La tasa rosa, el impuesto machista que solo DIA y Canarias eliminan

Pagar impuestos es algo común para cualquier ciudadano en España. Pero si eres mujer, la situación es peor porque los productos relacionados con la higiene femenina, como compresas y tampones, siguen gravados por un 10% de IVA, mientras que otros simplemente son más caros por ser de color rosa. Resulta curioso que en pleno siglo XXI existan este tipo de desigualdades. Acabar con esta tasa invisible es una reivindicación mundial que solo países como Canadá, regiones como Canarias y cadenas de supermercados como DIA eliminan e invitan a pensar que no será eterna.

Así, las compresas, el caviar o el abono transporte tienen en común una cosa, que están gravados por el IVA reducido, que en España es del 10%. Y esta misma comparación la podemos hacer con Canarias, Canadá o DIA. Las tres tienen en común una cuestión. Y es que han puesto medidas –cada uno a su manera– para eliminar un impuesto sinsentido para las mujeres.

La cuestión es simple: ¿debería estar gravado por un impuesto superreducido del 4% o directamente no tener ningún tipo de IVA? Aquí las voces en torno a esta polémica son discordantes, pero si es cierto que hay un amplio movimiento social –feminista o no– que desea acabar con ella. Y hay quienes ya han puesto medias.

A partir del 1 de enero de 2018 las mujeres en canarias no pagarán los impuestos indirectos por la compra de productos de higiene femenina. El gobierno canario, asumiendo una propuesta de Podemos, ha incluido en el proyecto de presupuestos autonómico para el año próximo la eliminación del impuesto en estos productos, más conocido en Canarias como el Impuesto General Indirecto Canario (IGIC).

A su vez, en el Parlamento andaluz, la diputada por Ciudadanos Marta Bosquet, defendió este verano una proposición no de ley por la cual se insta a eliminar las tasas que encarecen ciertos productos y servicios de carácter personal usado por las mujeres.

A través de la web de Clarel los 28 de cada mes DIA elimina el IVA de los productos femeninos

En el caso de la cadena de alimentación DIA, desde hace seis meses aplican una vez al mes, esta filosofía. A través de la web de Clarel los 28 de cada mes elimina el IVA de estos productos. Un día, el 28, no elegido al azar y si por su simbología. “Clarel.es ha puesto en marcha esta iniciativa porque es una marca comprometida que conoce la realidad de muchos hogares donde, todos los meses, las compresas, los tampones y los protegeslips se convierten en productos de primera necesidad para las mujeres”, indica la cadena.

Si en España solo hay pequeños gestos en favor de eliminar este impuesto, hay países que nos sacan mucha ventaja. Canadá, Kenia, Irlanda y algunos estados de EEUU tienen exención de impuestos para estos artículos femeninos.

El impuesto invisible

La tasa rosa tiene distintas vertientes. Más allá del IVA que puedan o no soportar algunos productos femeninos, hay algo aún más preocupante: el hecho de que muchos productos y servicios cuestan más cuando son para mujeres que para hombres. Eso quiere decir que cuchillas, cremas, desodorantes e incluso champús forman parte de la larga lista de productos que son más caros si son para las mujeres. Algo que, a su vez, alimenta una tendencia tachada de machista.

Se trata de un impuesto invisible, pero que al final de mes se traduce en un incremento del precio de la cesta de la compra para las mujeres. También se conoce como pink tax o woman tax. Y no son solo nombres, sino que se ha convertido en un movimiento social que lucha contra esta desigualdad. De hecho, en Francia el movimiento francés Georgette Sand ha llegado a promover investigaciones en algunos supermercados.

[td_block_11 custom_title=»» separator=»» post_ids=»41939″ limit=»1″ css=».vc_custom_1496993590403{border-top-width: 1px !important;border-right-width: 1px !important;border-bottom-width: 1px !important;border-left-width: 1px !important;padding-top: 5px !important;padding-right: 5px !important;padding-bottom: 5px !important;padding-left: 5px !important;border-left-color: #000000 !important;border-left-style: solid !important;border-right-color: #000000 !important;border-right-style: solid !important;border-top-color: #000000 !important;border-top-style: solid !important;border-bottom-color: #000000 !important;border-bottom-style: solid !important;border-radius: 4px !important;}» tdc_css=»»]

“Esta tasa no es homogénea, sino que puede aparecer de muchas maneras. Puede ir de cosas tan absurdas como el color, la composición de los productos y de esa manera se justifica ese mayor coste, pero sin que realmente esas alteraciones supongan ninguna funcionalidad, ni alteración del sentido del artículo en sí”, según la diputada de Ciudadanos.

Basta con acercarse a un supermercado para comprobar las diferencias en precio. A veces solo se trata de algo tan irracional como el cambio de color. Una misma maquinilla de afeitar cuesta más si es rosa que si es de color azul. Ocurre lo mismo con perfumes y hasta con juguetes infantiles. Bajo el hashtag #womantax las redes sociales como Twitter están inundadas de ejemplos que no parece que vayan a corregirse.

En definitiva, el precio por ser mujer aún sigue siendo caro. Y el camino para poder fin a la tasa rosa y los impuestos es largo, pero no por ello eterno.