Iberdrola se enfrenta a sobrecostes de mantenimiento con la eólica marina

Iberdrola, así como otras grandes compañía energéticas, se han encontrado con un contratiempo adicional en esta crisis provocada por el coronavirus. Sus instalaciones de eólica marina supondrán un sobrecoste si las tareas de mantenimiento no se realizan durante los meses de primavera y verano.

Por norma general, las acciones de mantenimiento de las colosales estructuras eólicas que están en el mar se realizan durante los periodos con mejor temperatura y, sobre todo, un menor viento. El problema para Iberdrola es que en estos momentos los desplazamientos por todo el mundo están limitados (y este negocio lo tiene fuera de España); así como los viajes entre países. Por lo que el desplazamiento de los expertos para llevar este tipo de tareas está muy condicionado.

Según ha podido saber MERCA2 en fuentes conocedoras del mercado, si por normal general las acciones de mantenimiento de los molinos de tierra son bastante complejas, cuando se trata de infraestructura «offshore», los costes y las complicaciones son mayores debido a que se debe trabajar en condiciones climáticas peores, y con más viento soplando. Por eso, en primavera y verano es más sencillo, y es cuando se llevan a cabo este tipo de acciones. Pero el covid-19 ha cambiado los planes a todo el mundo.

Según datos que maneja BloombergNEF, la generación de energía varía de manera significativa entre estaciones. Es más bajo en primavera y verano: (31-36%); y más alta en otoño e invierno (41-47%). Por ello, importantes actores del sector renovable como Iberdrola, Orsted o RWE deberán aplazar las tareas de mantenimiento. Eso implica dos cuestiones: asumir mayores costes en la tarea y, por otra parte -y que incide directamente a la hora de asumir costes-, tener que detener algunos parque eólicos en la temporada de más viento.

LOS GRANDES PROYECTOS DE IBERDROLA

A finales de 2019, cuando se cerró el ejercicio, la compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán contaba con tres parques eólicos marinos en explotación que suman 964 MW: West of Duddon Sands en el Reino Unido, situado en el Mar de Irlanda, con una capacidad instalada atribuible de 194 MW; Wikinger en Alemania con 350 MW; y el parque East Anglia 1 con 420 MW.

Además, actualmente se están desarrollando proyectos eólicos marinos en el Reino Unido, Estados Unidos, Alemania y Francia. En territorio británico, el proyecto East Anglia 1 (714 MW) se encuentra en la fase de construcción y ya han entrado en explotación 420 MW.

Por otra parte, en Estados Unidos, llegó con la compra del 50% de la sociedad Vineyard Wind, propietaria de los derechos de un parque eólico en la costa de Massachusetts, con potencial de hasta 3 GW de proyectos de generación. El parque eólico entró en fase de tramitación en 2019 con el objetivo de tener 400 MW operativos antes de finales de 2021 y los segundos 400 MW durante la primera mitad de 2022. Vineyard Wind se convertirá así en el primer parque eólico marino de gran escala en Estados Unidos. También en Estados Unidos, con la adjudicación de los derechos para el desarrollo de otro proyecto llamado Kitty Hawk, en la costa de Carolina del Norte, con potencial de hasta 2,5 GW de proyectos de generación.

En aguas europeas, en Alemania, Iberdrola participó en abril de 2018 en la subasta de eólica marina, presentando ofertas para sus proyectos de Baltic Eagle, Wikinger Süd y Windanker. El Grupo ha sido adjudicataria de 476 MW en Baltic Eagle y 10 MW en Wikinger Süd, cuya entrada en operación se espera que sea en 2023. Mientras, en Francia, tiene el parque eólico marino de Saint-Brieuc de 496 MW de capacidad. El proyecto ha iniciado los estudios geotécnicos actualmente en marcha como primer hito de la construcción.

¿Y QUÉ PASA CON ESPAÑA?

Hasta ahora no se ha dado la oportunidad a este tipo de proyectos, pero tal y como contaba El Periódico de la Energía, por fin hay una oportunidad para que se pueda desarrollar la eólica marina en España, aunque todavía no se puede cantar victoria.

En el último borrador del Pniec (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030) el gobierno ha incluido la tecnología «offshore» como una más de las que deberán formar parte del mix de la próxima década. No obstante, no ha fijado un objetivo concreto de capacidad a instalar.

Se ha tratado, históricamente, de inversiones que no han llegado a interesas a las empresas por su alto conste con respecto a la generación de energía. Es decir, para ser una renovable costaba demasiado el desarrollo de MWh para entrar en el pool eléctrico. Pero en estos momentos la innovación ha conseguido unos ahorros que permiten, junto a la legislación, que las empresas tanto nacionales como internacionales piensen en España como un destino para la eólica marina. Habrá que ver si Iberdrola, una vez que acabe la crisis sanitaria, se anima.

Raúl Masa
Raúl Masa
Ex Coordinador de redacción y redactor de empresas y economía; especializado en telecomunicaciones, tecnología y energía.