En los envases de numerosos productos que se encuentran en supermercados, se incluyen frases informativas como ‘Sin lactosa’, ‘Sin azúcares añadidos’ o ‘Sin gluten’. Estas declaraciones son cruciales para las personas con intolerancias o alergias alimentarias, pero también son asociadas por la población saludable con alimentos más beneficiosos para la salud. La dieta sin gluten, concretamente, es esencial para quienes son intolerantes a esta proteína presente en el trigo y otros cereales. Sin embargo, muchas personas sin intolerancias evitan alimentos que contienen gluten, y esto plantea interrogantes sobre por qué lo hacen y las posibles implicaciones para su salud.
EL PROBLEMA DEL GLUTEN

El gluten, una proteína de origen vegetal, se halla en harinas de cereales como el trigo, la cebada, el centeno y la avena, entre otros. Sin embargo, una vez consumido, el cuerpo debe digerirlo correctamente y después metabolizarlo. El problema es que no todos son capaces de hacerlo. Los individuos con enfermedad celiaca (EC) no pueden realizar este proceso y deben eliminar esta proteína de su dieta. La enfermedad celiaca no es ni una alergia ni una intolerancia, sino una enfermedad autoinmune que afecta diversas partes del organismo (no solo el intestino) en personas con predisposición genética.
UNA DIETA EQUILIBRADA

Las personas con esta enfermedad, y únicamente ellas, deben adoptar una dieta específica de por vida que excluye los alimentos que contienen gluten o rastros de esta proteína. En consecuencia, su alimentación debe consistir en frutas, tubérculos, cereales sin gluten, verduras, fuentes de proteínas animales y vegetales frutos secos y semillas. Por otro lado, deben evitar alimentos que contienen dicha sustancia, como el trigo, la espelta y derivados, la cebada, el triticale (un híbrido de trigo y centeno), así como productos que los contengan.
LA MODA DE COMER SIN GLUTEN

Según la Asociación de Celiacos y Sensibles al Gluten, la enfermedad celiaca afecta, en promedio, al 1% de la población mundial, y son estas personas las que deben seguir una dieta sin gluten. No obstante, existe un grupo considerable de individuos que, por diversas razones, han optado por excluir alimentos que contienen esta proteína de su dieta.
En 2016, la prestigiosa revista JAMA Internal Medicine informaba que el conocimiento creciente sobre la enfermedad celiaca ha dado lugar a una proliferación de diversas dietas sin gluten. En Estados Unidos, la venta de productos sin gluten ha experimentado un aumento de casi seis veces en los últimos años. Sin embargo, lo más asombroso son los datos que indican que un gran número de personas compra y consume estos productos sin la supervisión de un médico. A pesar de que en Estados Unidos hay 1,76 millones de personas con enfermedad celiaca diagnosticada, 2,7 millones siguen una dieta libre de gluten sin haber recibido dicho diagnóstico.
NO ES ESENCIAL

Es importante destacar que el gluten posee un valor nutricional y biológico limitado y no es esencial para la salud humana. En otras palabras, su exclusión de la dieta no tiene repercusiones graves. No obstante, los alimentos que lo contienen son una fuente rica de otros nutrientes esenciales como fibra, vitaminas y minerales. Además, eliminar el gluten de forma permanente puede potencialmente llevar a desarrollar intolerancia a esta proteína, lo que puede dar lugar a problemas dietéticos.
OTRAS CONSECUENCIAS DE RETIRAR EL GLUTEN

También es importante considerar los efectos secundarios de eliminar el gluten sin un diagnóstico médico. En primer lugar, esto puede llevar a un aumento en el consumo de grasas y azúcares. El gluten aporta cualidades sensoriales que brindan a los productos su elasticidad y una agradable consistencia esponjosa. Al eliminarlo, se requiere buscar sustitutos para replicar esas características.
SUSTITUTOS POCO SALUDABLES O CAROS

