El exdirector general de Supervisión del Banco de España Jerónimo Martínez Tello ha afirmado este lunes en la Audiencia Nacional que aprobó «formalmente» el primer plan de Rodrigo Rato para enderezar el rumbo de Bankia a principios de 2012. El objetivo fue evitar comunicar una suspensión, pues consideró que, «si hubiera habido filtración del documento, la posible solución se habría tirado a la basura».
Tras esta declaración ante la fiscal Carmen Launa, esta ha señalado a Martínez Tello que los directivos de Bankia «estaban convencidos de que había una aprobación limpia». «De eso nada», ha replicado, señalando que el hecho de que hubiera un segundo plan, el Plan Rato 2, «significa que el Plan Rato 1 no valía».
Así, ha indicado que se permitió este plan, pero condicionado a medidas adicionales, y que en ellas se elevaba el saneamiento. «Realmente era ‘vuelve en septiembre a otro plan'», ha dicho, a lo que la fiscal ha comparado el banco con un estudiante que no supera los exámenes finales: «Vuelve en septiembre porque has suspendido en junio», ha dicho Launa. «Eso es», ha ratificado Martínez Tello.
SIN RATO NO HAY GESTIÓN
En todo caso, este Plan Rato 2 «se da al traste» con la dimisión del ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) en la primera semana de mayo, y la entrada de un nuevo equipo gestor liderado por José Ignacio Goirigolzarri. «Cuando dimite el señor Rato, se nos escapa absolutamente la gestión», ha reconocido el antiguo responsable de Supervisión
Precisamente, ha señalado que el nombre de Goirigolzarri «surge» cuando se trabajaba en un «plan ambicioso» para la entidad y se buscaba «credibilidad en el mercado» y que el mercado «creyera» que sí iba a cumplir el plan estratégico de la entidad.
En todo caso, Martínez Tello ha señalado que el propio Rato se reunió con él, ante la ausencia del entonces gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, y su ‘número dos’, ambos de viaje en el extranjero, para pedirles ayuda para convencer a Goirigolzarri de que entrara en la entidad porque «se muestra muy remiso».
BANKIA HABRÍA SIDO VIABLE DE ACABAR EL SEGUNDO PLAN
Martínez Tello ha señalado que la entidad necesitaba reestructurar su estructura y «refuerzos» de capital, pero cree que habría sido viable de haber culminado el segundo plan de Rato, que en todo caso no llegó a ser presentado más allá de un borrador días antes de presentar su dimisión.
Además, ha señalado que en todo caso, la entidad «cumplía formalmente» con los primeros requisitos de capital del primer decreto del recién estrenado ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, pero que aun así «no acabábamos con la desconfianza», y que para ello creía necesario un cambio de gobernanza, un plan de desinversiones y un refuerzo adicional de ayudas.
«EL ESTADO NO SOPORTARÍA QUE LOS NUEVOS PUDIERAN DIMITIR»
Respecto a las necesidades de capital que finalmente requirió la entidad, Martínez Tello ha señalado que, pese a que las estimaciones del Banco de España se quedaban en 13.000 millones –«Si acaso podía haber 3.000 millones adicionales para sujetar activos fiscales hasta la fusión», ha dicho–, ha dicho que estas cifras son «muy complejas, habiendo un problema de credibilidad tremendo».
«Ajustar la cifra no es tan importante como transmitir confianza», ha señalado, subrayando que «la condición» que el Banco de España entendía que «habían puesto los nuevos gestores» era la aceptación por parte de las autoridades de la cifra de capitalización que estimaran ellos, de la mano con Goldman Sachs. «Lo que no soportaría el Estado es que los nuevos gestores pudieran dimitir», ha asegurado.
«UN POLÍTICO JUEGA A CONTENTAR A MÁS PARTES»
Preguntado si el Banco de España hubiera pedido cambios en la gobernanza de la entidad a cambio de ayudas, Martínez Tello ha respondido que «depende», recordando que otras entidades recibieron ayudas pero que sus gestores continuaron al frente de las mismas.
En todo caso, sí que ha manifestado su preferencia por que la gestión de Bankia, al igual que del resto de entidades, esté dirigida por «exclusivamente profesionales», y que en el caso de esta en concretó «se pidió que hubiera un consejero delegado».
«Es más fácil que tome decisiones difíciles un profesional bancario que un responsable político, que juega a contentar a más partes», ha apostillado, incidiendo que para el Banco de España «lo ideal» pasaba por una presidencia no ejecutiva, dedicada a la estrategia y al control, y un consejero delegado «que lleve más el día a día» y que se sitúe por encima de los directores generales.