La encrucijada del sector energético: Europa (y España) necesitan un plan

Hace dos décadas, nadie podía imaginar lo que hoy tenemos en concepto de energía. “Eso da fe de la dificultad de hacer previsiones”, afirmó José Luis Suárez, director general del IESE en Madrid durante la apertura de la jornada ‘Energy Prospectives’, un acto coorganizado por el propio IESE y la Fundación Naturgy. Y es que vivimos un momento crucial en lo que, por ejemplo, se refiere a transición energética tanto en las empresas como en la sociedad. “Hay que tomar decisiones responsables y respetuosas. Junto con la revolución digital, esta transición energética es el gran fenómeno trasversal”, añadió José Luis Suárez.

Por eso, Rafael Villaseca, presidente de la Fundación Naturgy fue rotundo al indicar que “el sector energético, en general, y el eléctrico, en particular, “se encuentran en una encrucijada que los va a transformar en algo muy distinto”. Y es que vivimos momentos en los que están ocurriendo muchas cosas a la vez: cambios tecnológicos, cambios en los consumidores, cambios en la regulación… y todos ellos inciden en los actores del mercado energético.

“Hay un problema, el del cambio climático, que condiciona las decisiones de los gobiernos, de los consumidores y de las empresas. Una situación compleja en la que hay que mirar a largo plazo porque afecta al sector y a toda la sociedad”, argumentó Rafael Villaseca. Problemas que requieren soluciones. Y las soluciones hay que empezar a tomarlas ya.

Los objetivos y calendarios preparados por las autoridades deben ser precisos y concretos para, así, generar oportunidades

“Las autoridades han establecido objetivos y calendarios. Ambos deben ser precisos y concretos”, indicó el presidente de la Fundación Naturgy. Dichas soluciones generarán oportunidades y deben movilizar a la sociedad. Y añadió: “Deberá debatirse de manera clara para evitar decepciones sociales y que no sirva como elemento que frene las inversiones necesarias”.

SECTOR ENERGÉTICO Y CAMBIO CLIMÁTICO

Son muchas las nubes, preocupantes, que planean sobre Europa en materia energética. “Estas nubes proceden de la naturaleza de la política europea que tenemos en la actualidad. Europa fija unos objetivos, pero lo que no fija es una política coherente sobre cómo conseguirlos de manera competitiva a un coste que sea eficaz y que, además, cree puestos de trabajo”, subrayó Christopher Jones, que dirige el Grupo de Trabajo de Derecho de la Competencia en Europa en la oficina de Bruselas.

El impulsor de la agenda 20-20-20 también dejó muy claro que, para cumplir los objetivos de París en la UE, “todos los sectores (electricidad, transporte, edificios e industria), tendrán que estar total o casi totalmente libres de carbono para 2050. La actual política se basa en los mercados internos, en la agenda 20-20-20, en la normativa, y en los objetivos de eficiencia energética”.

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En primer plano, Rafael Villaseca. Al fondo, José Luis Suárez

Christopher Jones dejó claro que hemos hecho lo fácil, y lo difícil viene ahora “porque no nos damos cuenta de lo ambicioso que son los objetivos. Cada estado miembro establece su propio objetivo ahora, pero la Comisión no puede obligar a su cumplimiento. Esto puede ser una preocupación de cara al futuro”.

La Comisión sólo puede establecer recomendaciones. “Dice que Europa va a llegar al 32% de energías renovables por las principales economías, es decir, Austria, Alemania o Francia, pero Dinamarca y España están muy por encima del objetivo, están siendo muy ambiciosos”, recalcó.

Otro tema que le preocupa al experto es el de la eficiencia energética. No duda en afirmar que “no lo hemos hecho bien”. Y la razón que argumentó es que, para poder descarbonizar, hay que tener en cuenta que el 30% procede de los edificios. “En 2030, los edificios deberían tener cero de huella de carbono. Sin una política clara, no va a funcionar”, se lamentó Christopher Jones.

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Christopher Jones

Por lo que respecta a renovables, el académico indicó que España propone un 42%, y en eficiencia energética, cifró la mejora en un 39,6%. “Es muy difícil conseguir energía renovable para transporte o edificios”, reseñó con rotundidad. Por tanto, será la electricidad la que cargará con el peso para lograr las metas marcadas. De ahí que volviera a recalcar, esta vez refiriéndose a España, que necesita un plan “para cambiar su economía en tan poco tiempo, teniendo puestos de trabajo y tecnología para esa transición energética”.

LAS ‘UTILITIES’ DEL FUTURO

Según Ignacio Pérez Arriaga, otro de los ponentes en el foro ‘Energy prospectives’, cuatro son las tendencias, en clave macroenergética, para alcanzar la práctica descarbonización del sector energético en 2050: descentralización, guiada por la digitalización, las renovables, la electrificación y el almacenamiento.

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El fundador del Instituto de Investigación Tecnológica de la Universidad Pontifica Comillas no dudó en afirmar que, durante los dos últimos años, ha habido movimiento y progreso, pero hay que establecer las bases para que fuera más eficiente y más respetuoso con el medioambiente.

“Es fundamental que haya señales económicas adecuadas para llevar a cabo los cambios. Falta un sistema que sea lo suficientemente amplio que pueda proporcionar señales económicas no distorsionadas de precios y coste”, resaltó Ignacio Pérez Arriaga. E hizo la siguiente recomendación: “Para poder poner lo distribuido y lo centralizado a un nivel de igualdad es necesario poder mejorar drásticamente las señales de precio y cargo a los agentes del sistema”.

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Ignacio Pérez Arriaga

También apuntó que “los costes regulados deben intentar cargarse de forma que no distorsionen las señales económicas”, así como que “buena parte del coste total que aparece en la tarifa no tiene que ver con el coste de la energía”. Pérez Arriaga asimismo sugirió que la regulación de las compañías de distribución debe mejorarse, y mostró sus dudas respecto a la prestación masiva de recursos renovables en el futuro y su gestión. “Es necesario gestionar la enorme variabilidad que pueden tener estos recursos”, matizó. Por último, y mirando a los años 2030-2050, calificó las previsiones como de naif: solar y eólica acapararán la totalidad de la generación, la nuclear cerrará en los años 50 o 60… “Pero no se ve cómo se va a reemplazar. El papel que puede tener el gas bajo en carbono (hidrógeno y metano renovable) será fundamental”, concluyó Ignacio Pérez Arriaga.