Hoy, Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, Merca2 pone su foco sobre este asunto: El Foro de la Economía del Agua advierte que el 75% del territorio español (peninsular e insular) es potencialmente desertificable; es decir, que sus suelos fértiles actuales pueden llegar a convertirse en desiertos si no se toman las medidas adecuadas para evitarlo o minimizar el impacto de los cambios climáticos que esta zona del planeta experimenta desde hace décadas.
Además, ya un 20% de la superficie de nuestro país tiene problemas de desertificación más o menos avanzados. Por eso la planificación hidrológica y la gestión racional del suelo para luchar contra este fenómeno, al que España es especialmente vulnerable, debería convertirse en una prioridad de Estado.
El Foro de la Economía del Agua es una iniciativa auspiciada por la Universidad de Alcalá (UAH) y la Universidad de Granada (UGR), liderada por un grupo de académicos en el marco del programa de actividades en conmemoración del IV Centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, que tiene como objetivo promover soluciones para uno de los grandes retos de nuestra sociedad: el agua, tanto en la agenda política mundial como en la europea y española en particular.
La desertificación es un problema multicausal motivado principalmente por las variaciones climáticas (entre ellas, las sequías) y la acción humana.
«!– /wp:paragraph –>
¿CÓMO MITIGAMOS LA SEQUÍA?
Debido a eso, los planes hidrológicos y de control de la sequía, deben tener en cuenta el problema de la desertificación e incorporar criterios y parámetros que permitan mitigar los efectos de este fenómeno.
A esta cifra del 20% de la superficie española con problemas de desertificación más o menos avanzados, calculada desde la perspectiva de la erosión del terreno, habría que añadir los territorios afectados por el deterioro de las aguas subterráneas, que tienen también una gran importancia en este proceso, informa Jaime Martínez Valderrama, investigador postdoctoral en la Estación Experimental de Zonas Áridas en el CSIC y autor del libro del Foro de la Economía del Agua que será publicado próximamente.
De hecho, el 40% de los acuíferos en España se encuentra en mal estado
La desertificación, que Naciones Unidas define como la degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, requiere soluciones basadas fundamentalmente en la planificación hídrica y la gestión racional de nuestros territorios, teniendo en cuenta todas las vertientes (forestal, agraria y demográfica) y sin perder de vista la perspectiva económica.
«Gestionar el suelo de manera sostenible y entenderlo también como un medio de generación de riqueza para las personas que lo habitan es el mejor modo de implicar colectivamente a la sociedad en la lucha contra su deterioro», resalta el presidente del Foro de la Economía del Agua.
LA AGRICULTURA JUEGA UN ROL CLAVE
En esta triple vertiente, la agricultura para prevenir la erosión y los incendios forestales, así como herramienta de vertebración del territorio, juega un rol protagónico en este desafío climático global, regional y nacional.
«Además de contribuir al principio de la seguridad alimentaria del país, la agricultura genera externalidades positivas, como la protección y conservación de los suelos y la fijación de población al territorio. Se trata de una actividad con una alta demanda de agua pero que contribuye en paralelo a paliar los efectos negativos del fenómeno de la desertificación», añade Francisco Lombardo.
Los académicos y científicos que han participado en estas investigaciones, subrayan la importancia de apostar al máximo por la sostenibilidad de esta actividad a través de cultivos de calidad, adaptados al cambio climático, con un valor añadido alto y una menor exigencia de riego.
Y siempre «teniendo en cuenta las posibilidades del territorio y su situación hídrica, de modo que su gestión sea sostenible a largo plazo», indica Valderrama
LA PLANIFICACIÓN HIDROLÓGICA CONTRA LAS SEQUÍAS
El Foro de la Economía del Agua destaca la planificación hidrológica como el otro gran pilar para abordar la desertificación, ya que, aunque las sequías y la escasez de agua no son la causa principal de este fenómeno, la escasez de agua aumenta la aridez de los terrenos y su degradación.
«Los planes hidrológicos, así como los de sequía, aunque no sean el instrumento específicamente indicado para ello, deben tener en cuenta el problema de la desertificación e incorporar criterios y parámetros que permitan mitigar los efectos de este fenómeno», apunta Lombardo.
El lema que la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha escogido este año para el Día Internacional contra la Desertificación es «Mujer. Sus tierras. Sus derechos», que exhorta a invertir en la igualdad en el acceso de las mujeres a la tierra y a los bienes asociados, como inversión directa en su futuro y en el de la humanidad.
las mujeres de todo el mundo dedican 200 millones de horas diarias a recoger agua, estima la ONU
El principal organismo multilateral del planeta recuerda hoy el gran peso de la mano de obra femenina en la agricultura y su escasa presencia en la propiedad de las tierras, así como el escollo que representan las dificultades de acceso al agua para las mujeres, que dedican en todo el mundo 200 millones de horas diarias a recoger agua.
IMPACTO DE LA SEQUÍA EN NUESTROS BOLSILLOS
Sin lluvia suficiente en primavera, aunque hubo semanas de chubascos, inundaciones y hasta granizadas en las últimas semanas, es posible que los campos españoles produzcan en 2023 menos alimentos que otros años.
Y en un mercado abierto como el nuestro, cuando la oferta disponible baja y la demanda se mantiene o crece, los precios tienden a subir. Así que la España que ya encadena dos años de sequía, podría recibir más golpes al bolsillo este año.
Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics, asegura que el impacto de la sequía sobre los precios de los alimentos no será inmediato, sino más bien que esto podría llegar a ocurrir en los próximos meses.
Sin embargo, ya el Instituto Nacional de Estadísticas reportó en mayo un alza de más de 13% en alimentos y bebidas
La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) y otras organizaciones agrarias, por ejemplo, destacaron en primavera que en el sector agrario español lo primero que se podía resentir este año era el cereal (cebada, trigo o centeno, cuya cosecha se inicia en breve), pero que próximamente se notará la merma de producción de frutas, hortalizas, aceite, almendros de secano, vino, arroz y apicultura, entre otras, «con el subsiguiente encarecimiento del precio de estos alimentos, ya de por sí afectados por el alza de los costes de producción» y las cosechas perdidas con las granizadas. A menos que las importaciones baratas logren compensar esos juegos del mercado.