Subida de tipos, deuda energética, rescates en Europa y zombies en EEUU

Comienza otra semana de alto voltaje en la que los mercados terminarán de digerir la estrategia de política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), que busca ahora credibilidad (a buenas horas) en la lucha contra la inflación. La institución que preside Christine Lagarde primero creó el problema, luego se cruzó de brazos con la excusa de que los incrementos de precios eran coyunturales, después culpó a un agente externo (el oso ruso) y finalmente anuncia que destruirá la demanda del sector privado, subiendo los tipos de interés tarde, justo cuando vamos de cabeza a la recesión.

EL IPC SEGUIRÁ EN NIVELES ELEVADOS

Aquí se lo hemos relatado con pelos y señales desde hace meses, pero no porque tengamos una bola de cristal, sino porque en el seno del BCE –y en el resto de bancos centrales– los aprendices de brujo monetarios eran muy conscientes de que la inflación era estructural y que, más allá de problemas de oferta (estos sí coyunturales) la barra libre de liquidez impulsada desde la crisis de 2008-2012 acabaría por disparar los precios de la cesta de la compra, ese IPC que seguirá registrando niveles elevados los próximos meses.

La vicepresidenta económica Nadia Calviño ya no podrá defender que la inflación dará una tregua en la segunda mitad del año, que es lo que lleva sosteniendo desde que arrancó este 2022 que será recordado en el futuro como el año anterior a la recesión.

LOS TÉCNICOS DEL BCE ESPERAN UNA CAÍDA DEL PIB EN EUROPA DEL 0,9% EN SU ESCENARIO PESIMISTA, AUNQUE LAS PREVISIONES OFICIALES REFLEJEN UN ALZA DEL 0,9%.

En EEUU ya se han registrado dos trimestres consecutivos de caída del PIB y los técnicos del BCE esperan que la economía europea se contraiga un 0,9% el próximo año. Esa es su estimación «más negativa» según admitió Lagarde en rueda de prensa, porque en el comunicado que actualiza las previsiones oficiales la institución monetaria indica que en 2023 el PIB de la eurozona crecerá, precisamente, un 0,9%. El mundo al revés de Stranger Things, pero en versión macroeconómica.

¿CUÁNTO SUBIRÁ LOS TIPOS EL BCE?

La duda que corroe ahora a inversores, empresarios y familias es hasta dónde subirá los tipos de interés de referencia el BCE, porque de ello dependerá la rentabilidad de buena parte de los activos financieros, las cuentas corporativas y la capacidad de compra de los hogares. Lagarde anticipó tras la reunión de la pasada semana de forma enigmática que «no menos de dos y un máximo de cinco» y que los incrementos situarán las tasas por encima del terreno «neutral» (el que en teoría ni impulsa ni lastra el crecimiento del PIB). 

Algunos piensan que los tipos escalarán hasta cerca del 4% con el objetivo único combatir inflación aun a costa de provocar recesión, mientras al banco central mantiene la reinversión de bonos para salvar a España e Italia. Porque señoras.y señores, mientras se incrementan las tasas de intervención el BCE seguirá comprando deuda soberana periférica y se ayuda a los gobiernos europeos a monetizar el déficit de tarifa que se va a generar con las intervenciones de precios de la energía.

EL FAMOSO «TOPE DEL GAS» LO ABONAN LOS CONSUMIDORES EN SUS FACTURAS ELÉCTRICAS

Llevamos semanas advirtiendo en MERCA2 que alguien tendría que pagar la diferencia entre el precio intervenido y el de mercado. En España muchas familias ya han comprobado como el famoso «tope del gas» lo abonan los consumidores cuando han recibido las facturas de la electricidad. Y ahora Bruselas pretende diferir este pago emitiendo ingentes cantidades de deuda pública para financiarlo.

Los eurobonos vuelven a coger fuerza como salvavidas, a costa de hipotecar a las futuras generaciones y de generar más inflación. Nosotros gastamos hoy el dinero que pagarán nuestros hijos con impuestos y reducciones de servicios públicos. Muy sostenible no parece ¿a qué no?

EL FANTASMA DE LA CRISIS FINANCIERA

Con un euro despeñándose frente al dólar (moneda de referencia en los mercados energéticos) y una inflación de caballo era inevitable que el BCE iniciara la vuelta a la ortodoxia monetaria, pero tenía que haberlo hecho mucho antes. Ahora, la desesperación obliga a recuperar el terreno perdido realizando subidas de los tipos en cada reunión del consejo de gobierno de la institución, al menos hasta la segunda mitad de 2023.

