Lidl y Aldi avanzan en su lucha por la salud y contra el desperdicio de alimentos

El dato es revelador: cuatro de cada diez niños españoles de seis a nueve años presenta exceso de peso. Así se destaca en el ‘Estudio Aladino 2019 sobre alimentación, actividad física, desarrollo infantil y obesidad en España’. Además, una de las causas que pueden dar lugar a enfermedades cardiovasculares está el exceso de sal. Muchos productos de los que habitualmente consumimos incorporan cantidades elevadas de azúcar y sal. Lidl se ha puesto en marcha para rebajar la composición de dichos alimentos.

Fue en enero de 2019 cuando Lidl se unió al Plan NAOS para reducir la sal, el azúcar y las grasas saturas en una serie de productos. Y debía de conseguirlo antes de concluir 2020. Dicho y hecho: Lidl ha reducido 425 toneladas de azúcar y sal en el 10% del total de su surtido envasado de marca propia. Datos que equivalen a más de un millón de terrones de azúcar, o a más de 21.000 tazas de cafés llenas de azúcar o sal.

Lidl ha examinado 13 grupos de alimentos. Entre ellos, hasta más de 25 productos de la familia de lácteos, en los que ha reducido un 5% más de azúcar de lo inicialmente establecido en sus yogures Milbona, por ejemplo. En el caso de la sal, algunos platos preparados como las croquetas Monissa, han logrado que contengan hasta un 31% menos de sal de lo exigido en el Plan NAOS. Por lo que respecta a los platos preparados, el salchichón Realvalle ha conseguido una reducción media de grasas saturadas de hasta un 30%.

LIDL Y ALDI

Lidl ha puesto el foco en que sus productos sean más saludables. De cara al futuro, y de cara a 2025, el objetivo de la enseña alemana es el de reducir hasta un 20% el contenido medio de sal y azúcares añadidos en su surtido de marcas propias.

Su colega Aldi, por su parte, se está centrando en la reducción del desperdicio alimentario. En concreto, ha evitado el desperdicio de 2,7 millones de productos perecederos y 621 toneladas de alimentos frescos durante los seis primeros meses del año. De esta manera, ha ahorrado el desperdicio del 1,3% de los productos perecederos (frescos, embutidos y lácteos) y un 1,9% sobre el total de toneladas de productos vendidos.

[td_block_11 custom_title=»» separator=»» post_ids=»458509″ limit=»1″ css=».vc_custom_1496993590403{border-top-width: 1px !important;border-right-width: 1px !important;border-bottom-width: 1px !important;border-left-width: 1px !important;padding-top: 5px !important;padding-right: 5px !important;padding-bottom: 5px !important;padding-left: 5px !important;border-left-color: #000000 !important;border-left-style: solid !important;border-right-color: #000000 !important;border-right-style: solid !important;border-top-color: #000000 !important;border-top-style: solid !important;border-bottom-color: #000000 !important;border-bottom-style: solid !important;border-radius: 4px !important;}» tdc_css=»»]

Que Aldi haya cosechado dichas cifras se debe a una serie de medidas como la optimización de los procesos logísticos y el uso de envases que ayudan a prolongar la vida útil del producto o la pérdida de calidad durante el transporte. Otra acción tiene que ver con la realización de un inventario diario en base a las necesidades de consumo de los clientes. El hecho de que su surtido sea básicamente de marca propia, lo que facilita la decisión de compra de los clientes, hace que Aldi tenga un mayor control de la cadena de valor.