La vocación de servicio público intrínseca a cualquier institución académica se desdibuja por momentos en la Universidad Europea de Madrid. Pese a sus beneficios, la UEM ostenta el dudoso título de ser la primera en España en plantear un ERE a sus profesores, el capital más valioso para cualquier universidad. Los alumnos se plantan y pasan a la movilización. Entretanto salta la noticia de plagio de la tesis doctoral del director general de la UEM, Miguel Carmelo. La estrategia del fondo Permira que controla la entidad peligra. Por primera vez la “publicidad” juega en su contra. Los escándalos se acumulan y la mala fama se cierne sobre la universidad.
Camuflado de digitalización derivada de la pandemia, el ERE planteado por la Universidad Europa pretende prescindir de 275 trabajadores entre personal docente, administrativo y de servicio. Cuando la institución, “precisamente gracias al esfuerzo de los profesores no ha sufrido el impacto de la pandemia”, es más “se ha registrado una subida de alumnos y la empresa va a tener beneficios, por lo que ese impacto, no ha sido tal”, detalla el presidente del Comité de Empresa de la UEM, Enrique Corrales, en una entrevista a Negocios TV.
En este sentido, “la empresa ha aprovechado la digitalización y las horas y horas que hemos echado en pandemia para ejecutar un ERE y con la intención de que pase desapercibido”, explica Corrales, que insiste en que “no existe justificación económica, se trata de una medida estructural”.
El interlocutor de los trabajadores reitera que se trata de una medida “insolidaria” en una “coyuntura horrible” en la que se busca “un recorte de personal exagerado” a causa de una “digitalización malentendida”, puesto que la enseñanza online “no implica menos trabajo, es justo lo contrario”. Asimismo Corrales denuncia que estas medidas supondrán “una merma de la calidad docente”, porque además se añade “un aumento en la ratio de alumnos por clase entre un 30% y un 40%” en función de los casos.
Para Corrales, “la sobreexplotación de los profesores” es evidente en un “contexto muy vocacional”, del que se está aprovechando la Universidad Europea de Madrid. Y se muestra convencido de que se pueda alcanzar “una salida negociada” para la que confía en “la retirada del ERE” por el “desprestigio” que supone para la institución que, “por muy privada que sea, tiene vocación de servicio público”.
La reacción de los alumnos y sus movilizaciones en el Campus de Villaviciosa de Odón tampoco se hacían esperar. Dos semanas de protestas, pero también videos y escritos contra el ERE al personal docente. En formato audiovisual, varios alumnos denuncian “el cambio radical educativo” que pretende ejecutar la Universidad Europea de Madrid “sin contar con los estudiantes”. “Para conseguir un formato online en su totalidad se debe sustituir a los docentes con tecnología, y no estamos de acuerdo”, manifiesta un alumno.
“Porque durante este tiempo nos hemos dado cuenta de que las clases virtuales no sustituyen a las presenciales”, afirma otro universitario. “Nos prometieron una educación basada en el aprendizaje experiencial”, reprochan los alumnos.
INVERSIÓN EN PUBLICIDAD, NO EN PROFESORES
Pero los planes del fondo Permira, que pagó 770 millones de euros por la Universidad Europea de Madrid (entre otros centros) en 2018, no se enfocaban precisamente en impartir formación especializada ni en fomentar el juicio crítico entre los estudiantes. Además, el hecho de tener un perfil docente mal pagado, para reducir gastos, tiene una desventaja evidente y es la mala fotografía en los rankings.
Pero, si se saben tapar dichas carencias con millones en publicidad, tiene una ventaja: unos beneficios disparados. Hasta el punto, de que la Universidad Europea de Madrid ha sido capaz de generar en la última década 136,8 millones de euros. Además, los últimos años incrementó un 60% su facturación y siempre ha obtenido un volumen considerable de flujo de caja libre.
De hecho, la Universidad Europea de Madrid ha gastado en el último lustro (entre 2014 y 2018) más en publicidad de lo que ha ganado en forma de beneficios, 54,7 millones frente a 54,3 millones. Además, la inversión publicitaria registró su récord, con un crecimiento cercano al 20%, en el mismo año en el que se consiguió colocar en el mercado, el 2018.
Pese al gasto estelar en publicidad y propaganda, el destinado a los docentes no supera el umbral del low cost. Primero, por las condiciones, ya que solo poco más de un tercio de los docentes mantienen una modalidad de contrato indefinido. Así, el gasto medio final por docente apenas alcanza los 39.000 euros, muy por debajo de sus compañeros en las universidades públicas.
EL FUTURO DE LA UNIVERSIDAD PRIVADA
Desde 2015 los fondos estaban buscando nuevas vías de rentabilidad dado que las clásicas, la especulación financiera o inmobiliaria, apenas daba beneficios por el precio del dinero tan bajo. En España, los fondos encontraron que la ley permite que las universidades privadas funcionen exactamente igual que una empresa, sin obligaciones con su comunidad: profesores y alumnos.
«Lo que suceda con el prestigio o la calidad de los grados o la docencia no es asunto de Permira, que tiene que vender rápido, antes de que la ley aprobada en noviembre le obligue a invertir un 5% en investigación (perderían ese 5%) o invertir en profesores acreditados», según explican en un escrito los principales afectados.
El fondo británico de inversiones compró la UEM a los anteriores propietarios, Laureate Inc, por 770 millones, pero no fue el único: «poco después CVC también compró la UAX», tal y como refleja el mismo documento de protesta. Si finalmente se impone el modelo de Permira, ¿se extenderá a otras universidades privadas?