Estados Unidos tiene una legislación sobre alimentación bastante más relajada en cuanto a salud se trata si se compara con Europa. Aquí las medidas sobre los ingredientes y dosis que se venden al consumidor son mucho más restrictivas para cuidar tu salud. No obstante, eso no significa que tanto en un lugar como en el otro, en el pasado se hayan comercializado productos terroríficos de todo tpo, como pastas de dientes que causaban muertes, etc.
Poco a poco la medicina ha ido avanzando, y la medicina que hace unas décadas era normal y se creía que funcionaba, ahora les parece auténticas barbaridades a la comunidad médica. En cambio, en otros productos como la alimentación ha venido ocurriendo lo inverso. Es decir, antes los alimentos eran mucho más sanos y poco a poco se han transformado en amenazas para la salud. Con grasas transgénicas, más grasas, azúcares, y una cantidad de aditivos alarmantes…
Productos que causaron terror en Estados Unidos y otros países
Pasta de dientes radiactiva
Existió una pasta de dientes radiactiva que se vendía durante la Segunda Guerra Mundial por la casa Auergesellscharft de Berlín. Así que no era un producto de Estados Unidos, sino alemán en este caso.
Este dentífrico contenía los ingredientes habituales de una pasta de dientes de la época, pero además añadían unas pequeñas cantidades de torio radiactivo para que los dientes se cubrieran de una capa luminiscente.
Eso te hacía tener una sonrisa mucho más «radiante», y en el propio tubo de pasta se podía leer «La radiactividad incrementa las defensas de los dientes y las encías«. Pero lo cierto es que tenía consecuencias bastante nefastas para la salud de quienes lo usaron…
Fluoración del agua, una barbarie en Estados Unidos
Todo sucedió durante el famoso Proyecto Manhattan, para la construcción de la bomba de fisión nuclear en Estados Unidos. Esta obra necesitaba obtener Uranio 235 como material para la bomba. El flúor (suministrado por la compañía Alcoa) se usaba para obtener este U235, y aunque siempre se consideraba un elemento peligroso (mató a los dos científicos que lo aislaron por primera vez), pero se cometió una gran negligencia en Estados Unidos.
Un auténtico atentado contra la salud pública, que si la pasta de dientes te ha parecido peligrosa, este también lo es pero a mayor escala.
El flúor que llegaba se usaba para el proyecto de las bombas, pero Alcoa seguía suministrando este veneno y no se supo muy bien qué hacer con este producto. Alguien se enteró de que algunos dentistas afirmaban que este elemento presente podía proteger contra caries. De hecho, otra de las barbaridades que se hacía antes (yo mismo lo he sufrido), era dar pastillas de flúor a los niños porque se creía que así tendrían los tientes más sanos… Y lo recetaban médicos no hace tantos años.
Ante eso, pensaría en deshacerse del flúor de una forma muy barata. Y eso fue agregarlo al agua potable para que la bebiera la gente. Sin ningún tipo de escrúpulo ético ni jurídico, el veneno estuvo circulando por los grifos de muchas viviendas. Actualmente es algo inadmisible…
Potenciadores sexuales radiactivos y condones
Hubo varios productos que aseguraban ser potenciadores de la sexualidad masculina en esta época y que eran radiactivos. Cuando se descubrió la radiactividad se comenzó a usar en casi todo, se le buscaron numerosas aplicaciones médicas, entre ellas esta.
Varios laboratorios producían este tipo de mejunjes para beber que daban, supuestamente, vigor sexual. En Estados Unidos triunfaba Radium Life, o Radium Company, que fabricaban productos para dientes y otras muchas dolencias con componentes que ahora sabemos que son letales.
Uno de los productos era The Scrotal Radiendocrinator, y que era una placa metálica radiactiva que tenías que colocate en el bolsillo, cerca de la bolsa escrotal.
Pero no es lo único para la vida sexual con productos radiactivos, también hubo unos preservativos llamados Nutex que contenían radio para mejorar la potencia (según el fabricante).
Supositorios radiactivos
En Alemania era el Radium Chocolate (1931-1936), chocolate radiactivo, pero en Denver, Colorado, no se quedaban atrás. Una empresa de Estados Unidos llegó a comercializar supositorios con elementos peligrosos.