Normalmente, se opta por aumentar el contenido de grasas y azúcares en los productos. Además, esto conduce a la creación de productos procesados, lo que significa que las personas sanas que optan por eliminar el gluten siguiendo una moda o una tendencia que promueve lo «sin gluten» podrían estar consumiendo sustitutos que no son necesariamente saludables.
Además, esto desacredita la creencia de que la eliminación de esta proteína de la dieta resulta en una mayor pérdida de peso. Los expertos señalan que no existen pruebas científicas que respalden esta afirmación. La pérdida inicial de peso que una persona puede experimentar se debe al cambio en la dieta. No obstante, la eliminación del gluten suele dar lugar a un aumento en el consumo de productos procesados, que son ricos en calorías, pero carecen de valor nutricional, lo que a largo plazo podría tener el efecto contrario y contribuir al aumento de peso. Esto también tiene implicaciones económicas, ya que los productos especiales suelen ser más costosos.
CONSULTAR SIEMPRE CON UN MÉDICO

Para aquellos con enfermedad celiaca, incluso si no presentan síntomas, es fundamental que sigan una dieta libre de gluten bajo la supervisión médica. Para quienes son intolerantes al gluten, se recomienda que trabajen en colaboración con un especialista en gastroenterología o un nutricionista para identificar la causa subyacente. En cuanto a las personas sanas, se les aconseja que disfruten de los placeres culinarios con moderación y que mantengan un equilibrio físico y emocional, haciendo ejercicio diariamente, como lo han venido haciendo hasta ahora.
SÍNTOMAS DE ENFERMEDAD CELIACA

Los síntomas de la enfermedad celiaca pueden manifestarse de diversas maneras e incluir síntomas sistémicos. Estos síntomas pueden abarcar fracturas óseas ante golpes leves, osteoporosis temprana, pérdida de cabello, cambios en la piel, trastornos neurológicos o emocionales, neuropatía de fibras pequeñas, mareos, sensación de desmayo o falta de coordinación al ponerse de pie, cefaleas, disfunción sexual, sudoración anormal, entre otros. Es esencial que los pacientes se sometan a análisis para detectar posibles deficiencias nutricionales y sigan pautas de alimentación y suplementación adecuadas. La deficiencia de nutrientes como la vitamina B12, vitamina D, folato, hierro, zinc y cobre puede alterar el sistema inmunológico y aumentar el riesgo de padecer enfermedades crónicas, degenerativas y autoinmunes.
CELIACOS ASINTOMÁTICOS

Es importante advertir a las personas celiacas no sintomáticas con un mayor riesgo, como los familiares de aquellos afectados, así como a aquellos que padecen enfermedades (con una incidencia del 5%) o problemas de fertilidad, o que tienen enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1, el hipertiroidismo e hipotiroidismo, la osteoporosis prematura, la psoriasis y la artritis reumatoide. En estos casos, es aconsejable realizar un cribado preventivo para identificar y corregir posibles deficiencias nutricionales y establecer una dieta apropiada.
DIFERENCIAS ENTRE CELIAQUÍA E INTOLERANCIA

La enfermedad celíaca y la intolerancia al gluten son dos afecciones relacionadas con la ingestión de gluten, pero se diferencian en varios aspectos. La enfermedad celíaca es una enfermedad autoinmune en la que la ingestión de esta proteína en concreto provoca una respuesta inmunológica que daña el revestimiento del intestino delgado. Esto puede resultar en problemas de absorción de nutrientes y una variedad de síntomas, que van desde gastrointestinales hasta sistémicos.
Por otro lado, la intolerancia al gluten, comúnmente conocida como sensibilidad al gluten no celíaca, no involucra una respuesta autoinmune ni daño en el intestino delgado. Las personas con intolerancia al gluten experimentan síntomas gastrointestinales y/o sistémicos después de consumir gluten, pero estos síntomas no son el resultado de una reacción autoinmune. Aunque no se comprende completamente, la sensibilidad al gluten no celíaca es una entidad clínica distinta.