Con el confinamiento a todos nos dio por hacer bizcochos y pan casero. Pero incluso antes del coronavirus el bizcocho de limón era un clásico en los hogares españoles, porque es un dulce muy fácil de elaborar y que está listo en muy poquito tiempo.
Si te encanta tomar este dulce a modo de desayuno, como merienda, o incluso acompañando el café después de comer, aquí tienes algunos trucos para conseguir que te quede todavía mejor. Prepárate porque va a quedar un bizcocho para chuparse los dedos.
Sigue la receta del bizcocho de limón al pie de la letra

Seguramente ya tienes una receta para elaborar este dulce. Puede ser una receta que lleve décadas en tu familia o una que hayas encontrado en un libro de cocina o por internet. ¿No te sale tan bueno como debería? Quizá la explicación sea que no estás siguiendo las instrucciones al pie de la letra.
Cuando hacemos repostería es fundamental que no nos saltemos ningún paso ni alteremos las cantidades de los ingredientes si no sabemos bien cómo hacerlo. Echar azúcar de más o de menos puede dar lugar a un bizcocho que seguramente no sea tan sabroso como aparenta.
Los ingredientes, mejor a temperatura ambiente

El bizcocho de limón lleva ingredientes como la leche, los huevos y la mantequilla, que son alimentos que en casa siempre guardamos en la nevera. Pero es un grave error añadirlos a la mezcla directamente sacados del frío, porque la temperatura puede afectar a su densidad y la forma de mezclarse.
Lo recomendable es que dejes estos ingredientes “fríos” fuera de la nevera una media hora antes de ponerte a cocinar. Notarás la diferencia tanto mientras cocinas como una vez que el bizcocho esté horneado y llegue la hora de saborearlo.
Batir bien los huevos

Aunque parece que no es algo importante, la forma en que batimos los huevos tiene mucho que ver en el resultado final, especialmente en la textura que va a tener nuestro bizcocho de limón. Para conseguir una textura esponjosa necesitamos airear mucho los huevos, y esto solo lo conseguimos si trabajamos con ellos a temperatura ambiente y los batimos bien.
Si usas un robot de cocina o unas varillas eléctricas bate durante cinco minutos a una velocidad media. Si lo haces a mano, quizá tardes un poco más. Lo que tienes que conseguir al final es una especie de mousse de color blanquecino, casi casi como cuando vas a montar claras al punto de nieve.
Tamiza la harina para el bizcocho de limón

Un bizcocho es básicamente harina, así que la clave está en que esta sea de la mejor calidad posible. Es posible que tengas que probar varias hasta que encuentres la que más te guste. Pero no todo depende de la calidad del producto, también es importante que la harina esté aireada, esto evitará que se produzcan grumos.
Para airear la harina tienes que tamizarla, esto reduce su cantidad de gluten y le aporta una mejor consistencia. Puedes tamizar fácilmente con ayuda de un pequeño colador. Pones un poco de harina en él y das unos pequeños toquecitos en el lateral para que se vaya colando.
Acierta al elegir la grasa

A fin de que los ingredientes liguen bien hay que añadirle un poco de grasa al bizcocho, que puede venir en forma de aceite de oliva, de mantequilla o de aceite de girasol. El aceite de oliva consigue que tu bizcocho tenga un sabor y un color únicos, pero la masa no subirá tanto.
Si usas mantequilla asegúrate de añadirla a temperatura ambiente y usar una que sea de buena calidad, porque el sabor de la misma se notará una vez que el postre esté listo. Si te decides por el aceite de girasol, el sabor de este apenas se notará y el bizcocho subirá exactamente igual que si hubieras puesto mantequilla.
Elige bien el molde

En el aspecto de tu bizcocho de limón influye mucho el molde que hayas utilizado. Un molde grande dará lugar a un postre fino, mientras que en un molde de diámetro más pequeño la masa subirá mucho más. Como dijimos al principio, lo mejor es que prestes atención a lo que te recomienda la receta, seguro que da indicaciones sobre el tamaño del molde.
En cuanto al material, aunque la silicona es muy cómoda, es muy flexible y puede hacer que el postre se deforme. Los moldes más indicados son los de hierro fundido que además son desmoldables. Reparten el calor de forma uniforme por toda la superficie y cuando el bizcocho está listo es fácil sacarlo.
Desmoldar es un arte

Aunque lo más importante es la elaboración de la mezcla y un buen horneado, el desmoldado también influye en el resultado final, no podemos hacerlo de cualquier manera. Una vez que el tiempo de cocción haya llegado a su final apaga el horno y deja el bizcocho dentro con la puerta entreabierta cinco minutos.
Sácalo del horno y déjalo dentro del molde otros 10 minutos. Pasado ese tiempo sácalo del molde y déjalo enfriar del todo. ¡Estará delicioso!