El déficit de capital de las empresas del Viejo Continente hace peligrar 15 millones de empleos en ausencia de un respaldo adicional por parte de los Estados, según advierte el Fondo Monetario Internacional (FMI), que cifra en aproximadamente entre el 2% y el 3% del PIB para dotar a las compañías de los fondos propios suficientes para superar las dificultades.
Según las estimaciones del FMI, las políticas de respaldo masivas implementadas en respuesta a la pandemia salvaron a millones de empresas europeas y, con ellas, más de 30 millones de puestos de trabajo, pero advierte de que, a medida que venzan estas medidas podrían aumentar las quiebras, con el consiguiente ascenso del desempleo y de los préstamos en mora, por lo que recomienda mantener los programas y las ayudas de emergencia, aunque adaptados, para respaldar una recuperación sólida en 2021.
Sin embargo, advierte de que el respaldo de liquidez no puede remediar los déficits de capital y sugiere que las autoridades tendrán que reorientar sus ayudas, ya que la liquidez de respaldo, que incrementa la deuda, debe dar paso a apoyo en términos de capital para aquellas empresas que tengan buenas perspectivas después de la pandemia.
En un artículo publicado este martes, la institución estima que las ayudas públicas han cubierto el 60% de las necesidades de liquidez de las empresas europeas derivadas de la crisis de la Covid-19, pero solo el 30% de los déficits de capital, lo que, a pesar de la magnitud de los apoyos desplegados, ha elevado el porcentaje de empresas insolventes sobre el total en 6 puntos porcentuales.
En este sentido, el FMI señala que los déficits de capital son mayores en microempresas y pequeñas empresas, ya que las políticas actuales absorben solo una cuarta parte de sus desequilibrios negativos de capital, frente a más de dos quintos en el caso de las grandes empresas.
«Sin respaldo de capital adicional, están en peligro 15 millones de empleos» y calcula que será necesario «aproximadamente entre 2% y 3% del PIB para paliar el déficit de capital y proporcionar a las empresas fondos propios suficientes para que dejen de estar en dificultades», y subraya que habrá que hacerlo centrándose exclusivamente en las empresas que eran solventes antes de la Covid-19 y con participación tanto del sector privado como del público.
De este modo, subraya que la focalización de las ayudas será vital para no malgastar el dinero de los contribuyentes y reconoce que el procedimiento debe mejorarse y dará como resultado mecanismos con mayor precisión, pero más complejos, lo que reducirá el aprovechamiento y la agilidad de las ayudas.
A este respecto, considera que lograr la participación de los bancos, que conocen a sus clientes y evalúan a diario planes de negocio, es un principio fundamental que puede ayudar a corregir la «selección adversa», mayor atractivo de las ayudas para las ‘malas’ empresas que para las ‘buenas’, ya que el sector público no está bien posicionado para evaluar la viabilidad de un gran número de pequeñas empresas ni para supervisar sus resultados.
Europa necesita reorientar las ayudas a empresas, centrándose en el fortalecimiento de su capital propio en detrimento de la liquidez. En el caso de las empresas que tengan que reestructurar su deuda o liquidarse, deberán mejorarse las reestructuraciones extrajudiciales de deuda y los regímenes de insolvencia», explica el FMI.
Así, la institución plantea que reforzar la salud de las empresas evitará que se reactive un círculo vicioso entre el sector real y el sector financiero europeos. «Y, lo que es aún más importante, unas empresas más sanas generarán más empleo», concluye.