martes, 21 octubre 2025

Juanjo Castro, inspector jefe de la Policía Nacional nos advierte del mercado negro de los medicamentos: «Pueden llevar a la muerte a quien los consume»

El mercado negro de medicamentos avanza silenciosamente en España. La Policía Nacional combate una red internacional que trafica con fármacos falsificados, poniendo en riesgo la salud pública y revelando el lado más oscuro del negocio farmacéutico global.

El tráfico ilegal de fármacos se ha convertido en uno de los negocios más rentables del crimen organizado. Detrás de cada cápsula falsificada hay un riesgo real para la salud pública y una lucha silenciosa encabezada por la Policía Nacional.

Cada año, toneladas de medicamentos falsos son retiradas del mercado en España. La Policía Nacional, a través de su sección de Consumo, Medio Ambiente y Dopaje, intensifica su trabajo para combatir un delito que, según advierte el inspector jefe Juanjo Castro, “puede llevar a la muerte a quien los consume”.

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Laboratorios clandestinos y un negocio sin fronteras

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Desde el complejo policial de Canillas, en Madrid, la Policía Nacional coordina las investigaciones más complejas contra las mafias que operan en este mercado negro. Juanjo Castro explica que existen dos grandes tipos de tráfico: los medicamentos desviados del canal legal y los fabricados en laboratorios clandestinos. “Nos centramos sobre todo en estos últimos porque son mucho más peligrosos. No se sabe qué contienen ni la cantidad exacta de principio activo”, advierte.

Entre los productos más demandados se encuentran los anabolizantes, las hormonas y los medicamentos de estilo de vida —como los utilizados para adelgazar o potenciar el rendimiento sexual—, que a menudo se venden como suplementos naturales. Sin embargo, tras una apariencia inofensiva, muchos de ellos esconden sustancias prohibidas o componentes anfetamínicos, como la sibutramina, capaz de alterar la frecuencia cardíaca y provocar graves consecuencias.

El inspector jefe de la Policía Nacional detalla que los principios activos suelen llegar desde países asiáticos, mientras que la distribución final se canaliza a través de Europa del Norte. “Cada organización criminal tiene su propia estructura y cambia constantemente de rutas y métodos”, señala. Internet, por su parte, ha abierto un escenario nuevo: plataformas de venta, redes sociales y webs reconvertidas que facilitan el acceso a productos ilegales.

Para enfrentarse a este fenómeno global, la Policía Nacional participa activamente en operaciones internacionales como Pangea, coordinada por Interpol y Europol. Este esfuerzo conjunto ha permitido cerrar miles de páginas web, decomisar millones de unidades falsificadas y desmantelar laboratorios en distintos países.

Policía Nacional: El riesgo invisible y la necesidad de conciencia ciudadana

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Fuente: Freepik Premium

La magnitud del problema se refleja en los almacenes del complejo de Canillas, donde la Policía Nacional acumula toneladas de medicamentos falsos a la espera de ser destruidos. “Nos encontramos de todo: comprimidos con exceso de principio activo, viales contaminados e incluso champús con sustancias medicamentosas”, describe Castro. Cada lote confiscado debe separarse minuciosamente por materiales —plástico, aluminio, cristal— antes de su eliminación, un proceso que también involucra criterios medioambientales.

Más allá de las cifras y las operaciones, el inspector jefe insiste en un punto clave: la educación. “Aunque la gente empieza a concienciarse, todavía no es suficiente. Hay que acudir siempre a los canales legales y a los profesionales sanitarios”, remarca. La Policía Nacional habilita además líneas directas de denuncia disponibles las 24 horas para frenar esta práctica antes de que sea demasiado tarde.

El mercado negro de medicamentos no solo enriquece a unos pocos, también pone en riesgo la vida de miles de personas. La Policía Nacional trabaja cada día para desarticular estas redes, pero la batalla real se libra en la conciencia colectiva: entender que un supuesto atajo para perder peso o ganar fuerza puede tener un precio demasiado alto.


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