Viajar es lo único que pagas y te hace más rico. Ahora que está tan de moda el turismo experiencial qué mejor forma de hacer algo diferente que alojarse en hoteles poco comunes.
La oferta está cada vez más diversificada y orientada a los gustos de todos los públicos. Cabañas en el árbol, barcos, islas privadas o incluso viajar como feriante de circo es posible. He aquí 10 hoteles diferentes en los que alojarse.
Un faro en Finisterre

Llegar al fin de la tierra y dormir allí. Seguro que muchos lo han hecho, aunque pocos en un auténtico faro. Serás la luz que guía a los navegantes en la oscura noche. En Galicia no siempre llueve y las noches de verano son maravillosas. Dormir con la ventana abierta y escuchar el sonido del mar es un lujo del que no todos pueden disfrutar los 365 días del año. Entonces, ¿por qué no hacerlo durante un fin de semana? A la mañana siguiente, podrás disfrutar de un maravilloso amanecer.
Plaza de toros

Seguro que el sueño de muchos amantes de los toros es dormir en una plaza. Estáis de suerte porque podéis. Se trata del Hotel Plaza de Toros de Almadén, en Ciudad Real, que también es Monumento Histórico Artístico Patrimonio de la Humanidad. Posiblemente sea la única plaza de toros de nuestro país en la que se pueda dormir una noche.
El restaurante está en la planta baja de la plaza, regalando una maravillosa vista de un ruedo castellano-manchego. Y si quieres salir a hombros por la puerta grande llévate a tus amigos para que te cojan.
Castillo o fortaleza militar

Trasladarse a una época pasada. Sentirse como una princesa de cuento o un gran general del ejercito. Parece imposible, pero no. Muchos castillos se han convertido en hoteles. Chimenea en la habitación, camas suntuosas y un servicio con el que es inevitable no sentirse como Isabel la Católica.
También una antigua fortaleza militar con acceso directo a la playa. Se trata del hotel Cap Rocat de Mallorca. Antonio Obrador ha remodelado este entorno del ayer incluyendo servicios de hoy. Una piscina encajada en las piedras y una gran fortaleza que evade a los huéspedes de cualquier problema. Además, cuenta con una escalera que permite bajar directamente al mar.
Un barco como el de Chanquete

Seguro que lo has dicho muchas veces, pero ahora lo puedes hacer de verdad. No te moverán del barco de Chanquete (mientras pagues). Se trata de un barco convertido en casa, con su jardín incluido.
Cuenta con una amplia terraza. Aunque lo mejor es su ubicación. El pueblo de Pechón es de los pocos que tienen mar y montaña. Es una escapada ideal si no consigues ponerte de acuerdo con tus acompañantes sobre cual es el plan y a dónde se quiere ir.
Como un cavernícola

Sin taparrabos y sin hueso en el cuello, pero en una cueva. Está remodelada y cuenta con muebles y las comodidades de hoy en día. Pero al fin y al cabo, una es casa en una cueva. Son alojamientos que se pueden encontrar en muchas zonas del sur de España.
Lo mejor de todo es que son fresquitas en verano y calientes en invierno. Estos alojamientos aíslan las altas o bajas temperaturas del exterior.
Cabaña en el árbol

Sentirse como Tarzán y Jane, dormir en una cabaña en el árbol. Sin vecinos cerca y con jacuzzi privado al aire libre. Eso es lo que ofertan algunos complejos como Cabanas do Barranco (A Coruña). Una escapada ideal si el plan es romántico porque se pueden contratar servicios como botella de cava, bombones o pétalos de flores en la cama.
En Barcelona, las Cabanes als Arbres va incluso más allá. Si lo que se quiere es vivir como en el clásico Los Robisones del Sur, en estas cabañas no hay ni electricidad ni agua.
Ver las estrellas

Es de noche, no hay un reflejo de luz cerca. Ahí están ellas, las estrellas. Hay hoteles que ofrecen a sus huéspedas la oportunidad de verlas. Lo hacen de varias formas. Una es ubicarse en un desierto, alejado del mundo y sin ruidos ni contaminación lumínica cerca. Otra, con hoteles de cristal. Sí, las paredes y techos son transparentes, ofrecen la posibilidad de ver las estrellas desde la cama. Lo mejor de todo es que están en plena naturaleza y ofrece servicios como los clásicos picnics.
Antiguo vagón de tren

¡Suban al tren! Su habitación le está esperando. Después de décadas utilizando el avión y durmiendo cada vez menos en los trenes nos hemos sentido nostálgicos. Para los que quieren rememorar viejos tiempos hay el hotel ferroviario. Sí, un viejo tren de mercancías reconstruido en hotel.
Este hotel se concibió con el objetivo de recuperar y rehabilitar los antiguos vagones de tren que operaban en los años 50. Date prisa, no vaya a ser que salga y tú quedes en tierra.
Isla privada

Irte a un paraíso, sin vecinos y sin posibilidad de que venga alguien a molestarte (salvo que vaya en barco). Eso último también es difícil porque no muchas personas de Ávila cuentan con uno, y menos allí. Sí, en la Isla de Burguillo no te molestarán. Y tampoco la compartirás con desconocidos porque se alquilan de forma íntegra para un máximo de 10 personas.
Tiene un área de 8.200 metros cuadrados y con castillo incluido en el que dormir. ¿Lo mejor de todo? Puedes disponer de él completamente, incluso puedes encerrar en la torre a ese amigo, familiar o novio que no para de protestar o molestarte por todo. Eso sí, no te olvides de él a la vuelta. Un paraíso que cuenta con muchos servicios. Chimenea para el invierno, barbacoa para el verano y una bodega.
Circo

Había una vez un circo que alegraba el corazón de todas aquellas personas que veían sus espectáculos y les dejaban acompañarlos de pueblo en pueblo. Es el circo Raluy. Sus propietarios ofrecen la posibilidad de acompañarlos en algunas partes de su recorrido. Recorrerás el país acompañado de un grupo de payasos (sin ofender) con los que no dejarás de reír.
Haz un grupo de seis personas, convéncelos y llévalos de gira. Que conozcan el espíritu del feriante. Quien sabe, a lo mejor les gusta el mundo de las acrobacias y los animales y se quedan a vivir con ellos.






































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