El Banco de Japón (BoJ) ha decidido mantener sin cambios su política monetaria y de estímulos en la última reunión de la institución bajo la presidencia de Haruhiko Kuroda, quien dejará de ocupar el puesto de gobernador del banco central nipón el próximo 8 de abril, tras desempeñarlo durante una década, el periodo más largo en la historia de Japón.
Con su decisión, el banco central japonés ha mantenido sin cambios los tipos de interés del país en el -0,1%, la misma tasa que lleva manteniendo desde enero de 2016, cuando se adentró en terreno negativo por primera vez en su historia.
Asimismo, la entidad ha indicado que continuará aplicando su política de control de la curva de rendimientos de la deuda pública permitiendo que la rentabilidad del bono de Japón a 10 años fluctúe en un rango de alrededor de +/- 0,5 puntos porcentuales respecto del nivel objetivo, mientras que continuará con sus compras de bonos soberanos a gran escala.
En su reunión del pasado diciembre, el Banco de Japón sorprendió a los mercados al ampliar el rango de fluctuación aceptado para la cotización del bono japonés a diez años en su estrategia de control de la curva de rendimientos.
Entonces, la institución anunció un ajuste en la banda de fluctuación aceptada en la cotización del bono japonés a diez años desde alrededor de +/-0,25 puntos porcentuales hasta los actuales +/-0,5 puntos porcentuales.
La entidad subrayó que continuará con su política de flexibilización monetaria cuantitativa y cualitativa (QQE) con control de la curva de rendimiento, con el objetivo de alcanzar la meta de estabilidad de precios del 2%, siempre que sea necesario para mantener esa meta de manera estable.
Por otro lado, el Banco de Japón ha destacado que la economía del país, a pesar de verse afectada por los altos precios de las materias primas, se recuperó a medida que avanzaba la reapertura de la actividad económica, aunque la desaceleración de las economías internacionales haya pesado sobre las exportaciones y la producción industrial, mientras que el consumo privado ha seguido creciendo de forma moderada, a pesar de las subidas de los precios.
En cuanto a la inflación, la entidad destacó que el IPC excluyendo los alimentos frescos se ha situado en torno al 4% debido al encarecimiento de la energía y los bienes duraderos, pero confía en que la tasa interanual se desacelere hacia mediados del ejercicio fiscal 2023 debido a los efectos de la reducción de los precios de la energía y las medidas del Gobierno.
Kazuo Ueda, el candidato propuesto por el Gobierno japonés para asumir el cargo de gobernador del Banco de Japón el próximo mes de abril, se ha mostrado por el momento partidario de dar continuidad a la política laxa aplicada en el país durante la última década al considerar que los efectos positivos superan a los negativos.
«Una política siempre tiene efectos y efectos secundarios (…) Creo que los beneficios de la flexibilización monetaria superan los efectos secundarios», señaló Ueda durante su comparecencia parlamentaria de finales de febrero previa a la confirmación de su nombramiento como próximo gobernador del Banco de Japón.
De este modo, Ueda ha dejado claro que su llegada al instituto emisor japonés no supondrá un giro en la política monetaria del país, ya que ha asegurado que la flexibilización monetaria actual y las compras de bonos del gobierno realizadas en virtud de ella tienen como objetivo lograr el objetivo de estabilidad de precios.
El Gobierno de Japón, liderado por primer ministro, Fumio Kishida, nominó formalmente el pasado 14 de febrero a Kazuo Ueda, economista y antiguo consejero del Banco de Japón, como candidato a convertirse en el próximo gobernador del banco central nipón, sucediendo así en el cargo a Haruhiko Kuroda, quien ha liderado la política monetaria del país desde 2013.
Kuroda se convirtió en presidente del Banco de Japón en 2013 y fue reelegido en 2018, completando un periplo de diez años al frente de la política monetaria japonesa, el más largo en la historia.
Kazuo Ueda, de 71 años, fue consejero del Banco de Japón entre 1998 y 2005 y se recuerda su decisión de votar en contra de subir tipos desde cero a 0,25% en agosto de 2000, mientras que en un artículo publicado el año pasado advertía contra un aumento prematuro de los tipos de interés.