Radium Supositories se llamaban, y prometían dar fortaleza y salud a los débiles. No solo había productos para los dientes como puedes ver.
La empresa que los comercializaba aseguraba que gracias a las propiedades del radio, daba esa vitalidad extra que necesitaban por el efecto sobre las glándulas.
Crema de belleza facial radiactiva
Estados Unidos y Alemania fueron dos de los países que más productos radiactivos usaron en la década de 1920 y 1930. Tras el descubrimiento de Marie Curie y su esposo, todo eran bondades para estos elementos.
Los productos cosméticos tampoco escaparon a estos problemas, así que además de tener unos dientes relucientes, también podrías tener una cara.
Tho-Radia fue una marca de belleza que usaba productos radiactivos y que fue creada por un tal Alfred Curie. Tenía desde cremas faciales, hasta pintalabios, lápices para los ojos, coloretes, dentífricos y jabones. Todo te hacía brillar en la oscuridad por su contenido en torio y radio.
Porcelana dental radioactiva
Y volviendo a los dientes, también se fabricaron piezas dentales radiactivas. Eran dientes artificiales creados con material de porcelana en los años 40.
Pero se les añadía polvo de Uranio, lo que les daba un aspecto más brillante debido a la fluorescencia. De esa forma parecían mucho más naturales que los dientes de porcelana normales sin este elemento.
Papastefanou, analizó 22 muestras de dientes en 1987, y estos fabricados con esta porcelana que se usaron en Grecia tenían concentraciones muy elevadas de radiación. Análisis similares de Binney y Scherperlz, o de O’Riodran y Hunt en Inglaterra, encontraron mediciones alarmantes. Por eso, desde 1986 se dejaron de añadir estos polvos.
Aguas radiactivas y más
Hubo también tónicos y aguas radiactivas que aseguraban tener efectos para tu salud. Revigator era una jarra para irradiar el agua, muy popular en los años 20-30. Su fabricante alentaba: «Rellena la jarra cada noche con agua, los millones de rayos penetran en el agua para formar ese saludable elemento que es la radioactividad. Al siguiente día, toda la familia dispone de 6 litros de auténtica y saludable agua radioactiva. Bebe tranquilamente cada vez que tengas sed hasta completar una media de 6 vasos al día«. Sí, eso era así…
No solo Estados Unidos tuvo estos productos terroríficos, también hubo otros países como Francia que comercializaron Provaradior. Un potente revitalizante para animales de granja, que aseguraba que crecerían más rápido y fuertes gracias al radio.
También hubo otras barbaridades como juguetes radiactivos. Uno estuvo a la venta en 1952, por un coste bastante elevado, el equivalente a 35€ actuales. Pero no duró demasiado en el mercado. El motivo es que usaba cuatro tipos de mineral de uranio, una fuente de radiación beta-alfa (Po-210), fuente beta (Ru-106), fuente de rayos gamma (Zn-65), espintariscopio, cámara de niebla con fuente propia alfa (Po-2010), electroscópio, contador Geiger para medir radiación, y manual.
Juguetes radiactivos Pero no todo queda ahí, aunque el uso de la radiactividad en cosméticos y medicinas acabó sus días pronto, en otros productos como los juguetes seguía estando presente. Un ejemplo es este pequeño laboratorio que era uno de los más elaborados que se fabricaron. Estuvo a la venta hasta 1952, por su elevado coste (unos 35€) fue corto su periodo de vida.
Presente y futuro en Estados Unidos y otros países
Aunque ahora hay mucha más información y el ámbito de la salud y la alimentación ha mejorado (más en Europa que en Estados Unidos), pero seguramente no todo es perfecto. Ya somos conscientes de que muchos aditivos y medicamentos que se toman frecuentemente tienen graves consecuencias para tu salud, y muchos efectos secundarios.
Es probable, que dentro de unas décadas, algunas de las cosas que comemos, o algunas de las prácticas médicas de la actualidad, se determine que son auténticas aberraciones como esas pastas de dientes de hace unos años.
Así que juzgar esos productos desde el punto de vista actual es muy sencillo, pero en aquella época se creía que ciertamente tenían sus beneficios…