La presentadora y actriz Ares Teixidó ha compartido una historia tan íntima como inspiradora: su vida con diabetes tipo 1. Ares abrió las puertas de su experiencia, desde el impacto del diagnóstico hasta la revolución personal que ha supuesto el uso de una bomba de insulina.
“Mi bomba de insulina me ha devuelto la vida”, resume con emoción.
El diagnóstico y los primeros años de lucha

Tenía 31 años cuando recibió la noticia. Ares Teixidó recuerda aquel momento como un antes y un después. “Fue un shock absoluto”, confiesa. Su madre, Esperanza, no pudo evitar preguntarse con impotencia: “¿Por qué tú y no yo?”. Esa frase, sencilla pero cargada de amor y miedo, quedó grabada en su memoria.
Durante los primeros siete años, Ares vivió una auténtica batalla diaria con la enfermedad. Los bolígrafos de insulina, las rutinas imprevisibles de su trabajo y el agotamiento emocional marcaron esa etapa. “Era una lucha constante”, admite. “Sentía un amor-odio, una rabia contenida. Hubo días en que solo quería decir: ‘toma mis diabetes de los cojones y cuídamela un rato’.”
Ares no habla solo del cansancio físico, sino del mental. “La diabetes te acompaña las 24 horas del día.” No hay descanso, no hay pausa. Cada decisión —comer, moverse, dormir— pasa por ese filtro invisible. “La locura era tal que pensaba en la enfermedad todo el tiempo. Es muy importante tener soporte, porque sola es muy difícil.”
El punto de inflexión: la bomba de insulina

El 5 de agosto marcó un nuevo comienzo. Ese día le colocaron un sistema automatizado de infusión de insulina: una bomba inteligente que mide, calcula y actúa por ella. “Fue como encontrar al copiloto perfecto”, explica con una sonrisa. “Es mi compañera de viaje, la que me pone la música guay mientras conduzco. Esa que te hace el trayecto más llevadero.”
Esa “compañera invisible” le ha devuelto la tranquilidad. “Es la sensación de no transitar sola. De tener alguien que me cuida, que está ahí.” Por primera vez en años, Ares pudo soltar parte del control. “Durante tanto tiempo me preguntaba: ¿cómo voy a pensar yo como un páncreas, si a veces ni actúo como una persona?”, recuerda entre risas.
Su alivio fue inmediato. “Siento que ahora soy otra persona. El cambio ha sido brutal.”
Una versión mejorada: resultados y bienestar

En pocas semanas, los resultados médicos confirmaron lo que ella ya sentía. Su hemoglobina glicada bajó de 9,5 a 7,7 en tiempo récord. “No puedo estar más feliz, me voy con el corazón lleno.”
Pero el cambio va más allá de las cifras. “Ahora soy una mujer nueva, una versión mejorada de lo que ya era.” La bomba ha transformado su manera de vivir, de trabajar y hasta de verse a sí misma.
El deporte, que antes le parecía un riesgo innecesario, se ha convertido en parte de su rutina. “Antes lo evitaba, pero ahora lo tomo como un reto, no como una putada”, dice entre carcajadas.
Incluso la visibilidad del dispositivo, que podría ser un tema delicado para alguien del mundo artístico, no le preocupa. “Estoy en el teatro y lo llevo con orgullo. Si se ve, se ve. Forma parte de mí.”
Su meta ahora es seguir normalizando la diabetes. “Entraré en MasterChef con mi bomba, y gestionaremos todo con ella. Es mi cuerpo, mi historia y mi manera de vivir.”
La revolución tecnológica que cambia vidas
La bomba de insulina no solo ha aliviado su carga mental; le ha devuelto la libertad. En sus palabras, ha pasado de sobrevivir a vivir. “Ya no tengo que estar todo el día pensando si lo estoy haciendo bien. Mi bomba piensa conmigo. Es mi copiloto, mi aliada y mi recordatorio de que puedo tener una vida plena.”
Para Ares Teixidó, el mayor cambio no es médico, sino emocional. “La bomba no me define, pero sí me acompaña. Y eso me da paz.”
Con su testimonio, la actriz no solo visibiliza la diabetes tipo 1, sino que lanza un mensaje de esperanza: la tecnología y la actitud pueden convertir el miedo en libertad.
Porque, como dice ella misma entre risas, “ahora ya no me da miedo tener diabetes… lo que me da miedo es no tener batería en la bomba.”









