartable que Manrique tuviera que ceder uno de los puestos que ocupa en el consejo. Él ocupa el de presidente, y su hijo Gonzalo como representante de Cymofag.

Queda mucho para saber qué ocurrirá de aquí a que se adopten todas las decisiones «por consenso» como ha venido ocurriendo hasta el momento. Será la comisión de nombramientos la que decida los nombres del nuevo consejo de administración llegado el momento. Y es que, para empezar, se tiene que aclarar qué ocurrirá con las acciones de Moreno Carretero; el 12,8% que posee está formado por derivados (es decir, que no tiene su propiedad; solo la representación política). A partir de ahí se verá si ,de verdad, puede o no tener más puestos en el consejo tal y como es su pretensión.

Manrique espera la llegada de un plan de infraestructuras en España

De momento lo que está claro es que Manrique ha logrado su objetivo principal: mantenerse en la presidencia. Ha obtenido el respaldo «unánime» en el día de hoy, y ha logrado aprobar con mayoría sobrada todos los puntos del orden del día de la Junta de Accionistas. El futuro esta por escribir, pero parece que el presidente de Sacyr sigue contando con la confianza de los accionistas más fuertes: Carceller y José Manuel Loureda; pero también del ‘novato’ Lopesán (a quien ha dado la bienvenida a todos los accionistas). No se puede olvidar que fue el grupo canario el que compró el 2,4% del que se deshizo Manrique cuando el Sabadell cortó el grifo por las deudas que mantenía con la entidad.

El balance económico, desde luego, le acompaña. Sacyr obtuvo en 2016 un beneficio neto de 120 millones de euros, y el ebitda superó los 360 millones. De cara al primer trimestre de 2017 las cosas no pintan mal tampoco. Según ha reconocido el propio Manrique, en el primer trimestre del año los beneficios han subido un 39%, una tendencia que se mantendrá el resto del año. Sobre todo, porque el grupo se plantea ya nuevos negocios, sobre todo en Latinoamérica, Oriente Próximo y Estados Unidos «donde hay un ambicioso plan de infraestructuras».

Tiempo al tiempo

No confía mucho Manrique en la situación de España. La obra pública sigue cayendo. Un 64%  adicional en la Administración General del Estado, ha dicho Manrique. Así que ha puesto todas sus esperanzas en un futuro plan de concesiones que ponga en marcha el ministerio de Fomento. Se trataría de poner en marcha un ambicioso plan de infraestructuras conjunto entre el Estado y la Administración Pública, que puede llegar a los 5.000 millones de euros. Sin embargo, esa cifra todavía estaría por confirmar.

Y por si fuera poco, a partir de ahora todos los beneficios del dividendo de Repsol irán directamente a las arcas de Sacyr; todo después de que en 2016 el grupo lograra quitarse la carga de la deuda asociada a sus acciones en la petrolera de la que, por cierto, es el segundo accionista.

Hay paz, por tanto, en el consejo de Sacyr. Veremos por cuánto tiempo y, si realmente, todos los cambios que se hagan en el consejo consiguen satisfacer a todas las partes.