El Gobierno ‘pierde’ el tren de CAF para mantener la españolidad de Talgo

Desde que se anunció el interés de la empresa húngara Magyar Vagon en adquirir Talgo es evidente que para el Gobierno se ha vuelto clave mantener la españolidad del fabricante de trenes. No solo han defendido la importancia que tiene la empresa para el funcionamiento correcto del sistema de alta velocidad en España, debido a las patentes sobre los vagones y trenes de ancho variable, sino que incluso el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, clasificó a la empresa como «estratégica» por su peso a nivel de seguridad en el país en un momento delicado en Europa. 

En esa circunstancia, el comprador favorito del Gobierno parecía ser CAF. Había motivos para pensar que la empresa fabricante del País Vasco podía dar el paso y ser el caballero blanco que salvara a Talgo de las manos de los húngaros y de la influencia directa de Viktor Orbán. Pero como han revelado fuentes de la empresa a este medio, la empresa no tiene ningún interés en sumarse a los esfuerzos para mantener la españolidad de Talgo, pues están preocupados por mantener sus propios objetivos empresariales. No les encaja, por ahora.

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Pero el poco interés de CAF tampoco parece haber tomado por sorpresa al Gobierno. Según fuentes del mismo, en realidad, ni siquiera ha habido un acercamiento con la empresa, de lo que se desprende que no consideran que puedan considerarla un apoyo para la compra de Talgo, incluso a pesar del deseo de crear una gran empresa ferroviaria española. Es una decisión curiosa, sobre todo cuando, según se ha publicado, sí que han tocado la puerta de Criteria como socio para evitar la compra húngara con una opción española, y cuando lo que necesitan es precisamente un socio industrial.

No es menor. Si el nombre de CAF aparecía en la órbita de la situación de Talgo es por qué esta última tiene un problema para cumplir en fecha con los pedidos que tiene pendientes. La historia de los Avril de Renfe es el caso más conocido, pero hay entregas pendientes en Alemania y Marruecos, con la carga de trabajo en todas las fábricas asegurada hasta 2029, por lo que el socio industrial es necesario si se quiere evitar la opa. Es que incluso si el Gobierno consigue aplicar la «ley antiopas» aprobada durante la pandemia, es evidente que la realidad de la empresa pide un socio comercial.

HAY POCAS OPCIONES SOBRE LA MESA PARA PROTEGER LA ESPAÑOLIDAD DE TALGO

Pero la realidad es que sin la presencia de CAF en un posible acuerdo, hay muy pocas opciones al Gobierno. Otro socio europeo puede ser una opción, pero los sospechosos habituales tampoco han levantado la mano para adquirir Talgo y negociar con Magyar Vagon para que en lugar de una opa haya un acuerdo que permita el ingreso de capital español para proteger la «españolidad» de la empresa y también permitir uso de las fábricas húngaras sería de igual modo una muestra de debilidad. 

Y es que aunque el propio Pedro Sánchez ha tenido cuidado de asegurar, simplemente, que se revisaran las condiciones de la oferta, tanto el Ministro de Industria, Jordi Hereu, como el de Transportes ha defendido que harán «todo lo posible» para evitar la opa. De hecho, Puente directamente aseguró que se estaba haciendo lo posible para armar la opción española, aunque es complicado imaginar que lo consigan sin el apoyo de CAF. De momento, los tiempos de la opa sobre Talgo continúan, motivo de celebración para los húngaros y para los accionistas actuales del fabricante de trenes. 

TALGO Y SUS PENDIENTES SIGUEN OBLIGANDO LA COMPRA 

La realidad es que a pesar de los deseos evidentes de evitar la opa húngara, el dinosaurio sigue allí. Los pendientes de Talgo hacen que sea necesario un socio empresarial, y simplemente rechazar la compra dejaría a la empresa en una situación crítica, que recordemos que ya ha llevado a sanciones económicas de la propia Renfe debido a varios retrasos en la entrega de los trenes Avril, claves para las nuevas rutas del AVE. 

Por tanto, que no cuenten con el apoyo de CAF es un duro golpe para los deseos del Ejecutivo. Lo cierto es que si a esto se suma que desde la propia fabricante no parecen demasiado incómodos con que los húngaros sean sus nuevos dueñosy el esfuerzo evidente del gobierno de Hungría para que la compra salga adelante, la presión en este momento está sobre el Gobierno para buscar una respuesta. 

El reloj juega en contra, e incluso Talgo parece contar con que tendrá una mayor capacidad industrial próximamente, pues sigue sumando nuevos pedidos de trenes, mientras que el proceso de la opa continua. Será llamativo saber si habrá alguna solución, o si el Gobierno tendrá que asumir la presencia de una empresa conectada directamente a Viktor Orbán, y quizás a Rusia, como parte del rompecabezas del sistema de alta velocidad en el país.