Ya es una realidad la noticia que muchos esperaban, pero también la que muchos temían: Santiago Ojeda ha vuelto a Sueños de libertad. En la piel de Gabriel de Mulder, el personaje regresa a la historia con el peso de su historia pasada y con una sombra de misterio que ha hecho volar de nuevo la imaginación de sus espectadores. La expectación era tan grande que antes incluso de su esperado regreso a la pantalla, las redes sociales ya ardían cada vez que caía alguna pista por parte de la producción, dando rienda suelta a las especulaciones y análisis que llevaban adelante los seguidores.
UN PASADO QUE SIGUE PESANDO EN «SUEÑOS DE LIBERTAD»

Para dimensionar la importancia de este regreso es necesario mirar, atrás, a la primera etapa de Santiago Ojeda en la ficción. Un comercial de Perfumerías de la Reina que en un primer momento parecía anodino, pero que en breve se convertía en un certero retrato oscuro de la obsesión y de la violencia, donde la relación que desarrolló con Fina se convertía en un antes y un después del tono de la serie.
Cada vez que Fina rechazaba los avances de Santiago, este daba un paso hacia su versión más peligrosa: denunciarla ante la Guardia Civil por relación con otra mujer, un punto culminante que hacía que el personaje acabase en la cárcel. Ni en la cárcel, donde se debía haber sometido al silencio, Santiago cruzaba las fronteras que le permitían el personaje.
Marta, amiga y colaboradora de Fina, asumió el control de la situación por medio de Damián, cuya ayuda a la causa fue decisiva para conseguir que Fina se liberara y para que el propio Santiago de Toledo se fuera de una vez con amenazas y sobornos. Pero por muy largas que fueran las distancias ni las advertencias suponían un freno a su ansia de hacer daño, incluso tratando de manipular a Pelayo en un intento de hacer daño indirectamente a sus enemigas.
TEORÍAS QUE SE HACEN REALIDAD DE LA VENGANZA AL CAOS

ssEl anuncio de su regreso ha abierto la caja de Pandora e, inmediatamente, ha desatado una verdadera tormenta con teorías de los seguidores de «Sueños de Libertad». Hay quienes ven el propio Santiago como el perfecto detonante para un dramático clímax en el que se pone a prueba las lealtades y los pactos de la propia serie. La hipótesis más extendida es la de una venganza definitiva motivada por esos pactos que, orquestada por Marta o Fina, acabaría con la vida del antagonista y lo lograría cubrir, además, gracias a su círculo de amigos.
Otros, en cambio, especulan en el sentido de un repentino giro trágico para Fina, en el que Santiago se convertiría en el responsable de su muerte. Aunque posiblemente improbable, el encuentro supondría un golpe narrativo devastador para aquellos seguidores más acérrimos. En redes sociales, muchos coinciden en que sería un desenlace tan doloroso como magistral a nivel de guion.
Una tercera opción enfatiza que incluso la mera presencia de Santiago derrocaría el ya delicado pacto de conveniencia que han llegado a mantener Marta y Pelayo. Que su regreso provocase una reactivación de las tensiones significaría que la complicidad que han alcanzado podría saltar en pedazos y arrastrar a otros personajes clave. Se trata, desde luego, de un escenario de intriga que encaja con la habilidad de Santiago para ocasionar discordia sin necesidad de recurrir siempre al uso de la violencia directa.
UN REGRESO EN EL MOMENTO MAS BRILLANTE DE LA SERIE

En lo que respecta a la audiencia, Sueños de libertad está figurando en uno de sus números más altos. El 6 de agosto la serie se marcó su récord histórico con un 15,7% del share y una media mensual en la que la serie se aproxima a una media de 1,2 millones de espectadores diarios. La entrada de un personaje tan polémico puede ser el combustible ideal para mantener —o incluso superar— este retorno triunfante.
El equipo creativo parece tener claro todo el potencial dramático que cumpliría Santiago. La ejecución de su regreso aparece en uno de los puntos en que ya serán densas las tramas, y por eso se le podrá enhebrar sin parones ni extensas explicaciones, como si cada aparición suya pudiera funcionar casi como una chimenea espoleadora de conflictos, convirtiendo la manera narrativa a un ritmo igualmente acelerado en dirección a la combustión.
No es exigua la representación de que, de no mediar una sencilla novedad, la ficción alcance en este movimiento nuevos picos de interés, y la pregunta flota si Santiago se queda o si su reaparición es de corta duración aunque intensa. El final de su historia puede convertirse en uno de los hechos más comentados en la televisión nacional en este año.