De la comida rápida al despido rápido: Burger King, VIPS o KFC llevan al caos a sus plantillas

Las grandes cadenas de comida rápida siempre se han caracterizado por su agilidad. Los bajos precios en el ticket, lo que supone un margen bajo, exigen una rotación veloz en los consumidores para sacar una mayor rentabilidad. En eso, pensábamos, no tenían rival, pero se han superado: también han sido los más veloces a la hora de presionar el botón del ERTE. Unas prisas que han causado infinitud de incertidumbres y problemas a sus empleados.

Domino’s Pizza, Tagliatella, Restauravia, Burger King, Tim Hortons, Popeyes, KFC, Vips, Foster Hollywood. La lista de nombres reconocidos que tienen su plan aprobado es tan extenso como el número de afectados, temporales por el momento, ha ido dejando a su paso. La gran mayoría de ellos, como en el caso de Burger King, fueron los primeros (la clasificación está apretada) en acogerse a esta formula de expediente temporal de despidos que legalizó el Gobierno semanas atrás. Aunque eso sí, la venta a domicilio todavía sigue funcionando.

Pero claro, las prisas no son buenas consejeras. Así, la inmensa mayoría de estas empresas que primero despidieron y luego preguntaron han llevado a sus plantillas a un caos del que todavía no han salido. Al menos, muchas de ellas. Por ejemplo, un gran número de empleados se marchó sin saber cuando debía volver, en otros casos se obligó primero a cambiar las vacaciones para después terminar en la misma situación. Incluso hubo más de uno, según señalan fuentes cercanas, que al día siguiente se presentó en su puesto de trabajo. En definitiva, el exceso de celo por ahorrar unos pocos euros llevó a «pisotear» los derechos básicos de la plantilla, lamentan desde los sindicatos.

AL PARO CON UNA MANO DELANTE Y OTRA DETRÁS

La cruda realidad a la que se enfrentan los trabajadores es que a diferencia de otros sectores, por ejemplo el textil, no cuentan con ninguna ayuda para compensar su salario. Los incluidos en el ERTE cobran a través del seguro de desempleo, aunque no cuenta a efectos legales como un parado (la magia contable del Gobierno), lo que supone que los ingresos se reducen a un 70% del salario base.

El problema va más allá, puesto que las nóminas de este tipo de trabajadores tiene dos elementos muy bien diferenciados. En primer lugar, un salario base muy bajo (por debajo, incluso, del mínimo) y una parte variable a base de objetivos y complementos que en muchos casos es incluso más cuantiosa. La razón de dicha estructura: aumentar el bienestar del trabajador.

En realidad, no. Solo era una broma. El motivo es el ya más que conocido de limitar al máximo el pago a la Seguridad Social, aun a riesgo de dejar en mala situación a sus propios empleados. Así, las cotizaciones sociales se pagan en su mayoría sobre la base, mientras que la carga en los complementos es muy baja. Por ello, las firmas prefieren reducir la parte fija, ya que les posibilita tener el mismo número de trabajadores a un menor coste. Una actitud que los gobiernos ven con buenos ojos, así se crea más empleo, pero que tiene su reflejo evidente en que no salen las cuentas. De hecho, el inmenso agujero de las pensiones tiene mucho que ver con esta práctica.

LAS EMPRESAS DE COMIDA RÁPIDA SE DESENTIENDEN

Obviamente, la trampa termina saliendo muy cara al trabajador cuando tiene que ir al paro, dado que la cuantía que le queda es muy reducida. Por ello, algunas empresas han decidido mantener un sobrepago a sus trabajadores, complementar la prestación, para que la diferencia no sea excesivamente grande. Al final, las empresas se ahorran una cantidad importante en salarios y pagos a la Seguridad Social.

Aunque, ese no es el caso de las grandes firmas de comida rápida. Hasta la fecha, solo Telepizza ha dado el paso de contribuir con una ayuda del 10%, pero hasta ahí. «El resto no solo se niegan a complementar la prestación por desempleo, también se niegan a adelantar el pago de la misma, generando gran incertidumbre a las y los trabajadores sobre cómo podrán hacer frente a los gastos de este mes», lamentan desde CCOO.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2