Así se han embolsado más de 11,5 M€ los ejecutivos de Pfizer en la carrera por la vacuna

Un recorrido agotador que ha dejado más de 14 millones de dólares (unos 11,5 millones de euros) en la cuenta corriente de un puñado de directivos. Esa es el resumen del camino andado por las farmacéuticas Pfizer y BioNTech desde la síntesis del genoma del covid-19 hasta la que será (para siempre ya) la icónica imagen del primer pinchazo de la vacuna BNT162B2. Un trayecto en el que la ciencia ha avanzado más allá de sus límites, pero cuyos hitos se explican mejor a través de la venta de los 300.000 títulos que han ejecutado sus ejecutivos.

Todo arranca a principios de año. A medida que la pandemia se vuelve una realidad para occidente, los directivos de la firma llenan sus arcas de acciones. Muchos de esos títulos proceden de pagos en especie y bonificaciones que hacen que sus ganancias, cuando se venden, sean todavía mayores. De hecho, muchos de ellos llevaban años conservando esos valores. Sin ir más lejos, el consejero delegado de Pfizer y el que más caja ha hecho, Albert Bourla, mantenía cerca de 100.000 acciones ya desde el 2014.

La primera gran operación conjunta de venta ejecutada por los directivos de Pfizer se da el 29 de abril. En aquel momento, la farmacéutica notificó que había concluido la dosificación de sus primeras fases y que, además, esperaba aumentar notablemente el número de sujetos en las pruebas. Un día antes, la compañía había compartido con el mercado sus primeras estimaciones: la vacuna estaría lista para finales de octubre y se comprometía a fabricar «millones de dosis» antes de final de año. Con ello, la acción se disparó más de un 26,6% entre principios del mes y el momento de venta.

HASTA JUNIO, CINCO DIRECTIVOS HABÍAN VENDIDO ACCIONES POR MÁS DE 5 M€

Un incremento suficiente para convencer hasta cuatro directivos, dos de ellos vicepresidentes ejecutivos, para vender acciones a manos llenas. En total, Jennifer Damilo, Dawn Rogers, Rady Johnson y Douglas Lankler sacaron al mercado 93.306 títulos de Pfizer, por los que obtuvieron casi 3,6 millones de dólares. Entre ellos, sobresale la figura del Consejero General de la farmacéutica, Lankler, que se embolsó 2,5 millones y del director de Riesgos, Johnson, con otro medio millón.

Cerca de tres semanas después, se produjo una nueva venta masiva de títulos. En concreto, el director científico y presidente de investigación, desarrollo y medicina mundial de Pfizer, Mikael Dolsten, ejecutó la venta de cerca de 93.500 acciones a un precio cercano a los 37,7 dólares, ligeramente por debajo al de sus compañeros, lo que le reportó más de 3,6 millones. No es la primera gran operación que ejecuta Dolsten con las acciones de la farmacéutica, de hecho, en el primer trimestre de 2017 vendió más de 321.400 títulos, aunque sí ha sido gracias a la vacuna cuando el precio de venta ha sido más alto.

Un precio ayudado por las noticias de abril. Y, también, porque pocos días antes a esa gran operación, la compañía había anunciado que trabajaba con cuatro candidatos diferentes de vacuna. Un hito hasta ahora impensable, en fases avanzadas, que obviamente elevaba el coste de los ensayos, pero multiplicaba las opciones de éxito. Además, Pfizer informó de que uno de sus fármacos en estudio había dado muestras esperanzadoras para la prevención del VIH. Entre ambas noticias y la venta de acciones, el valor de las mismas se incrementó más de un 10%.

EL GOLPE DE BOURLA Y SUSMAN EL DÍA DE LA APROBACIÓN: 6,3 M€ PARA AMBOS

Aunque sin duda el día que lo cambió todo fue el 9 de noviembre. El anuncio de eficacia de la cura Pfizer, por encima del 90%, disparó los ánimos de los inversores que pocas veces antes se había visto. Las acciones más castigadas de todo el mundo, incluidas muchas españolas, despegaron con ganancias en un día de entre el 20 y el 50%. Obviamente, un incremento notable en el que no se quedó atrás las creadoras de la vacuna y que llevó de nuevo a los directivos de la firma a ejecutar la venta de acciones.

En concreto, entre la directiva de Asuntos Corporativos, Sally Susman, y el consejero delegado se lanzaron el mercado más de 176.000 acciones, a un precio récord (de 41,94 dólares) apoyado por la euforia del mercado, lo que les reportó más de 7,4 millones. El caso de Bourla es el más paradigmático, dado que el CEO ordenó la venta de casi un 65% de todos los títulos que atesoraba de un solo golpe. Una decisión que le reportó cerca de 5,6 millones. En el caso de Susman, la cifra que se embolsó superó los 1,8 millones.

Las cifras de ventas pese a ser llamativas palidecen con las de Moderna, dado que esta última ha multiplicado por ocho su valor. Aunque lo que más llama la atención en el caso de Pfizer y sus ejecutivos es la habilidad que han tenido para vender siempre que la acción ha tocado picos máximos. En principio, ese efecto se debe a que son estos mismos los que ponen el precio al que se venden automáticamente los valores, pero no deja de ser sorprendente el buen tino a la hora de ajustar el precio.