La aspirina fue uno de los medicamentos más populares 30 años atrás, pero con la llegada de otros como el paracetamol y el ibuprofeno, perdió gran parte de su fama. Aunque el hecho de que la Seguridad Social dejara de subvencionarlas también tuvo su parte de culpa. Este medicamento es empleado para poder aliviar el color, ya sea de cabeza, muscular, dental, e incluso se empleaba para que bajara la fiebre.
El problema es que es tan común, que son muchos los que ni siquiera se paran a leer el prospecto para conocer cuáles son los efectos adversos que puede producir. Por lo tanto, si te sientes al médico, olvídate de la automedicación, acude al médico y que este te recete lo más adecuado a tu estado. A continuación, os dejamos las situaciones en las que jamás deberías tomar aspirinas.
4No tomar aspirina si ya tomas otros medicamentos
Esto es lógico y no se aplica únicamente a la aspirina, pero ya que hay quienes consumen cierta medicación a diario, es oportuno recordarlo. Siempre hay que prestar atención a los fármacos que se consumen a la vez, más que nada por los posibles efectos adversos que pueden producir al entrar en contacto entre sí.
En el caso de la aspirina, y por regla general, se recomienda no consumir junto con antidepresivos, barbitúricos, el antibiótico llamado vancomicina y pastillas para la tensión alta.
Un ejemplo lo tenemos con la warfarina, un anticoagulante oral que se utiliza para la prevención de émbolos y trombos. Se encarga de inhibir la producción de factores de coagulación, por lo que reduce la capacidad de la sangre para poder coagular. La aspirina se usa para tratar la inflamación, fiebre y el dolor, pero al mismo tiempo afecta a la capacidad de coagulación de la sangre. Por lo tanto, combinarlos podría producir problemas de sangrado, a veces incluso hemorragias severas.
