Los zapatos de tacón tienen la virtud de aportar altura, estilizar la silueta y destacar la figura de una forma espectacular. Alargan visualmente las piernas resaltan la curvatura de la espalda y el glúteo. Hubo un tiempo en el que los tacones eran cosa de hombres, pero a partir del siglo XVII comenzaron a vestir también los pies femeninos. Hoy día es un calzado imprescindible en eventos de cierta elegancia, y es el complemento perfecto en los estilismos más formales. Estéticamente, son maravillosos, pero hay que reconocer que pueden llegar a provocar un buen dolor de pies y de espalda.
TACONES Y DOLOR DE ESPALDA

Lo recomendable, según los traumatólogos, es utilizar preferentemente un calzado cómodo para el día a día, que ofrezca estabilidad y una buena sujeción al pie, con un espacio adecuado para los dedos. Qué no sean planos completamente, pero que tampoco sean de tacón alto, ya que la inclinación de este tipo de calzado, obliga al cuerpo a tomar una posición antinatural, además de forzar determinados músculos. Lo ideal, es reservar el uso de tacones a momentos muy puntuales. Pero, ¿qué le pasa al cuerpo exactamente cuando nos ponemos un zapato alto?
MODIFICACIONES EN LA ESTRUCTURA

Al subirnos a unos zapatos de tacón, el centro de gravedad queda desplazado hacia la parte de delante y todo el peso se proyecta en la punta de los pies. Para compensar este cambio, el cuerpo adapta su posición, de manera automática e involuntaria, lo que repercute en la cadena posterior del cuerpo. Si se usan durante mucho tiempo, pueden provocar cambios estructurales y desajustes músculo-esqueléticos en la espalda, pelvis, rodillas y pie. Teniendo en cuenta que es un calzado de uso puntual, podemos seguir algunos trucos para evitar dolores mientras llevamos los tacones.
FORTALECER Y ESTIRAR LA ESPALDA

Como decíamos, el alzarnos sobre un tacón ato, obliga al cuerpo cambiar su postura, recayendo gran parte del esfuerzo en la espalda. Así que una buena solución para evitar que esto ocurra, es ejercitar la zona para tener una musculatura más fuerte y resistente. Ejercicios como planchas, algunas rutinas con pesas, incluso los estiramientos de espalda pueden ayudar a prevenir las molestias provocadas por el uso de tacones.
TACONES MÁS ANCHOS

Cuanto más fino sea el tacón, más esfuerzo tiene que hacer el cuerpo para compensar el cambio del centro de gravedad. Y pro lo tanto más probabilidades de sufrir dolores de espalda, además de la incomodidad natural de llevar un zapato que transforma la posición del pie. Por lo tanto, si queremos llevar unos tacones, lo más recomendable es escoger uno con un tacón más grueso, que es más cómodo y ofrece una mayor superficie de apoyo. Cada paso será más estable al caminar. Otra alternativa es elegir uno zapato que tenga un poco de plataforma delantera, porque compensa con la altura del tacón y ayuda a que el pie tenga una pisada menos inclinada.
UNIR LOS DEDOS MEDIOS

Este truco es un poco raro, pero hay quien asegura que funciona. Se trata de unir el tercer y el segundo dedo del pie con un poco de esparadrapo, como si fuesen uno solo. La explicación es que como una gran parte el peso recae sobre estos dos dedos, al unirlos se convierten en una base más estable y equilibrada, y se puede evitar el dolor de espalda.
ZAPATOS BIEN SUJETOS AL PIE

Los tacones con un sistema de sujeción de pulsera en el tobillo, o trabillas en el empeine, por ejemplo, son mucho más fáciles de llevar, porque están sujetos al pie. Los modelos descubiertos, tipo zapatos de salón hacen que el pie fuerce aún más la pisada, por lo que al poco rato provocan dolor de espalda, de piernas y de pies.
USAR ALMOHADILLAS

En el mercado existen soluciones tipo almohadillas de gel, que se pueden colocar a modo de plantillas, en diferentes partes del pie, para que la pisada más agradable. Dependiendo de que zona del pie moleste más, se pueden utilizar para poner en el salón, o debajo de los dedos.
ENFRIAR LOS ZAPATOS

Otro truco que utilizan muchas usuarias de zapatos de tacón es colocar bolsas de agua fría dentro de los zapatos. Después se colocan los zapatos dentro de otra bolsa y se dejan en el congelador varias horas. Al congelarse el agua, hará presión en el zapato y lo hará un poco más holgado. Otro truco para ablandar el zapato es llenarlo con bolas de papel de periódico humedecidas en agua. Se dejan un día o dos y se retiran los papeles.
DEJAR LOS TACONES POCO A POCO

No se recomienda dejar los tacones de golpe, si se han utilizado diariamente durante mucho tiempo. La estructura del cuerpo ya se ha adaptado a la posición de este tipo de calzado, y hay que acostumbrarlo de nuevo a caminar de forma natural, para evitar dolores. Los tacones con el tiempo pueden acortar el talón de Aquiles, así como la musculatura de la pantorrilla. Un zapato plano de repente para caminar mucho, puede generar una gran tensión en toda esa zona y producir incluso lesiones.