La formación de los autónomos es un tema siempre controvertido, porque todos estamos de acuerdo en que es algo esencial, pero no se potencia demasiado desde los Poderes Públicos. Esto provoca que los profesionales por cuenta propia se queden atrás en cuestiones tan importantes como la protección de datos o la ciberseguridad.
Además, un autónomo que no está al día en ciertas materias es un profesional que va perdiendo competitividad y, en una economía como la nuestra en la que las pymes y los autónomos son los grandes generadores de empleo, no es para nada viable que estos profesionales no sean todo lo competitivos que deberían.
Nuevo Plan de Impulso de la Formación Profesional para el Trabajo Autónomo y la Economía Social
Este plan público de formación presentado hace ya algunas semanas está dotado con un fondo de 3,4 millones de euros. De ellos, 2,55 millones de euros se van a destinar a la formación de los autónomos y 850.000 euros irán destinados a economía social.
Uno de los objetivos es detectar las necesidades de formación de los autónomos, pero también se busca prestar asesoramiento y reorientación en materia de emprendimiento. Para ello, se llevará a cabo una importante labor de difusión de las ayudas puestas en marcha.
Un acuerdo para la formación de los autónomos que ha escuchado su opinión
El Plan de Impulso de la Formación Profesional para el Trabajo Autónomo y la Economía Social es fruto de la negociación entre el Ministerio de Trabajo, las organizaciones de los autónomos y las organizaciones relacionadas con la economía social.
La Ministra ha destacado el papel fundamental de los autónomos en la recuperación económica y su capacidad para crear empleo estable y de calidad. Pero para que esto sea posible es esencial que los autónomos sean competitivos e innovadores, algo para lo que necesitan una buena formación.
La formación de los autónomos es la asignatura pendiente
A nivel público la formación de los autónomos es un tema al que nunca se le ha prestado mucha atención, a pesar de ser muy importante de cara a la evolución de la economía del país. Una buena prueba de ese desinterés es que los autónomos cotizan desde hace un par de años por formación bonificada, pero no acceden a ella.
De la cuota mensual que paga cada trabajador dado de alta en el RETA un 1% se dedica a formación profesional. Sin embargo, se da la paradoja de que ninguna ley ha regulado cómo debe ser el acceso de los autónomos a los créditos de formación bonificada. El resultado es que todos los profesionales por cuenta propia están pagando por algo a lo que no pueden acceder, y ello a sabiendas de que la formación es un tema fundamental.
Seguir aprendiendo es primordial para los autónomos
Un profesional que pone en marcha su propio negocio tiene que atender a cuestiones muy diferentes que abarcan desde su trabajo en sí mismo a la gestión de la contabilidad, hacer marketing, seleccionar personal, etc. Y todo esto implica una serie de conocimientos y capacidades que el autónomo no tiene por qué tener antes de empezar su actividad.
El autónomo suele orientarse hacia la microgestión, porque muchas veces no tiene recursos suficiente para externalizar ciertas tareas. El resultado es que tiene que llevar a cabo muchas gestiones para las que no tiene conocimientos suficientes, y esto afecta a su productividad y a su competitividad, porque está dedicando más tiempo del que debería a cuestiones que podría resolver fácilmente si tuviera más formación.
Los profesionales optan por formarse por su cuenta
Pero todos sabemos que un autónomo no se rinde fácilmente. Quién decide empezar a trabajar por su cuenta es plenamente consciente de que va a tener que hacer frente a innumerables retos a lo largo de su vida profesional. De ahí que la mayoría de los trabajadores por cuenta propia opten por formarse por su cuenta.
Esto lo hemos notado especialmente durante la pandemia. En lugar de estar tranquilos en su casa, muchos de los autónomos que tuvieron que paralizar su actividad durante el confinamiento aprovecharon ese tiempo libre del que normalmente no disponen para formarse en cuestiones tan importantes como la transformación digital.
Un autónomo bien formado es un autónomo con futuro
Está demostrado que los emprendedores bien formados tienen más posibilidades de éxito que aquellos que no cuentan con una buena formación. Y no estamos hablando necesariamente de títulos universitarios o de grado superior, porque para gestionar un negocio hace falta saber un poco de todo.
Incluso en aquellos casos en los que el profesional ha decidido delegar una tarea, siempre quiere tener unas ciertas nociones sobre ella para no estar totalmente “perdido”. Así, puede que un autónomo no haga la contabilidad de su negocio, pero seguramente se ha molestado en aprender un poco sobre esta materia. Y es precisamente ese interés en conocer más y mejorar lo que lleva a los profesionales a seguir avanzando en su carrera profesional.
¿Cómo serán las nuevas medidas de formación de los autónomos?
Parece que ahora la situación podría estar a punto de cambiar y que desde los Poderes Públicos se quiere poner el foco en la formación de los profesionales que trabajan por cuenta propia. Pero por el momento no sabemos cómo se va a desgranar el Plan de Impulso de la Formación Profesional para el Trabajo Autónomo y la Economía Social.
Se intuye que existe interés en conocer las verdaderas necesidades formativas que tienen los autónomos, y es probable que a ello se destine buena parte del dinero. Después, es previsible que se vayan organizando cursos que permitan de verdad cubrir las carencias formativas de los profesionales por cuenta propia.
La formación como objetivo para 2021
Mientras tanto, seguro que muchos autónomos van a arrancar 2021 con nuevos objetivos de formación. Aunque tengan que sufragar los cursos por su cuenta y hacer malabares para poder compaginar su vida profesional con la formación, la estadística nos demuestra que la inmensa mayoría de los autónomos quieren mejorar sus capacidades y están dispuestos a hacerlo.
Puede que 2021 no vaya a ser tampoco un año sencillo, pero la experiencia vivida en 2020 ha demostrado incluso a los autónomos más reticentes al reciclaje profesional y a la innovación que se trata de una cuestión esencial para su supervivencia.