El mundo de la gestión de activos ha pegado un giro de 180 grados si nos remontamos a varios años atrás. No cabe duda de que la entrada de nuevos jugadores en la industria, o el cambio de mentalidad de los clientes, centrándose más en fondos de inversión, ha modificado el esquema por completo. Nada que ver con el inmovilismo que existía diez años atrás.
En este sentido, EFPA España ha realizado su particular #10YearsChallenge para analizar los cambios más significativos que ha experimentado el sector del asesoramiento financiero en España a lo largo de la última década, analizando los cambios en la relación de las entidades y profesionales con sus clientes, así como en la forma de ahorrar y gestionar sus inversiones.
¿Cuáles son las novedades más importantes? En primer lugar ahora contamos con un sector más y mejor regulado. La asociación indica que diez años después, el asesoramiento financiero está “mucho más regulado y supervisado en España”, que ha dejado de ser una excepcionalidad en Europa.
Ahora, tras la entrada en vigor de la normativa comunitaria MiFID II, los asesores financieros deben contar con una serie de requisitos de cualificación profesional y experiencia mínima, antes de sentarse con un cliente, para ofrecerle información sobre productos financieros o un servicio de asesoramiento más completo.
También otro importante hito es que en el mercado español ahora se pueden encontrar más asesores certificados. De hecho, EFPA España casi ha triplicado el número de asesores certificados en diez años, al pasar de 11.000 a los más de 30.000 miembros certificados con los que cerró 2018.
Esto al final refleja un incremento exponencial en el número de profesionales que cuentan con unos elevados conocimientos, habilidades y aptitudes, cumplen unos requisitos de formación continua y respetan un estricto código ético.
CAMBIO DE PARADIGMA Y EVOLUCIÓN DE ASESORAMIENTO
Otra de las conclusiones que se pueden extraer es la importancia de la formación continua por parte de aquellos que tratan de asesorar a los inversores. Es un cambio que se ha ido experimentando el sector del asesoramiento en diez años.
De esta manera, la conciencia en la profesión sobre la importancia de la formación continua, como un “elemento fundamental” en un sector donde aparecen continuamente nuevos productos y entidades y dependiente de unos mercados expuestos “a una gran volatilidad”.
En este sentido, si hay algo que ha avanzado dentro del marco español es la apuesta por la inversión en fondos. A cierre de marzo de 2019, la inversión en Fondos en España acumulaba 161.325 millones de euros, según datos de Inverco, y el número de partícipes se situaba en 5,9 millones.
Una década más tarde, el patrimonio invertido a través de estos vehículos ha crecido un 65%, hasta alcanzar los 266.318 millones, y el número de partícipes supera los 11,2 millones. Por eso, es de bastante interés la comparativa con respecto a los depósitos, que cerraron 2018 en 806.936 millones, frente a los 788.905 millones de diez años atrás.
En los últimos tiempos, los fondos de inversión se han convertido en una alternativa óptima para canalizar el ahorro de los españoles en busca de mayor rentabilidad, gracias a su diversificación, las diferentes categorías de activos y algunas ventajas relacionadas con la gestión profesional, la liquidez o la fiscalidad de estos vehículos.
Asimismo, el asesoramiento ha evolucionado hacia nuevas estrategias de ahorro e inversión ante el escenario de tipos bajos. Los tipos de interés en la zona euro se mantienen en el mínimo histórico del 0%, mientras que hace diez años, los tipos que marca el BCE se situaban en el 4,25%. Sin duda, una abismal diferencia que ha cambiado la forma de trazar una estrategia de inversión.
En este contexto de tipos cero, que se prolonga en el tiempo, los ahorradores están obligados a adoptar más riesgos para obtener rentabilidades positivas, siempre teniendo en cuenta la variable inflación. En definitiva, se hace más visible “la necesidad de contar con el apoyo de un asesor financiero cualificado”, apuntan desde EFPA.
MÁS EDUCACIÓN FINANCIERA
Los siguientes conceptos que son completamente distintos con respecto a hace diez años tienen que ver con la formación financiera. Ahora hay conciencia del fomento de la educación en finanzas. En los últimos años se ha puesto de manifiesto la necesidad de desarrollar una serie de acciones, para fomentar la educación y cultura financiera en diferentes segmentos de la población de nuestro país.
Y es que, a día de hoy, son numerosas las acciones desarrolladas en este ámbito, desde el ámbito de la Administración Pública y también por parte de entidades privadas, y se ha generado una amplia conciencia sobre la importancia de mejorar este aspecto.
Al hilo de todo esto ahora los clientes son más exigentes y mejor informados. Tras la crisis financiera que se desató en el año 2008 y algunos episodios de mala praxis puntuales, pero que hicieron mucho daño reputacional al sector, el cliente se ha vuelto más exigente y más desconfiado, pero también muestra un mayor interés por conocer el funcionamiento de los productos que contrata y las alternativas de inversión con las que cuenta en cada momento del mercado.
Por último, la entrada de nuevos jugadores en la industria ha generado cambios en el asesoramiento. En estos últimos diez años, las nuevas tecnologías han irrumpido con fuerza, provocando la aparición de nuevos players en la industria, como los roboadvisorso gestores automatizados, que permiten ampliar y mejorar algunas decisiones primarias de ahorro, mejoran el acceso a los servicios de inversión y pueden reducir el actual gap de asesoramiento de determinados segmentos de clientes.
Con todo, nunca podrán sustituir la labor del asesor financiero personal, puesto que su simple sistema de algoritmos financieros puede generar problemas de distribución financiera inadecuada y dudas sobre la regulación.