Desde su aparición, ChatGPT ha revolucionado la manera en la que interactuamos con la inteligencia artificial. Hace muy poco tiempo, en agosto de 2025, se lanzó GPT-5, el último modelo de OpenAI, con mejoras en comprensión, rapidez y capacidad multimodal. Sin embargo, la recepción fue más tibia de lo esperado: la promesa de una revolución absoluta se quedó en ajustes y refinamientos.
Pero la historia no termina aquí. Sam Altman, CEO de OpenAI, adelantó que GPT-6 ya está en camino. Este nuevo modelo promete una experiencia más personalizada, con memoria avanzada que permitirá a ChatGPT adaptarse mejor a los usuarios y acompañarlos de manera más natural en sus tareas diarias.
1GPT-5: avances sutiles en un contexto de expectativas altas

El lanzamiento de ChatGPT-5 generó gran expectativa. Se esperaba un salto espectacular tras el éxito de GPT-4 en 2023, conocido por transformar la comprensión y generación de lenguaje natural. No obstante, la realidad fue más medida. GPT-5 mejoró aspectos técnicos complejos, como la rapidez y la comprensión multimodal, pero sin provocar ese efecto “wow” que muchos esperaban.
Este fenómeno es comprensible. A medida que la IA alcanza niveles muy altos de rendimiento, cada nuevo peldaño requiere esfuerzos colosales y no siempre se traduce en cambios evidentes para el usuario final. GPT-5 se percibe más como un refinamiento que como una revolución, una plataforma consolidada que unifica funciones y mejora detalles internos.
El exceso de expectativas tampoco ayudó. OpenAI promocionó GPT-5 con un fuerte enfoque en su potencial, incluso insinuando características cercanas a la inteligencia artificial general (AGI). La brecha entre hype y realidad dejó una sensación de tibieza, aunque los avances técnicos siguen siendo relevantes.