El fantasma de una crisis financiera ya asoma por el horizonte, porque aunque las entidades se benefician del mayor coste del crédito porque se incrementa su margen de intereses, los impagos dispararán la morosidad que de momento, y gracias a la ingeniería contable, se mantiene controlada.

Prueba de ello es que ya se están produciendo los primeros rescates de grandes empresas en el centro de Europa que no son capaces de sobrevivir en este entorno, en el que la estanflación se produce en un contexto de crisis energética (en buena medida autoinducida).

GASTO PÚBLICO PARA APORTAR LIQUIDEZ

Los gobiernos ya han anunciado paquetes de ayuda para inyectar dinero público en el tejido productivo (150.000 millones de dólares sólo Reino Unido) y los juegos en los mercados de derivados han generado un problema de liquidez en el sector energético de 1,5 billones según Equinor. Una estimación que la vicepresidenta de esta petrolera considera, incluso, “conservadora”.

Mientras tanto los políticos nos dicen que elevarán los impuestos que pagan las empresas energéticas y que aprobará medidas para reducir la demanda eléctrica, dos decisiones que lastrarán aún más la capacidad del sector para poder garantizar el suministro y que pondrá aún más en riesgo la estabilidad financiera de las compañías. Como les digo, estamos en el mundo al revés, en el que bancos centrales y gobiernos intentan soplar y sorber al mismo tiempo. Al final las nacionalizaciones totales o parciales se harán realidad mientras los recibos mensuales de familias y pymes se disparan.

Y en este contexto la recesión es inevitable, porque el método de cálculo de PIB provoca que la demanda sea responsable del 70% del mismo y si esta se derrumba pues evidentemente el indicador clave para determinar cuando una economía sube o baja también lo hace. Veremos en las próximas semanas y meses como instituciones públicas y privadas rebajan sus estimaciones para el próximo año, que será cuando los indicadores macroeconómicos más relevantes mostrarán la realidad de la situación, al menos en Europa.

LA RESERVA FEDERAL INICIA EL «QT»

En EEUU la situación no es tampoco buena, pero el enfermo tiene mejor cara que en el Viejo Continente. La Reserva Federal volverá a subir los tipos de interés en su próxima reunión (el 21 de septiembre) a pesar de la reducción del PIB de los dos últimos trimestres, gracias a que la tasa de paro sigue en niveles muy reducidos, sobre todo si la comparamos con la de los países del sur de Europa. Aunque lo más importante es la reducción del balance del banco central: deuda soberana y corporativa por valor de 95.000 millones de dólares cada mes serán puestos en el mercado. 

Este Quantitative Tightening (QT) es el gran elefante en la habitación del que nadie quiere hablar, porque puede provocar quiebras en cadena de empresas zombies que sólo han sobrevivido gracias a la expansión del balance de la FED. Sin embargo en este caso el banco central de EEUU imita a su homólogo europeo, porque mientras aplica restricciones crediticias con una mano monetiza deuda pública con la otra para financiar el plan de gasto público de la Administración Biden incluido en una denominada «ley de inflación» que, lejos de controlar la espiral de precios, la potenciará.

LA FED IMITA AL BCE: MIENTRAS APLICA RESTRICCIONES CREDITICIAS CON UNA MANO MONETIZA DEUDA CON LA OTRA PARA FINANCIAR EL PLAN DE GASTO PÚBLICO DE BIDEN

Precisamente mañana martes conoceremos el dato final de IPC de agosto de la economía norteamericana. El mercado espera una reducción de una décima respecto a julio en comparación mensual, pero la inflación subyacente (que descuenta alimentos no elaborados y energía) seguirá creciendo. Esta semana se harán públicos también los precios de los productores de EEUU y las ventas minoristas, indicadores que servirán a la Reserva Federal para decidir si sube los tipos un 0,5% o un 0,75%.

Al otro lado del charco el jueves el Banco de Inglaterra también anunciará, salvo sorpresa mayúscula, otra subida de las tasas de referencia. Un día antes en la eurozona se publicarán los datos de producción industrial y en Asia los principales indicadores de la economía japonesa. Al final de la semana también se difundirán los datos de inversión de activos fijos, producción industrial y ventas minoristas de China. Como ven una agenda completa para afrontar este mes de septiembre. Abróchense los cinturones.